En España, fuera de Euskadi, es casi imposible publicar una discrepancia sobre el conflicto vasco y, por supuesto, sobre los crímenes que el Estado cometió con el aplauso general para acabar con los crímenes de ETA.
El Gobierno del Partido Popular en Galicia (PPdeG) ostenta un triste récord: Borrar todo signo de identidad escrito o financiero que identifique a Galicia. Ya no hay periódicos en gallego y las dos cajas de ahorro, Caixa Galicia y Caixa Nova, después de fusionadas y convertidas en banco (una privatización encubierta más con la excusa de la competitividad) fue nacionalizada por el Estado español al estar ‘Novacaixagalicia Banco’ quebrado.
Sucedió cuando la ciudad de Tánger era abierta a los vientos de la pasión desatada y estos se envolvían en humos olorosos, fronteras sin códigos morales y el pasaporte tenía el color azulino de la libertad.
Mucho se ha intentado analizar en qué consiste el movimiento de los indignados, que ha adquirido una repercusión global con su multitudinaria manifestación en varias ciudades del mundo el pasado 15 de octubre.
“Ahora que vago por una plaza porteña tengo la sensación de haber soñado algo que existe o que existió en mi infancia. Creo recordar la voz de mi padre –que perdura– hablando de remotos mares, de ciertas vigilias, de nombres que usaban los señoritos”.
Sin el menor ánimo de polemizar, y apenas a simple título informativo, me permití aludir a una remembranza de Abel Posse sobre ‘El nada centenario Cioran’, publicada en el suplemento cultural del diario argentino ‘La Gaceta’ (de Tucumán) el pasado domingo 24 de abril.
“El auge de las máquinas portátiles fue una de las principales novedades en el sector en el siglo XX”, señala Richard Polt en su documentada investigación El auge, la decadencia y el Renacimiento (?) de la máquina de escribir, publicada en el libro Tipewriter. La historia escrita a máquina.
El conocido chef Anthony Bourdain cuenta en uno de sus libros que, visitando con un ayudante el pueblo natal de éste, lo invitaron cortésmente, como un homenaje a su fama, a que matara el cerdo que luego iba a engalanar la mesa, y denegó tal honor; luego se desmayó cuando su acompañante, portugués, trató de enmendar la descortesía de su jefe y ejecutó el sacrificio con certera puñalada.
Al fanatismo de masas le gusta enredarse con un barniz de ciencia para dotarse de credibilidad, como hacen los creacionistas y las iglesias que frenan los avances de la Razón.
Vacación proviene del latín vacare, vaciarse. Voy viendo que toda una sociedad –aquí y en el mundo– esta cada vez más vacía, más banalizada. Viven juntos, pero aislados, sin aliento, en la violencia de la desesperación agazapada. Puede significar también liberarse. Este atento, quiero decirle que vacare quiere significar también liberarse. Tiene otras acepciones: deambular, vagabundear.
“Quizás la máquina de escribir fuese un invento inevitable. No es difícil pensar que la idea se le pudiese haber ocurrido a Gutenberg cualquier tarde mientras imprimía su Biblia”, escribe Richard Polt en su estudio ‘El auge, la decadencia y el Renacimiento (?) de la máquina de escribir’, publicado en el libro Typewriter. La historia escrita a máquina.
Paso todos los días por la Escuela de Negocios de Caixa Galicia, ahora rebautizada como Novacaixagalicia (NCG). También frente al edificio de la Fundación Caixa Galicia que el rey inauguró con mucha pompa y circunstancia. Un edificio ostentoso y caro en el que la cultura es un espectáculo y un simple objeto de consumo.De esa Escuela de Negocios saldrán los futuros saqueadores de bancos, empresas y de los más variados tinglados.
Por vez primera, el Premio Nobel de la Paz recaerá en tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf; su compatriota, la activista social Leymah Gbowee; y la periodista yemení Tawakkul Karman. La razón principal para recibir sus respectivos premios se focaliza en su lucha pacífica para propiciar la plena participación femenina en la vida pública de sus países.
En abierta franqueza, Carlos Fuentes nos ha ofreciendo unas páginas con retazos de una autobiografía interior llamada ‘En esto creo’. En ella va recorriendo el abecedario de la vida misma.
Era la época (un año antes de la aparición del Martín Fierro) en que José Hernández llevaba adelante una campaña en el periódico ‘El Río de la Plata’ difundiendo la imagen del gaucho que quedaba al margen de la ley por una realidad que cambiaba el aspecto de la pampa, a raíz de la llegada de miles de inmigrantes que venían de Europa para dedicarse a la agricultura, y alambraban los campos, amansaban el
Veamos un caso de ámbito local para comprender lo universal. La ciudad en la que vivo, Vigo, se va a convertir en una de las urbes europeas más devastadas por la crisis: la industria, en una ciudad que no tiene otras fuentes de riqueza, se desmorona en todos los frentes, el stock de viviendas se ha disparado y el aparato financiero gallego (Caixanova en el sur y Caixanova en el norte) desaparece por la corrupción de sus dirigentes y por la orden de extinguirlo firmada por
La invisible ministra de Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, es fiel al dicho de “brillar por su ausencia”. Mucho cacique para poco indio que dirían los venezolanos.
Nuevamente, Grecia vuelve a ocupar la atención económica de la Unión Europea. Al nuevo plan de ajuste macroeconómico que llevará a severas restricciones en Atenas (se habla de reducir en 30.000 los funcionarios del Estado) se le agregan los temores en los mercados financieros porque la bancarrota griega arrastre a otras economías mediterráneas y, posiblemente, dé paso a la eventual salida de Grecia del Euro.
Rumiando pensamientos imprecisos imbuidos en dudas, mientras miro a los seres del bulevar, algunos de ellos menesterosos de solemnidad y casi descarnados, presiento que cada uno de ellos está moldeado en su interior de un sempiterno olvido.