Opinión

El río Verdugo y su afluente Oitavén, tierras de Galicia

“Os vales dos ríos Oitavén e Verdugo non madurecen como outros; asucan deica moi lonxe as terraxes montesías, moi labradas en cotos que se cinguen cos erguementos das serras da Lama e do Seixo e o Suído; a súa feitura dos torrentes non espresa un senso centroso e direitor no orgaísmo das augas. Semellan donas de perfeición fisiognómica as cumes da Peneda sobor dos paisaxes redondeláns, e outras de cotos ergueitos por Ponte Caldelas, que teñen na Peneda a súa clásica forma. Cotobade esmiúzase en pequenas rexións diferentes e concordes, e elas macizan a unidade do país”, leemos en las inmarcesibles páginas escritas por el gran escritor, geógrafo y ensayista Don Ramón Otero Pedrayo en su obra Os ríos galegos, editorial Castrelos, Vigo, abril de 1977.
El río Verdugo y su afluente Oitavén, tierras de Galicia

El río Verdugo es, ciertamente, la génesis de la Ría más industrializada de la Tierra Gallega, alimentada por el liderazgo de Vigo, la ciudad de mayor población de Galicia. Tanto la automoción y la pesca como la construcción naval y una nutrida red de pequeñas y medianas empresas constituyen el tejido económico de toda la comarca. El nacimiento del Verdugo –según el profesor Augusto Pérez Alberti– es situado en Pica Ferbeira, a 880 metros de altitud. Según el geógrafo Río Barxa y también Rodríguez Lestegás, empero, es en Outeiro Grande, a 760 metros de altitud. En su primer tramo por la derecha recibe pequeños “regatos” que descienden de la sierra del Cando. Se trata del Granizo, el Cambeses y el Xaque. Si lo tomamos por la izquierda, se le incorpora el Picos y el Carrascal, que proceden de la vertiente occidental del Suído, al igual que el Xesta Fermosa. El plácido río Verdugo abre delicadamente su cauce en Candieira, y por la derecha recibe al Barbeira.

Recordemos que, por este mismo lado, aguas abajo, se le incorpora el Calvelle y ­–a partir de la confluencia de éste– el Verdugo dibuja un brusco codo. Próximo a Ponte-Caldelas, el río cruza una zona en la cual manan aguas minerales de salutíferas propiedades. Después, el Verdugo hunde su cauce en una garganta de más de 100 metros, que salva con una notoria pendiente. He ahí cómo los nuevos tributarios que enlazan su caudal con el cauce principal, aguas abajo, son, por la derecha, el San Vicente; y por la izquierda, el mayor de los afluentes: el Oitavén.

El río Oitavén, pues, está formado por la confluencia del Parada y el Xesta, al que se le considera como principal. Nace el Xesta en la sierra del Suído, a 920 metros de altitud, discurriendo en un constante zigzag que –a juicio de los profesores Río Barxa y Rodríguez Lestegás– constituye un magnífico paradigma de adaptación de la “red hidrográfica” al gran “campo de fallas” del país. Preciso es recordar que el Xesta alcanza a tener muy acusadas pendientes, casi del 10 por ciento. Por la izquierda, el más señero afluente del Oitavén es el Parada, formado, a su vez, por varios arroyos. Desde San Vicente de Oitavén queda conformada una gran “Z” que actualmente se halla, en parte, inundada por la presa de Eiras. En este pantano desemboca el Barragán. Recorridos 33 quilómetros, el Oitavén –pasado el puente de Ponte Sampaio– discurre por 7 quilómetros de tierras de Soutomaior y Arcade. Al cabo, desemboca en el fondo de la ensenada de Rande, esplendorosamente abierta a la Ría de Vigo.