Tras la honda oscuridad, la desgracia y la constante ceguera de los hombres que se nos revela en Los Heraldos Negros como en Trilce, el poeta peruano César Vallejo persigue, a través de las obras postreras, una nítida conciencia de sus orígenes y causas. Evoquemos cómo aquel “fósforo y fósforo en la oscuridad” mostrará las proporciones de un incendio “demasiado humano”, pues toda su esencia arderá semejante a una “zarza sin quemarse”: “Al pie del frío incendio en que me acabo”. He aquí la “alienación” humana, la “deshumanización” dentro de una historia más que social, de raíz natural. Una geografía “inhumana” que el propio Vallejo asume en primera persona durante todo el tiempo.