“Nada me agrada más que hablar del Jardín de la Calzada, del Jardín de Onésimo Redondo, del Jardín Artístico, del Jardín Botánico, del Jardín Jacobeo, del Jardín Rosaliano, del Jardín con Ánima de Poetas, del Jardín de la Villa del Sar, del Jardín de Padrón. Con más de siglo y medio de ser y existir, en 2023, se publica este libro, legado y testimonio para la posteridad. Gracias por todo y por tanto”, leemos en la ‘Introducción’ de la magna y didáctica obra titulada Jardín Botánico-Artístico de Padrón. Al Servicio de la Ciencia y la Sociedad, editada por el ‘Concello’ de Padrón en 2023.
“Na ría de Cedeira verten o río de Porto do Cabo, que nasce perto de Casares, e divide os partidos de Ortigueira e Ferrol, e o dos Forcados, que ven de perto de Labacengos (Ferrol) e rega o concello de Valdoviño. O Loira, que non vai ren en comparanza co seu tocaio francés, forma o areal e lago de Frouseira ou de Pantín. O Xubia é xa outra cousa. Nasce perto de Somozas (Ferrol) e vai por Moeche e San Saturniño á ría de Ferrol, con 21 kilómetros de curso. Ten varios pequenos afluentes, dos que o principal é o Narahio, que nasce perto da feira de Toca, ao pé do monte Forgosedo e xúntase ao Xubia despóis da ponte de Dosio”, leemos, con su arborescente prosa, en las páginas del admirado libro Os ríos galegos –editorial ‘Castrelos’, Vigo, abril de 1977–, cuya autoría corresponde al inmarcesible maestro de ‘As Letras Galegas’, el ourensano Don Ramón Otero Pedrayo.
“Hace cien años, para atravesar el viajero la América del Sur desde el ángulo noroeste hasta el Atlántico, había de pasar a caballo las gargantas de la Cordillera. Allí se elevan hasta 6.000 metros páramos cubiertos de nieve; la transición del litoral fértil y del rico valle de Magdalena a los elevados glaciares es maravilla del explorador o del artista que recorra, como Humboldt, el Nuevo Mundo, y motivo de temor para el aventurero ávido de arrancarle sus riquezas”, escribe el gran historiador de prosapia alemana Émil Ludwig en su reconocida obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición. Escrita por encargo del Gobierno de Venezuela y traducida por Enrique Planchart.
“O Sor nasce en Bustelo e Pico da Torre, en dous brazos, que se xuntan en Entrambosores e corre tamén de Sul a Norde formando a ribeira de Sor e logo a ría do Barqueiro, ao pé da Estaca de Bares. Antre a punta désta e a dos Aguillóns, verten no mar moitos regatos pequenos, e no fondo da ría de Santa Marta, o río Mera, que ven do monte Caxado, formando co Maior, de foz independente, o val de Santa Marta de Ortigueira”, leemos en las páginas de Os ríos galegos, cuyo autor es el inabarcable escritor y poeta, así como ilustre geógrafo, el ourensano universal Don Ramón Otero Pedrayo, a través de la edición de ‘Castrelos’, Vigo, abril de 1977.
“Al mismo tiempo aparece el estadista. Éste busca a su situación un desenlace que no puede hallarse sino en la vuelta al combate. Si sus sentimientos lo impulsaban a restaurar el brillo de su gloria y su honor, manchados a los ojos de sus compatriotas, su razón encontró los medios de vencer, a pesar de todo, al poderoso enemigo. Lo que nunca hubiera comprendido Bolívar en la abundancia lo concibe en la adversidad. En esta playa extranjera esbozó el plan de la libertad. Escribió un ‘manifiesto’ a los habitantes de la Nueva Granada, cuyo puerto, Cartagena, tenía entonces un gobierno republicano. Decidió refugiarse allí a publicar su ‘manifiesto’. Este documento de doce hojas impresas contiene el proyecto de libertad a Venezuela, entrando por el país vecino, y aprovechando los recursos de éste; idea nueva y genial a todas luces, pues le propone a un país una expedición armada”, escribe el historiador de origen alemán Émil Ludwig en su imprescindible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, 3ª edición.
“O río de ‘Ouro’, que dá nome a un val moi sonado, nasce na serra de Xistral, e vai de Suloeste a Nordeste desembocar antre as puntas de Fazouro e Vilameá”, nos recuerda el inolvidable escritor y geógrafo ourensano Don Ramón Otero Pedrayo en su imperecedera obra Os ríos galegos, editorial Castrelos, Vigo, abril de 1977.
