Portugal y su serena revolución de primavera
“Esta é a madrugada que eu esperava/ O dia inicial inteiro e limpo/ Onde emergimos da noite e do silêncio/ E livres habitamos a substância do tempo”. La expresividad cercana del portugués escrito hace comprensible el poema ‘25 de abril’ de Sophia de Mello. La revolución fue una primavera, el abrir las ventanas a la libertad clara, diáfana, atlántica, europea, de un Portugal que se sabía como el tesoro enterrado y dispuesto a ser descubierto, para compartirse con el mundo en su vocación ibérica, europea, lusófona y también universal. Lo aparente pequeño se transformó así en un cosmos esperanzado, lleno de joyas de gran atractivo cultural y turístico, amable y humilde en sus buenas gentes.