La modernidad líquida de Cervantes
Hay términos que resultan extraños, que semejan surgir de una etimología surrealista y que, sin embargo, están incrustados en la tradición clásica. Se me antoja que es el caso de “molicie”, del latín “mollities” y que en Diccionario de la Real Academia Española nos traslada en su primera acepción como “blandura de las cosas al tacto”, lo que en cierto modo podría asimilarse a la famosa “modernidad líquida” del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, y que viene a definir nuestro tiempo como “la fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobredosis de información sin filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces”.