“Miranda se confesaba vencido. De Nueva Granada, del Orinoco avanzaban los españoles. En las grandes haciendas ocurrían levantamientos de esclavos y degollaciones. El enemigo, dueño de casi todo el país, amenazaba la capital y Monteverde, el afortunado general ‘realista’, se adueñaba de las abundantes municiones de Puerto Cabello. ¿Le era imposible a Miranda continuar la lucha contra el ejército español? Las posiciones de éste eran más ventajosas, pero sus tropas equivalían, poco más o menos, a las de Miranda, quien disponía aún de cinco mil hombres. ¿Por qué este ilustrado y valiente militar se rindió sin combatir?”, leemos en las páginas escritas por el historiador de origen alemán Émil Ludwig en su trascendental obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
“O Mandeo, que forma a ría de Betanzos, nasce nas Pías, de Arzúa, rega os concellos de Aranga, Irixoa, Coirós, Paderne e o Val das Mariñas, pasando por Betanzos, onde ten a ponte vella, amáis das estradas e do camiño de ferro que o atravesan, como ao Eume e ao Lambre, Bañobre e Xubía, na liña de Betanzos ao Ferrol. Seu curso é de 52 quilómetros e recibe varios afluentes: pola dereita os que baixan da serra da Loba e de Moncouso, ún polo concello de Aranga e outro polo de Irixoa, e pola esquerda, o da Carballeira e Vilarrasa, que forman lindeiro antre os partidos de Betanzos e Arzúa, o de Ois e o Mendo, que é o máis importante. O Mendo nasce nos montes da Tieira, e xúntase ao Mandeo perto e máis abaixo de Betanzos”, así describe el gran escritor y geógrafo –el denominado “patriarca das Letras Galegas do século XX”–, el ourensano Don Ramón Otero Pedrayo en su clásica y admirable obra Os ríos galegos, editorial Castrelos, Vigo, abril de 1977.
“Su bautismo de luchador lo recibió de la naturaleza. A los dos años justamente de haber ocurrido casi en silencio el primer motín revolucionario, el Jueves Santo de 1812, después del mediodía, un terremoto sacudió la mitad de Venezuela. En un instante diez mil personas, la cuarta parte de la población de Caracas, desapareció bajo los escombros. Sin volver siquiera la vista a las ruinas de su casa natal, cuyo primer piso se había derrumbado, Bolívar se lanzó a la calle, junto con algunos amigos, a luchar contra el pavor y la desesperación que dominaban la ciudad, y a prestar auxilios a las víctimas, encargándose personalmente de los socorros”, nos describe el reconocido historiador alemán Émil Ludwig en su perdurable obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
“Jacobinos los había también. Bolívar encontró en Londres al más conspicuo representante del partido, a Miranda, quien llevaba varios años de residencia allí, frecuentando los círculos más diversos y considerado en su propio país como individuo peligroso fuera de toda ponderación. ¿No era acaso rojo y radical? ¿No se vio obligado a emprender una lamentable retirada, después de su prematura y nefasta intentona de cinco años atrás? A Bolívar se le había prevenido expresamente que se mantuviese alejado de Miranda”, expresa el historiador de cuna alemana Émil Ludwig en su insoslayable obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1958, tercera edición.
“En aquellos años la política inglesa estaba dominada por la hostilidad contra Napoleón. Los ingleses no podían considerar a España en dicho juego sino como un peón, y como otro a las colonias españolas. La ruina de España como potencia de primer orden habría sido un azar afortunado, si Napoleón no fuera el vencedor. Pero ni siquiera por esta circunstancia podía retardarse la decadencia del mayor imperio rival, y, como es de suponer, que España bajo los Borbones no habría perdido sus colonias. Inglaterra tiene que agradecer a su enemigo Napoleón la mayor tranquilidad de que disfrutó durante el siglo XIX, y hasta su ascensión al rango de primera potencia mundial”, leemos en las páginas de la ineludible obra titulada Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición, escrita por el historiador de raíz alemana Émil Ludwig, cuya traducción al castellano corresponde a Enrique Planchart, biografía realizada por encargo del Gobierno de Venezuela.
