La masacre en Noruega, con casi un centenar de muertos, parece anunciar la proliferación de un nuevo actor de carácter terrorista, el de la extrema derecha, enemigo aparentemente invisible cuando las autoridades europeas siempre enfocaron su atención de cara a la amenaza terrorista islamista.Con el autor detenido y las investigaciones en curso, todo parece apuntar a que el terrorista actuó individualmente.