El evento Estrelas no Camiño es una cita anual con carácter benéfico que aglutina a los más destacados cocineros con Estrellas Michelin de España, Portugal y, ya este año, a iberoamericanos, además de a los Amigos da Cocina Gallega y del Grupo Nove.
El evento Estrelas no Camiño es una cita anual con carácter benéfico que aglutina a los más destacados cocineros con Estrellas Michelin de España, Portugal y, ya este año, a iberoamericanos, además de a los Amigos da Cocina Gallega y del Grupo Nove.
“Despóis unha cidade foi fundada por Breoghan na España: Brigantia o seu nome; no frente dela, que é chamada Torre de Breoghan: unha placente e deleitosa morada, e un lugar pra velar e vixiar: era aquelo. Naceron fillos e este Breoghan despóis en España; éstes son os seus nomes: Bregh, Cuala, Cualinge, Blad, Muirthemme, Eble, Nar, Ith e Bile”, leemos a través de las páginas de los Libros das Conquistas que constituyeron el manantial de donde bebió Eduardo Pondal, el bardo gallego de Ponteceso, glorificando al divino Breogán.
Antes de que la llamada Inteligencia Artificial –IA– altere de manera definitiva la racionalidad e interiorice así al ser humano, antes de que logre que lo creado se imponga al creador, las circunstancias ya han confirmado la superioridad de lo inhumano. Exponentes definitivos son Gaza o la Guerra de Ucrania, pero no hemos de excluir a las otras 50 guerras ignoradas por los titulares, o al terrorismo, las mafias, el problema migratorio, los gobiernos sátrapas, el narcotráfico, los ciberataques, o la corrupción, que han herido de gravedad en todo el mundo a las democracias y que laminan economías y esperanzas con total impunidad.
El “roto” norteño de Chile –tan superior al sureño– es posible que sea una huella mezclada con la vieja civilización de Atacama y de los pescadores neolíticos del litoral. Pues, en efecto, en los salares atacameños se hallan, incluso en nuestros días, algunos islotes puros, si bien degenerados, de estos antiguos pobladores. Si nos remontamos al año 1200 después de Cristo, constataremos las invasiones parciales. Una de ellas, los “chinchas”, asimismo descendió de los Andes a la altura de Atacama y Coquimbo, venidas de las “pampas” del este: los “diaguitas”.
En el turismo hay una característica administrativa que hace muy peculiar a Galicia: la dependencia directa del presidente, y así ha sido con Manuel Fraga y los es con Alfonso Rueda. Desde que el León de Vilalba, un hombre que puso a la España autárquica de Franco en el mundo –‘Spain is different’–, tomó posesión de la Presidencia de la Xunta, el 5 de febrero de 1990, la economía gallega tuvo, junto a la moda o la pesca, su tercer eje esencial en la “industria de la felicidad”, como la llama Amancio López Seijas.
La barra frenteamplista del “Rover” está de luto ya que falleció un honrado luchador que siempre fue motivo de inspiración para sobreponerse a las adversidades que soportó la República Oriental del Uruguay en los últimos 50 años. El Pepe salió de la oscuridad para alumbrar con su ética luz en el camino de consolidación democrática en armónica convivencia social.
Además de Florián de Ocampo –Cronista de Carlos V, de linaje gallego– y sus conocimientos historiográficos acerca del dios Breogán, junto con las “glosas” de Joan Anio o Joan de Viterbo, existe otra fuente de propagación de tales tradiciones. Pues, en efecto, el hecho de que España intentara ayudar a Irlanda, sin comprenderla, a juicio de Mathew, manifiesta unas estrechas relaciones de nacionalidad. A este propósito dedicó un libro el notorio historiador Emilio González López, quien tantísimos datos compilara sobre este tema. Hagámonos ahora la siguiente pregunta: ¿cuáles fueron los más significativos episodios de estas relaciones, en Galicia? La estancia de Stukeley en Viveiro en 1570 o la formación del Cuerpo de Voluntarios para la expedición Fitzmaurice en 1579.
“Tal é o trazado do ‘Himno’ en que o cantor dos ‘Rumores’ e dos ‘Queixumes’ espallou pra os galegos a verba dos arbres benqueridos da súa terra, aqueles mesmos do ‘pinal de Tella espeso’ que invocaba o cativo bergantiñán de ‘A Campana de Anllóns”, recapitula el admirado escritor y profesor, siempre en nuestra memoria, Don Xosé Fernando Filgueira Valverde en su estudio monográfico O Himno Galego: Da “Marcha do Reino de Galicia” a “Os Pinos” de Veiga e Pondal, Caixa de Pontevedra, Pontevedra, 1991.
