“Su bautismo de luchador lo recibió de la naturaleza. A los dos años justamente de haber ocurrido casi en silencio el primer motín revolucionario, el Jueves Santo de 1812, después del mediodía, un terremoto sacudió la mitad de Venezuela. En un instante diez mil personas, la cuarta parte de la población de Caracas, desapareció bajo los escombros. Sin volver siquiera la vista a las ruinas de su casa natal, cuyo primer piso se había derrumbado, Bolívar se lanzó a la calle, junto con algunos amigos, a luchar contra el pavor y la desesperación que dominaban la ciudad, y a prestar auxilios a las víctimas, encargándose personalmente de los socorros”, nos describe el reconocido historiador alemán Émil Ludwig en su perdurable obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.