La resolución número 1.973 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que autorizaba una zona de exclusión aérea en Libia, respaldada por EEUU, Francia, Gran Bretaña y otros países europeos y árabes, con la abstención de potencias como China, Rusia, Alemania o Brasil, así como los posteriores bombardeos occidentales contra posiciones militares de Muammar al Gadafi, abre diversas perspectivas