“Mi querido amigo: le doy las gracias por haberme dado a leer estas ‘Leyendas de Guatemala’ del señor Miguel Ángel Asturias. Como escritor tiene suerte, porque la traducción de su trabajo es deleitable, por lo tanto, excelente; es decir, bella, pero fiel. Una buena traducción tiene las virtudes de una esposa romana: egregia coniux. En cuanto a las leyendas, me han dejado traspuesto. Nada me ha parecido más extraño –quiero decir más extraño a mi espíritu, a mi facultad de alcanzar lo inesperado– que estas historias-sueños-poemas donde se confunden graciosamente las creencias, los cuentos y todas las edades de un pueblo de orden compuesto, todos los productos ‘capitosos’ de una tierra poderosa y siempre convulsa”, leemos en la carta que el célebre poeta francés Paul Valéry escribió al señor Francis de Miomandre.