La opinión de

‘As arpas de Breogán’ en el ‘Himno Galego’ de Veiga y Pondal

“Despóis unha cidade foi fundada por Breoghan na España: Brigantia o seu nome; no frente dela, que é chamada Torre de Breoghan: unha placente e deleitosa morada, e un lugar pra velar e vixiar: era aquelo. Naceron fillos e este Breoghan despóis en España; éstes son os seus nomes: Bregh, Cuala, Cualinge, Blad, Muirthemme, Eble, Nar, Ith e Bile”, leemos a través de las páginas de los Libros das Conquistas que constituyeron el manantial de donde bebió Eduardo Pondal, el bardo gallego de Ponteceso, glorificando al divino Breogán.

Atacama, los incas y guaraníes de Chile

El “roto” norteño de Chile –tan superior al sureño– es posible que sea una huella mezclada con la vieja civilización de Atacama y de los pescadores neolíticos del litoral. Pues, en efecto, en los salares atacameños se hallan, incluso en nuestros días, algunos islotes puros, si bien degenerados, de estos antiguos pobladores. Si nos remontamos al año 1200 después de Cristo, constataremos las invasiones parciales. Una de ellas, los “chinchas”, asimismo descendió de los Andes a la altura de Atacama y Coquimbo, venidas de las “pampas” del este: los “diaguitas”.

Fuentes de inspiración literaria en el ‘Himno’ de Eduardo Pondal

Además de Florián de Ocampo –Cronista de Carlos V, de linaje gallego– y sus conocimientos historiográficos acerca del dios Breogán, junto con las “glosas” de Joan Anio o Joan de Viterbo, existe otra fuente de propagación de tales tradiciones. Pues, en efecto, el hecho de que España intentara ayudar a Irlanda, sin comprenderla, a juicio de Mathew, manifiesta unas estrechas relaciones de nacionalidad. A este propósito dedicó un libro el notorio historiador Emilio González López, quien tantísimos datos compilara sobre este tema. Hagámonos ahora la siguiente pregunta: ¿cuáles fueron los más significativos episodios de estas relaciones, en Galicia? La estancia de Stukeley en Viveiro en 1570 o la formación del Cuerpo de Voluntarios para la expedición Fitzmaurice en 1579.

Orígenes y evolución histórica de Chile

“Hay hombres que tienen cierta locura heroica y empeñada cuando se proponen realizar una idea. Así, aquella mañana del 22 de noviembre de 1520 debió parecer un desatino a los capitanes españoles,...

El ‘Fogar de Breogán’ en el ‘Himno Galego’ de Eduardo Pondal

“Tal é o trazado do ‘Himno’ en que o cantor dos ‘Rumores’ e dos ‘Queixumes’ espallou pra os galegos a verba dos arbres benqueridos da súa terra, aqueles mesmos do ‘pinal de Tella espeso’ que invocaba o cativo bergantiñán de ‘A Campana de Anllóns”, recapitula el admirado escritor y profesor, siempre en nuestra memoria, Don Xosé Fernando Filgueira Valverde en su estudio monográfico O Himno Galego: Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal, Caixa de Pontevedra, Pontevedra, 1991.

El portugués Malgalhães y los capitanes españoles, en Chile

“He leído cientos de libros que me mostraban las necesidades de Chile, la importancia de Chile, el orgullo de ser chilenos: ninguno de ellos me hizo sentir el placer de ser chileno. Por lo menos, yo no supe gustarlo hasta que escribí el mío”, asevera, ni corto ni perezoso, Benjamín Subercaseaux en el ‘Prólogo’ de su libro Chile o una loca geografía, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, abril de 1988, cuya primera edición corresponde a la ‘Empresa Arcilla, S.A.’, año de 1940. Esta sexta edición de ‘Editorial Universitararia’ corresponde a la décimonovena edición de la misma obra.

