“El general Crawford se niega y los patriotas comienzan a batir las torres del convento de Santo Domingo con los cañones del Fuerte de Buenos Aires. Persuadido por Pampillo de la inutilidad de la resistencia, Crawford entrega su sable al capitán gallego D. Bernardo Pampillo, de la 7ª de Fusileros del Tercio de Gallegos, quien lo conduce a salvo hasta el Fuerte, donde se concreta la claudicación total.