Formidables pensadores de la libertad, esclavos del pensamiento y de la pluma, amigos del desafío, profetas de la rebelión sin proponérselo, insurrectos proclamados, pasquín sin estatua, sacos terreros acribillados de insolencias... Ellos, y no otros, pensaron un mundo mejor, diferente al suyo y al nuestro. Fracasó en parte su utopía, por eso lo eran, pero desde su ceniza y su recuerdo, en su presencia, su verdad permanece.
“He leído cientos de libros que me mostraban las necesidades de Chile, la importancia de Chile, el orgullo de ser chilenos: ninguno de ellos me hizo sentir el placer de ser chileno. Por lo menos, yo no supe gustarlo hasta que escribí el mío”, asevera, ni corto ni perezoso, Benjamín Subercaseaux en el ‘Prólogo’ de su libro Chile o una loca geografía, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, abril de 1988, cuya primera edición corresponde a la ‘Empresa Arcilla, S.A.’, año de 1940. Esta sexta edición de ‘Editorial Universitararia’ corresponde a la décimonovena edición de la misma obra.
Si en el segundo “estadio” del ‘Himno Galego’ los pinos dirigen a Galicia su respuesta, contemplándola abrazada de verdor, esto es, al mismo tiempo la evocación agraria y el símbolo de esperanza, y con buen destino, “afiuzada polos astros”, Galicia siempre valerosa, erguida de vetustos “castros”, ahora debe volver a su acorde, teniendo como aguijón el mismo ultraje que la leyenda negra arrojó sobre ella: “o fogar de Breogán”. Nos encontramos ya en el tercer “estadio”, mientras continúan hablando “os piñeiros”. Ellos distinguen a aquellos que comprenden su voz y “maltraen” a quienes no saben comprenderla, que son “os fillos desleigados”.
“Esta é a madrugada que eu esperava/ O dia inicial inteiro e limpo/ Onde emergimos da noite e do silêncio/ E livres habitamos a substância do tempo”. La expresividad cercana del portugués escrito hace comprensible el poema ‘25 de abril’ de Sophia de Mello. La revolución fue una primavera, el abrir las ventanas a la libertad clara, diáfana, atlántica, europea, de un Portugal que se sabía como el tesoro enterrado y dispuesto a ser descubierto, para compartirse con el mundo en su vocación ibérica, europea, lusófona y también universal. Lo aparente pequeño se transformó así en un cosmos esperanzado, lleno de joyas de gran atractivo cultural y turístico, amable y humilde en sus buenas gentes.
“Es más fácil escribir un libro que tratar de explicarlo. En verdad, las geografías no necesitan de un prólogo para ser entendidas, y esta precaución es de rigor solamente en aquellos libros que salen un tanto del marco habitual”, afirma Benjamín Subercaseaux en su obra Chile o una loca geografía, Editorial Universitaria, 6ª edición, Santiago de Chile, abril de 1988. Obra que fue publicada originalmente por ‘Empresa Ercilla, S.A.’, 1940, siendo esta sexta edición de Editorial Universitaria correspondiente a la 19ª edición de la misma.
En su discurso, pronunciado bajo el título de ‘Elogio de la lectura y la ficción’, en el acto de recepción del premio Nobel de Literatura, en Estocolmo, 7 diciembre de 2010, sentenció que “la literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez”.
Cuando me encuentro a Alfredo Conde, y suele ocurrir con cierta asiduidad buscada, al menor descuido le solicito un dibujo. Lo hago desde que guardo en la memoria un bosquejo de mi rostro que me hizo a vuelapluma, al albur de un jurado de unos premios de cuentos infantiles promovidos hace ya décadas por un injustamente olvidado Enrique Beotas.
El segundo “estadio” del “Himno Gallego” –el poema ‘Os Pinos’ del bardo Eduardo Pondal– está dedicado a los hermanos de Portugal, con una mención de Luiz de Camoens, el perenne autor de Os Lusíadas, la epopeya lusitana, que él poseía entre sus amados clásicos: “Os bos fillos do Luso/ nos vosos sons, ¡oh pinos!/ len os outros destinos,/ cun ardoroso afán,/ len nos rudos acentos/ do vate lusitano,/ no verbo soberano,/ dos fillos de Breogán”. Y el tercer “estadio”, la preocupación por los emigrados, quienes “peregrinan” y que, en una versión, son “dispersos”, en la variante que solicita sean liberados de los adversos destinos: “Xuntos, ceos, sostede/ ós celtas, que, a millares,/ por terras e por mares, peregrinando van:/ facede que se cumpran/ nos fortes peregrinos,/ os futuros destinos/ da raza de Breogán”.
Ese gran trasatlántico, de vocación atlántica, democrática y liberal, que es el Foro La Toja, ha desembarcado por tercera vez en Lisboa, lo ha hecho con la oportunidad de coincidir con el final de los procesos electorales en algunos países como EE UU o Alemania y en la víspera de los anuncios arancelarios de Trump.