Veo una película de tanto en tarde, e igual a muchos errantes de mi generación –los de la posguerra europea, el estraperlo y la anarquía de ideas– en una época de temor doliente varados en la soledad de Xanadú con ‘Ciudadano Kane’, ‘Casablanca’, ‘Ladrón de bicicletas’, ‘El Acorazado Potemkin’, ‘La quimera de Oro’, ‘Esplendor en la hierba’ y acaso ‘¡Qué