La polémica causada por la puja diplomática entre Ecuador y Gran Bretaña tras la aceptación de Quito de otorgarle asilo político a Julian Assange, fundador de la red Wikileaks, así como las presiones de Londres por entrar a la fuerza en la sede diplomática ecuatoriana para extraditar a Assange a Suecia bajo presuntas acusaciones de acoso sexual en su contra, deja en entredicho la fiabilidad de la justicia internacional.