Desde el lugar más pequeño del mundo puede observarse todo el universo. Eso mantienen los poetas alemanes, esa misma estela la prosiguieron los bardos gallegos, los que sabían la lengua de los teutones y traducían el mundo al saber de la aldea, de lo próximo, de lo abarcable. Eso sabemos los que tenemos el privilegio de participar del Foro La Toja, incluso podemos atestiguar que en los legendarios pasillos del Gran Hotel es donde mejor navegan los secretos de Estado, las confidencias de los grandes economistas, los runrunes amortizados por el contraste de las verdades palmarias. No cualquier lugar puede ser considerado el centro del mundo, y la pequeña Isla lo es durante los días del encuentro atlántico.