Quinteiro da Cruz: Un santuario del té en el corazón de O Salnés
La Camelia, esa flor que anhela la perfección de la rosa y se reconforta en su propia evanescencia, ha completado su ciclo vital en el Pazo Quinteiro da Cruz de Ribadumia. Ya no es solo la reina ornamental que adorna los Jardines de Excelencia Internacional, ni la valiosa Camellia sinensis que produce un “té de autor” pionero en Europa. Ahora, la flor se ha transmutado en un espacio: una Casa del Té que encarna el principio japonés de Jaku (Tranquilidad/Serenidad), sirviendo como la “bebida que da de beber al alma”, en palabras de su promotora, Beatriz Piñeiro.
El Pazo Quinteiro da Cruz, ubicado en el corazón mismo del valle de O Salnés y en plena D.O. Rías Baixas, ha inaugurado en este otoño hermoso un santuario a la reflexión, un lugar diseñado para el encuentro íntimo con uno mismo, con los demás y con el paisaje. Este proyecto es la culminación de una visión profundamente humanista, impulsada por Beatriz, cuyo semblante y trayectoria son la metáfora misma de este remanso.
Con su presencia, descrita por el paisaje gallego como una figura de luz –rubia de ojos hermosos y grandes–, la impulsora del proyecto establece una conexión única entre la vocación de urgencia y la necesidad de paz. Siendo médico y experta en mil gestiones de urgencias, la creación de esta Casa del Té no es una simple diversificación de negocio, sino una dádiva, una entrega a la otredad. Es el acto de quien conoce la prisa y el desasosiego, y por ello ofrece, con mayor convicción, el refugio de la calma.
Este gesto resuena con aquel espíritu de entrega y conversación que tantas veces se ha sentido en el propio “bosque de las palabras” de Quinteiro da Cruz, junto a figuras literarias como Nélida Piñón, donde se comprendió la necesidad de trascender lo individual. La Casa del Té es una materialización de este principio: un espacio donde se invita a dejar atrás la puerta baja del nijiriguchi (la entrada humilde de la casa de té japonesa) simbólica de las preocupaciones mundanas, para acceder al Wa Kei Sei Jaku (Armonía, Respeto, Pureza y Tranquilidad) del espíritu Zen.
El nuevo espacio no solo ofrece el exquisito té artesanal producido en el pazo, sino que se establece como una sala de lectura y contemplación. La invitación es primero a la lectura reposada del paisaje gallego: la alta pluviometría que nutre los suelos ácidos, el verde atlántico y el sosiego de los jardines diseñados a finales del siglo XIX.
Luego, la reflexión se extiende a los libros: volúmenes especializados en té, camelias y cultura oriental, que dialogan con la literatura gallega y universal. Se busca, a través de la página y la taza, el mismo estado de Jaku que la Camelia, en su belleza intrínseca, ofrece al visitante.
La Casa del Té se yergue como un punto de encuentro entre dos conceptos filosóficos de la carencia y su superación. Por un lado, el ideal japonés de Jaku, la Seriedad o Tranquilidad, que es el estado de paz que se alcanza tras la purificación Zen. Por el otro, el sentimiento inefable de la saudade gallega.
La saudade es mucho más que la simple nostalgia o añoranza. Si bien su etimología más aceptada la vincula al latín solitatem (‘soledad’), evolucionando a través del gallego-portugués soidade, su significado trasciende la mera ausencia. La saudade es, como se ha definido, la memoria del bien perdido que produce una leve felicidad mezclada con una melancolía inevitable. Es un dique de contención, la celebración de los afectos que ya no están, por ejemplo el de Nélida.
Es precisamente este contenido emocional rico y complejo lo que hace a la Casa del Té de Quinteiro da Cruz un refugio esencial. El espacio invita a transformar la soledad etimológica de la saudade –esa profunda necesidad interior que no puede ser suprimida por la razón– en la Tranquilidad (Jaku) mediante el rito. Al igual que el Roji (camino de rocío) del ritual japonés obliga a dejar atrás las preocupaciones, el nuevo rincón de O Salnés ofrece el marco para que el alma se reconcilie con la añoranza, convirtiendo el dolor en aceptación y el anhelo en contemplación.
En definitiva, la Casa del Té de Beatriz Piñeiro no es solo una nueva línea de negocio agroalimentario y turístico, sino una manifestación cultural que integra la botánica, la poesía y la filosofía, ofreciendo a Galicia y al mundo un santuario donde el té y el espíritu convergen en perfecta armonía.
Alberto Barciela
Periodista