“O Umia, máis novo ó saír dos montes do que o Ulla, sabe deseguida da madureza dunha terra histórica de antiga nombradía: O Salnés. Poden ser discutidos os seus lindeiros, a esfera do seu chamamento. Ninguén ha negar nin negóu a orixinalidade das súas veigas en rodopio, dos seus fatos de cotos de rexa entrana e soaves aspeitos. Mandan no Ulla os ritmos no senso do decorrer. O río impón a súa forma e senso. O val camiña. O Umia déixase abranguer por ritmos circolares. Abóndalle con xuntar os regos e darlle ás augas un sistema. A figura dos fermosos outeiros, entrana e coroa dos cotos do Salnés, semella gardar a lei xeral da comarca. E se o Ulla vai pasando polas ‘facies’ e estaxes de esteiro, O Umia, na paisaxe madurecida de Cambados, chega á ría ensoando mainas feituras de val”, escribe emocionadamente el ilustre –el que fuera ‘patriarca das Letras Galegas’– Don Ramón Otero Pedrayo, catedrático de Geografía de la Universidad de Compostela y renombrado escritor, en su libro Os ríos galegos, editorial Castrelos, Vigo, abril de 1977.
“La llegada a Caracas del Gobernador y Capitán General enviado por la nueva ‘Junta’ española en 1809 comenzó a provocar la división. Emparan era un general español de clase noble, y Bolívar, lo mismo que sus amigos, conocía y aprobaba su anterior actuación en una provincia de Venezuela. La ‘Junta’ había enviado al mismo tiempo al coronel Rodríguez del Toro, pariente de la mujer de Bolívar, en calidad de inspector de las milicias; los tres habían mantenido en Madrid relaciones de amistad, pero como la juventud noble de Caracas quería la libertad del país y gobierno propio, muy pronto se llegó al conflicto”, afirma el reconocido historiados de raíz alemana –nacido en Breslau, 2n 1881– Émil Ludwig en su imprescindible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.S., 1958, tercera edición, impresa en Argentina, Buenos Aires, y traducida por Enrique Planchart; obra escrita por encargo del Gobierno de Venezuela, con su primera edición el 9 de febrero de 1942.
“O Ulla é xa un río grande de 130 quilómetros, que nasce na Fonte de Ulloa e rega esta bisbarra e concellos de Monterroso, Antas de Ulla e Palas de Rei (partido de Chantada), e forma despóis lindeiro antre as provincias de Cruña e Pontevedra, formando o val da Ulla, e desembocando perto de Carril, na ría de Arousa. Os seus afluentes son: pola dereita, o ‘Lavandelo’, na terra de Monterroso; o ‘Gundín’ e o ‘Pambre’ na de Palas de Rei; o río ‘Seco’ e o ‘Furelos’ en terra de Melide; o ‘Besoña’ que se lle xunta en Ribadulla…”, leemos a través de las páginas del esplendente libro Os ríos galegos, exhaustivo compendio de los imprescindibles estudios geográficos, cuya autoría corresponden al ‘petrucio das letras galegas’, el gran escritor y profesor ourensano Don Ramón Otero Pedrayo, en su edición de ‘Castrelos’, Vigo, 1977.
“Conxúntanse coa graciosa e azul ría de Pontevedra polos espellos do sosegado esteiro, espaciado nos sonados ‘salóns’, o val ben remontado nos montes do Lérez, tanxente á comarca de Cotobade, relacionado coas outras enxebremente pontevedresas, traballado en Fidalgo e antigo granito. Pé do monasterio do San Benitiño, das frondas da Caeira e da fachada de Santa María, no concertárese en paisaxes gravemente, finamente inspirados pola marea coas dos pequenos e matizados ríos Tomeza e Alba, figura soavemente colmada a paisaxe do val do Lérez”, leemos en las páginas del hermoso y admirado libro Os ríos galegos, ediciones Castrelos, Vigo, 1977, cuya autoría responde a la pluma –poliédrica y arborescente– del eminente polígrafo gallego Don Ramón Otero Pedrayo.
“Pues todo esto ocurría en época de los Borbones y del gran poderío de España. Aun por Turquía y Egipto peregrinó Miranda, hasta el momento en que se incorpora a la Gran Revolución y combate como general francés a las órdenes de Dumouriez. Cuando éste se pasa al enemigo, Miranda se separa de él en medio de la batalla y, acusado de alta traición, obtiene una brillante absolución, después de un formidable proceso. El pueblo lo llevó en triunfo hasta su habitación. El general Miranda, héroe militar de dos continentes, amante de la zarina, la emperatriz Catalina la Grande, y de la libertad, era célebre en el mundo entero”, leemos en las páginas de la imprescindible obra titulada Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, tercera edición, cuya autoría corresponde al historiador de origen alemán –nacido en Breslau en 1881– Èmil Ludwig.