Contenido de las “estrofas” del ‘Himno Galego’ de Pondal

Si en el segundo “estadio” del ‘Himno Galego’ los pinos dirigen a Galicia su respuesta, contemplándola abrazada de verdor, esto es, al mismo tiempo la evocación agraria y el símbolo de esperanza, y con buen destino, “afiuzada polos astros”, Galicia siempre valerosa, erguida de vetustos “castros”, ahora debe volver a su acorde, teniendo como aguijón el mismo ultraje que la leyenda negra arrojó sobre ella: “o fogar de Breogán”. Nos encontramos ya en el tercer “estadio”, mientras continúan hablando “os piñeiros”. Ellos distinguen a aquellos que comprenden su voz y “maltraen” a quienes no saben comprenderla, que son “os fillos desleigados”.

El historiador chileno Benjamín Subercaseaux explica su Geografía

“Es más fácil escribir un libro que tratar de explicarlo. En verdad, las geografías no necesitan de un prólogo para ser entendidas, y esta precaución es de rigor solamente en aquellos libros que salen un tanto del marco habitual”, afirma Benjamín Subercaseaux en su obra Chile o una loca geografía, Editorial Universitaria, 6ª edición, Santiago de Chile, abril de 1988. Obra que fue publicada originalmente por ‘Empresa Ercilla, S.A.’, 1940, siendo esta sexta edición de Editorial Universitaria correspondiente a la 19ª edición de la misma.

Las estrofas del ‘Himno Galego’ de Eduardo Pondal

El segundo “estadio” del “Himno Gallego” –el poema ‘Os Pinos’ del bardo Eduardo Pondal– está dedicado a los hermanos de Portugal, con una mención de Luiz de Camoens, el perenne autor de Os Lusíadas, la epopeya lusitana, que él poseía entre sus amados clásicos: “Os bos fillos do Luso/ nos vosos sons, ¡oh pinos!/ len os outros destinos,/ cun ardoroso afán,/ len nos rudos acentos/ do vate lusitano,/ no verbo soberano,/ dos fillos de Breogán”. Y el tercer “estadio”, la preocupación por los emigrados, quienes “peregrinan” y que, en una versión, son “dispersos”, en la variante que solicita sean liberados de los adversos destinos: “Xuntos, ceos, sostede/ ós celtas, que, a millares,/ por terras e por mares, peregrinando van:/ facede que se cumpran/ nos fortes peregrinos,/ os futuros destinos/ da raza de Breogán”.

La poetisa Gabriela Mistral y Benjamín Subercaseaux, en Chile

“Yo no sé que haya un empleo mejor de nuestras potencias que decir el terrón natal: cuando escribimos en la América con pretensiones de universalidad, suele parecerme un vagabundaje sin sentido, un desperdicio de la fuerza y un engaño infantil de nuestras vanidades criollas”, escribe la perenne poetisa y premio Nobel de Literatura (1945) Gabriela Mistral en ‘Contadores de patrias’, el prólogo del libro Chile o una loca geografía, editorial Universitaria, Santiago de Chile, 6ª edición, mes de abril, 1988, cuyo autor es Benjamín Subercaseaux. Imprescindible obra que originalmente fue publicada por ‘Empresa Ercilla, S.A.’ en 1940. Esta sexta edición de editorial Universitaria corresponde a la décimonovena edición de la misma.

La Naturaleza en el ‘Himno Galego’ de Eduardo Pondal

El vate de Ponteceso Eduardo Pondal no deseaba escribir para el ‘Himno Galego’ una página débil y lacrimosa. Lo expresó varias veces: por una parte, “e pois eu aborrezo os vulgares propósitos”; por otra, “non lle cantes cantos brandos pra adormecer ó rapaz”. Incluso en el propio ‘Himno’ lo sostendría: “Estima non se alcanza/ cun vil xemido brando…”. Frecuentes son en sus versos caracteres de poesía civil, también hímnica. Recordemos: “Honrados e duros, e fortes galegos…”. O bien: “Boandanza, saúde, raza de Breogán”, que nos muestra un desarrollo afín al de ‘Os Pinos’, además sobre idénticos motivos.

