Estos días ha llovido a cántaros. En algunos lugares era aguanieve. Tras los cristales se levanta una bruma espesa y gris cubriendo la cordillera.La gente está temerosa, mira a los nubarrones con recelo y desea sentir el temporal amainar o, por lo menos, proceder compasivamente.Los cerros, enchumbados, son preludio de tragedias anunciadas, y cada gota de agua se mira con manifiesta preocupación. Las eternas hondonadas bajan cubiertas de lodo y piedras.