El retorno de un ‘niño de la guerra’ 36 años después gracias a las gestiones de la Xunta

Los denominados ‘niños de la guerra’, el colectivo de menores que fueron enviados a la Unión Soviética durante la Guerra Civil, solicitaron ayuda al Gobierno español y a la Xunta para paliar sus necesidades en el exilio. El presidente Fraga atendió en más de una ocasión sus reivindicaciones, como en el caso de Alfonso Saavedra, quien pudo regresar a Galicia después de 36 años en Rusia gracias a las gestiones de la Xunta. El suyo no fue el único caso. De los más de 5.000 niños españoles enviados por sus familiar a la URSS para evitarles las consecuencias de la guerra, la mayoría decidieron volver.
Las circunstancias políticas españolas les alejaron de sus padres y muchos de ellos fueron a parar a la Unión Soviética. Disfrutaron de un cálido recibimiento y un trato en general bueno por parte de las autoridades soviéticas, pero la entrada de la URSS en la II Guerra Mundial y la invasión nazi de las zonas en que se encontraban las casas donde estaban alojados hizo que los ‘niños de la guerra’ tuvieran que sobrellevar la dureza de la guerra, y posteriormente la de una vida entre una dictadura comunista que no les permitía salir del país y otra dictadura derechista que miraba con recelo a los que finalmente lo consiguieron. Algunos regresaron a España entre 1956 y 1959 y otros se trasladaron a Cuba durante la década de 1960, aunque un importante colectivo ha permanecido en Rusia hasta la actualidad.
En febrero de 2004 aún se contaban 239 ‘niños de la guerra’ españoles como residentes en los territorios de la antigua Unión Soviética, según los archivos del Centro Español de Moscú. En la actualidad, se contabilizan alrededor de 170 entre Rusia y Ucrania que, habiendo tenido posibilidad de recuperar su nacionalidad perdida, disponen de ciertas ayudas por parte del Estado español.
En 1998, Alfonso Saavedra tuvo la oportunidad de agradecer personalmente a Manuel Fraga las gestiones que llevó a cabo para lograr su repatriación. Después de 36 años en Rusia, este gallego de Vilagarcía de Arousa, recién operado de la garganta, decidió volver a su lugar de origen y para ello contó con la colaboración del Gobierno gallego. A su llegada a Galicia, su esposa, natural de Moscú, dijo entender lo que significa la morriña. “Porque es imposible olvidar un lugar tan maravilloso como Galicia”, aseguró.