Arequipa y la “eterna primavera”

Anochece y, a lo lejos, sólo podemos columbrar el nevado relieve de los tres montes tutelares: el Chachani, el Misti y el Pichu-Pichu. De repente, he aquí la Villa Hermosa de Arequipa, de enorme resonancia en toda la historia del Perú, cuyo nombre se ha coronado por las acciones de su talante, el límpido frescor de su campiña y las gracias de su envidiable clima. Mas, ¿cuáles fueron los primeros pobladores que se establecieron en este lugar? Se estima que, cuando Mayta Cápac llegó hasta aquí, no halló habitantes reunidos sino tan sólo campesinos dispersos. Él fue, pues, el primero en fundar verdaderos pueblos en la región. “A la caída del Imperio Incaico, el valle de Arequipa no perturbó la aventura de las imaginaciones de los españoles –nos revela el historiador peruano Aurelio Miró-Quesada–. Pasaron por allí aunque sin detenerse. Así parece que cruzaron (seguramente más hacia el lado del mar) los compañeros de Ruy Díaz, al naufragar su nave en Pisco y tener que seguir por tierra en su viaje hacia Chile. Por allí también pasó Diego de Almagro, al regresar de la Nueva Toledo por la noticia de la sublevación del Inca Manco”.

Aspectos históricos del ‘Himno Galego’

“Pascual Veiga quedou noxado, despois do certame, e dimitiu da dirección do Orfeón coruñés, e morreu no 1906, fóra da sú Terra”, escribe el admirado profesor y literato Xosé Fernando Filgueira Valverde, eximio pontevedrés, en su insoslayable estudio O Himno galego. Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal, publicado por ‘Caixa de Pontevedra’, Pontevedra, 1991. En verdad que es preciso recordar cómo este músico entregó a Galicia dos de las obras más sobresalientes del siglo XIX. La realidad es que fue vilipendiado por eruditos y rivales: unos porque los temas eran escogidos de este o de aquel “gaiteiro”; otros, porque no eran del todo populares: que si su gran coral estaba inspirada en una “ladaíña” coruñesa del señor Peralta, hasta el extremo de discutir acerca de la paternidad del “Himno”.

La ciudad peruana de Puno y las andanzas del Conde de Lemos

Los aconteceres de la ciudad peruana de Puno dan comienzo en la segunda mitad del siglo XVII, cuando llegó a la región don Pedro Antonio Fernández de Castro, esto es, el célebre Conde de Lemos y Virrey del Perú, a fin de reprimir las revueltas y conjurar las insubordinaciones de los Salcedo, propietarios de las prósperas minas de Laycacota. “Hasta entonces –me comenta el señor Aurelio Miró-Quesada–, Puno era sólo un asiento pequeño, tendido, como otros tantos, en la ribera del Lago Titicaca, y cuyas modestas habitaciones se cubrían con techos altos y pesados de paja, para protegerse del viento y el frío cortante de la puna, el conocido ‘mal de altura”.

El ‘Himno’ gallego: Eduardo Pondal y Pascual Veiga

“A música do que compuxo Pérez Camino supónse do 1860 e leva verbas de M. Barros: ‘Erte, escoita, Galicia adorada/ dos teus fillos o dóce cantar’. Andrés Muruáis dou letra para dous: un de Felipe Paz Carvajal (‘Irmáns, con entusiasmo/ cantemos a Galicia’) e outro de Piñeiro, que semella feito para a Exposición de Pontevedra: ‘Coroadas de loureiro/ hoxe as testas vemos xa’. Varela Silvari fixo un con letra de Emilia Calé e outro máis sobre a poesía de Galo Salinas: ‘Ou, Galicia, erguida a túa testa/ e da groria por vredas de honor,/ conquerindo loureiros que a cingan/ xunta ás filas da soeva rexión’, que foi adoptado pola ‘Junta de Defensa de Galicia’, e que, como o de Francisco R. Núñez, do que logo falaremos, procede xa do concurso de 1890”, nos explica el inefable e ilustre profesor, siempre presente, Xosé Fernando Filgueira Valverde, en su estudio O Himno Galego. Da ‘Marcha do Reino de Galicia’ a ‘Os Pinos’ de Veiga e Pondal, publicado por ‘Caixa de Pontevedra’, Pontevedra, 1991.

