En la aldea gallega de Lañas existe una ‘croa’, es decir, un ‘castro’ o montículo con numerosos peñascos donde habita, desde hace ya incontables años, una gallina que de cuando en cuando sale a la madrugada con su ‘rolada de pitos’: su amada pollada. Tales polluelos son de oro, mas nunca nadie ha sido capaz de arrebatar uno de ellos.