Opinión

La primera ‘Junta’ venezolana y la figura de Bolívar

“La llegada a Caracas del Gobernador y Capitán General enviado por la nueva ‘Junta’ española en 1809 comenzó a provocar la división. Emparan era un general español de clase noble, y Bolívar, lo mismo que sus amigos, conocía y aprobaba su anterior actuación en una provincia de Venezuela. La ‘Junta’ había enviado al mismo tiempo al coronel Rodríguez del Toro, pariente de la mujer de Bolívar, en calidad de inspector de las milicias; los tres habían mantenido en Madrid relaciones de amistad, pero como la juventud noble de Caracas quería la libertad del país y gobierno propio, muy pronto se llegó al conflicto”, afirma el reconocido historiados de raíz alemana –nacido en Breslau, 2n 1881– Émil Ludwig en su imprescindible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.S., 1958, tercera edición, impresa en Argentina, Buenos Aires, y traducida por Enrique Planchart; obra escrita por encargo del Gobierno de Venezuela, con su primera edición el 9 de febrero de 1942.

La primera ‘Junta’ venezolana y la figura de Bolívar

Emparan –el general español– anhelando reconciliarse con sus antiguos camaradas –ahora radicales–, los convidó a un banquete en el que se puso de manifiesto, desde luego, cortesía y, a la vez, ironía. Al punto de los postres, empero, Bolívar brindó palmariamente por “la libertad del Nuevo Mundo”. No tardando mucho, el general Emparan rechazó todas las tentativas a fin de construir una Junta venezolana, mandando encarcelar a algunos de aquellos agitadores.

En marzo de 1810 los jefes liberales se han reunido en la casa de campo de Bolívar con el propósito de planear una conspiración. Un afamado orador sagrado se adhiere a ellos. Se recolectan armas para atacar al capitán general durante la primera noche de abril y, cuanto antes, convocar la ‘Junta’. No obstante, he ahí una traición que desencadenó el arresto de los más señalados jefes de aquel movimiento patrio. Como consecuencia de todo ello, ordena a Bolívar y a otros de sus amigos retirarse de sus posesiones. Al cabo de escasos días, éstos reaparecen en la calla principal de Caracas, alardeando de su osadía.

Ahora nuevamente llegan noticias de Europa, trayendo la solución de la crisis. Dos oficiales españoles –conocidos en el círculo amical de Bolívar– dan cuenta de la caída de Andalucía. Cádiz – la mítica ‘Gádir’ bíblica, la ‘Tartessos’ histórica– era la postrera fortaleza española, cuando se vio en manos de los franceses. La Junta Central, pues, ha sido disuelta. ¿Qué significa entonces? Que América o es libre o es propiedad de Bonaparte. A través de todo Caracas así como en el interior del país el comunicado político se propaga inmediatamente. La mayoría de los jefes se reúne en ‘consejo’ durante la noche. Son un centenar de hombres. Es menester, por tanto, una solución para “mañana, Jueves Santo”, el día en que se celebra la fiesta con mayor pompa en el país.

Ahora bien, el hecho es que el nombre de Bolívar no figuraba entre los de los miembros del Consejo de Estado elegido por la incipiente república.  ¿Se había negado? ¿O es que no le habían ofrecido nada? Aceptó, empero, ser ‘diplomático’ destinado a Londres, como primer embajador.