El puerto de El Callao y el origen de su nombre

El puerto de El Callao y el origen de su nombre

 

“El Callao tiene una playa pedregosa, con guijarros grises o negruzcos que golpean con ruido seco cada vez que se retiran las olas –nos recuerda el inefable historiador peruano Aurelio Miró-Quesada–. Éste es, precisamente, el origen del nombre”. Pues, en verdad, Callao no proviene de la lengua “yunga” de la costa, como nos indicó Jiménez de la Espada, siguiendo la estela del señor Montesinos, quien, a su parecer, “callao” significaba “cardero”, el que hace cardas. Tampoco procede de la lengua “quéchua”: “callu” o “callu-o”, esto es, lugar de lengua de tierra. Ni de “calla”, costa, como supuso Mideendorf. Tampoco Callao y chalaco tienen su origen en las voces “aimaras”: “challua”, costa o pescado, y “challua-haque”, es decir, hombre de costa, tal como estimó el señor Torres Saldamando. Acaso más lógica es otra derivación de la lengua “yunga” de la costa: “xllac” o “shallak-o”, que significa hombre de mar, a juicio de Benvenutto Murrieta.

‘O Himno Galego’, la ‘Marcha Real’ y su música

“Polo que dí á garda e honores militares, no 1685, diante dos Pazos do Concello de A Coruña, rendíunos unha ‘Compañía de la Guardia’, con ‘Bandera alboreada’. Xa no 1697 consta que a bandeira se abatía tres veces. Os escribanos anotaban, con moito mimo, estas incidencias: o ano en que só se abatíu unha vez; cando, por acordo previo, non se renderan honores; cando se renderan dúas veces, e cómo os señores deputados, saúdan á bandeira ‘con la urbanidad de sacar los sombreros’ e correspondían ademáis ós saúdos dos espontóns”, leemos en las páginas de la monografía O Himno Galego. Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal, Caixa de Pontevedra, 1991, escrita por el nunca olvidado Xosé Fernando Filgueira Valverde, el insigne “petrucio” –junto con Ramón Otero Pedrayo– de las Letras Galegas.

Abancay, la gozosa flor peruana en el reposo

“Abancay es una población tranquila y recogida, con casas de colores claros y calles que se tienden a la caricia blanda de un clima templado y agradable –nos describe el reconocido historiador...

‘O Himno Galego’, un estudio del profesor Filgueira Valverde

“Dou resposta ós amigos que inquiren datos sobre a ‘Marcha Real’ de Galicia. Digo o pouco que sei: os eruditos da Coruña poderán aportar outros pormenores”, escribía el recordado profesor ensayista y literato Xosé Fernando Filgueira Valverde en su monografía O Himno Galego (Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal), Caixa de Pontevedra, 1991. Porque, en efecto, la melodía da “Marcha” se la había enseñado un afamado “gaiteiro” coruñés al viejo y “petrucial” Lugrís Freire, quien la anotó e hizo una armonización Pilar Castillo. “Déronme a copia en abril de 1924 –señala el profesor Filgueira–. Nos anos de 1930 podía ser escoitada en Lugo, á entrada na Catedral da representación do Antigo Reino, para a Ofrenda do Corpus, na única ocasión en que a Xunta tornaba a cobrar vida, por unhas horas, en turno das sete cidades”.

Chiclayo y la palabra de don Florentino

“Tenemos un ambiente suave, tranquilo, muy sosegado, sin la aspereza grandiosa de la Sierra, sin la fecundidad de la Selva o Montaña –me revela don Florentino, mientras su esposa doña Elsa, asiente y sonríe–, pues la Costa ofrece panoramas que pasan por lo general inadvertidos para los ojos duros, pero que siempre han de seducir a los poetas”. En el departamento peruano de Lambayeque, en Chiclayo, entre la perlada neblina y el presentido rumor de las olas que se van a tender sobre la playa, observamos dunas y cercos, adormecidos puertos, valles feraces pero breves. ¿Y cómo es?  Tres hallazgos de infinitud: los arenales, la niebla y, de fondo, “el soplo denso, perfumado del mar”.