Opinión

Gerês-Xurés: la Reserva de la Biosfera Transfronteriza

Estamos en Gerês-Xurés, la Reserva de la Biosfera Transfronteriza. He aquí los testimonios de la relación entre el ser humano y la Naturaleza, entre valles y colinas. Son los bosques y los extensos altiplanos donde se perpetúan marcas de esta simbiosis que se extravía en la infinitud del tiempo. Aquella que dilata sus tesoros en medio de los tesoros naturales que otorgan forma a la propia identidad de este admirable y hermoso territorio en que confluyen diversos escenarios bucólicos y geórgicos, aptos para descubrirlos en la geografía de Galicia y Portugal.

Gerês-Xurés: la Reserva de la Biosfera Transfronteriza

Ante nosotros, los eslabones de una inexorable cadena que supera fronteras, proyectándose en un área total de 267 mil hectáreas, donde se conservan diferentes “hábitats”, característicos de la flora local y de las especies endémicas, acompañadas de amorosa armonía desde el desarrollo social y económico. No en vano aquellas políticas de “protección ambiental”, adoptadas en el pretérito, hicieron posible mantener la “biodiversidad” de este ámbito transfronterizo, brindando gozosa y perenne vida a esta intrincada, por veces laberíntica, matriz “geomorfológica”, serpenteando a través de las corrientes de agua que conceden forma al propio espacio.

Silente misterio, atmósfera mágica que sobrevuela las distintas sierras. Documentos de la historia señalan la presencia de variados pueblos ante este espacio natural que nos regala un legado patrimonial tanto material como inmaterial. Él nos educa en la identidad de dos países galaico-portugueses, tanto tiempo entrelazados.

Insólitos poblados y paradigmas de imponente arquitectura, esmaltada de huidizos rincones, aguardando el instante de ser descubiertos y ufanamente vividos y redivivos por el recuerdo. Nos encontramos en el Parque Natural de la Peneda-Gêres. Después, en el Parque Natural de la Baixa Limia-Serra de Xurés. Maravillosa flora y fauna: un verde manto de arcádica belleza, recortado por las formaciones rocosas que acá mismo se crearon hace millones de años. Entre la fauna, el águila real, integrándose en decenas de especies catalogadas como “amenazadas y en peligro de extinción”. De igual manera, la red hidrográfica existente, que recorta y dibuja el trazado de la región, es asimismo un “hábitat” para una gran diversidad de especies acuáticas, reflejando en sus ondas el firmamento donde distintas aves pueden ser avistadas.

Por otra parte, la flora característica favorece la “biodiversidad” de las especies endémicas, sustentándose por un acervo de “biotipos” naturales. Acá mismo se manifiestan densos robledos, como los de “carballeiras” comunes, aun cuando también diferentes formaciones de arbustos y vegetación “ripícola”, constituyendo así un inédito y asombroso mosaico de múltiples tonalidades. ¡Un patrimonio milenario y legendario! Desde el período Megalítico hasta la actualidad digamos que innumerables son sus referencias. Estamos ante un vínculo intemporal de este territorio. Megalíticos vestigios como las “mámoas” y “dólmenes”. También la presencia de los romanos en la Península Ibérica, sobresaliendo el “campamento” de Aquis Querquennis en Bande y la “Geira Romana” que atraviesa los dos países. Puentes y “miliarios” que son indelebles testigos de la pluralidad cultural de la región. Arquitectura medieval del Castelo de Lindoso y la religiosa del Monasterio de Santa María de Pitões das Júnias, además de la iglesia de Santa Comba de Bande.