Sobre la cúspide del Salto Ángel no cae, hacia el Cañón del Diablo, mucha agua, y los viajeros en el DC-3 que roza las impresionantes laderas del macizo, se emocionan cuando el avión hace unos rasantes sobre el Cañón Ahonda y el Valle de las Mil Columnas, fantasmales agujas de piedras envueltas...