Opinión

El error de ‘partidizar’ los CRE

Los partidos no deberían tener el monopolio de la participación política. ‘Partidizar’ toda la vida política y social en el exterior (y en el Estado español) entre los dos partidos con más votos es un error y una visión falsa y reducida de lo que es una sociedad.
El error de ‘partidizar’ los CRE
Los partidos no deberían tener el monopolio de la participación política. ‘Partidizar’ toda la vida política y social en el exterior (y en el Estado español) entre los dos partidos con más votos es un error y una visión falsa y reducida de lo que es una sociedad. Los CRE (Consejo de Residentes Españoles) deberían representar a hombres y mujeres con ciudadanía española residentes en el extranjero y no a partidos políticos.
Pero ese pedazo de tarta, la población residente en el exterior, siempre fue muy apatecible para el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), porque consideran que ese banco de pesca, utilizando las instituciones del Estado cuando gobiernan es suyo.
Pero la realidad migratoria es mucho más rica que el triste binomio PSOE-PP. En Venezuela se suma Coalición Canaria (CC). Son miles en el extranjero los originarios de Comunidades Autónomas en las que tanto PSOE como PP no son los partidos mayoritarios. ¿Debería Álvarez Cascos presentar listas al CRE de Venezuela, Argentina o Cuba? ¿Bildu? ¿CIU? ¿PNV? ¿BNG? Esta distorsión de la realidad ayuda a la baja participación y a la negativa rotunda de vascos y catalanes en el exterior a participar en unas elecciones que ven partidizadas y españolizadas en el sentido homogenizador de la palabra.
El director del PP en el Exterior, Alfredo Prada Presas, aseguraba tras las últimas elecciones a los CRE un “incesante apoyo de los españoles residentes en el exterior al Partido Popular. Así lo demuestran los resultados en las elecciones a los CRE en países americanos”.
Hacer mérito del error no es un muy buen camino. La baja participación y la indiferencia deben hacer pensar a quienes dan estas declaraciones. Subir de poco a un poco más es lo que en Venezuela se llama “alegría de tísico” y representar a 155.000 ciudadanos con el 1,97 por ciento de los votos (entre todos los partidos) es además de ilegítimo poco ético.