En un ensayo agrupado en el volumen “América”, Norman Mailer narra cómo por vez primera en la historia de la civilización –tal vez única ocasión en la historia misma–, en una guerra, la Segunda Mundial, se hizo recuento estadístico de toneladas de dientes y cabellos arrancados a hombres, mujer y niños desamparados. Era la simbología que el escritor hacía del Holocausto.