ASISTIERON MÁS DE 200 PERSONAS
Presentan en la Casa de Galicia en Madrid el libro ‘Lenguaje oculto en los jardines gallegos’
La Casa de Galicia acogió el pasado lunes 17 la presentación del último libro del economista, arabista y paisajista Manuel Gómez Anuarbe, que lleva por título ‘Lenguaje oculto en los jardines gallegos’ y a la que asistieron más de doscientas personas. La sala A estaba con el aforo completo; lo mismo ocurrió tanto con la sala B, como con el vestíbulo y las escaleras, espacios habilitados con circuito cerrado de televisión.

La Casa de Galicia acogió el pasado lunes 17 la presentación del último libro del economista, arabista y paisajista Manuel Gómez Anuarbe, que lleva por título ‘Lenguaje oculto en los jardines gallegos’ y a la que asistieron más de doscientas personas. La sala A estaba con el aforo completo; lo mismo ocurrió tanto con la sala B, como con el vestíbulo y las escaleras, espacios habilitados con circuito cerrado de televisión. Entre los asistentes, y dado lo polifacético del autor, se encontraban personalidades como el director del Teatro Real, el ourensano Miguel Muñiz; la exministra Cristina Alberdi; o el presidente de Innovar, Arturo González.
La obra es un completo análisis de los elementos ornamentales que esconden referencias a la alquimia, la masonería, la literatura o la mitología clásica de siete de los más representativos jardines de Galicia.
En la tribuna de la Casa se encontraban, junto con el autor, el diplomático y escritor Juan Durán-Lóriga, la catedrática de sociología Inés Alberdi y el coordinador de Actividades Culturales de la Casa, Ramón Jiménez. “Manuel Gómez Anuarbe es un sabio”, dijo Durán-Lóriga, “es economista, arabista y paisajista, pero él domina muchas más disciplinas”. Algo en lo que también coincidió Inés Alberdi en su intervención, quien señaló las diferencias entre información, conocimiento y sabiduría. “Gómez Anuarbe es de las pocas personas de nuestro tiempo que es ejemplo de lo último”.
Por su parte, el autor, explicó que la obra “parte de la consideración del jardín como una obra de arte, donde el contenido es tan importante como la forma. Si hoy día la forma de abordar los jardines se hace de manera pasiva, en apariencia casual y despreocupada, admirando el aspecto estético de la plantación, reconociendo las especies botánicas y los ejemplares arbóreos de especies poco comunes o de gran tamaño, incluso analizando la importancia u originalidad del diseño, no por ello muchos de estos espacios artísticos han perdido su contenido simbólico”.
Seguidamente hizo una pequeña exposición sobre cada uno de los jardines estudiados “con los que vamos a establecer un diálogo en el que empezaremos a ser conscientes de un conjunto de mensajes metafóricos cuya comprensión dependerá de nuestra capacidad y de nuestro interés en ese diálogo, porque la interpretación no es ni fácil ni evidente”.
En San Lourenzo de Trasouto, un franciscano consigue hacer llegar sus convicciones cristianas a través de símbolos expresados por medio del arte topiario de setos de boj recortado, de más de 300 años de antigüedad. En los pazos de Oca y Mariñán, sus jardines nos sumergen en mensajes metafóricos de contenido filosófico, basados en la dualidad de los opuestos, un tema que ya preocupaba a Heráclito y que seguía vigente para los nobles ilustrados gallegos del siglo XVIII.
En el siglo XIX, los jardines de El Pasatiempo de Betanzos y de Lourizán en Pontevedra, las referencias se centran en la Masonería, en los ritos de iniciación y en los modelos a seguir como ciudadano, ofreciendo al visitando un itinerario que es un auténtico viaje iniciático.
En el siglo XX los jardines no han perdido su contenido metafórico, pero como toda obra de arte su respuesta atiende a las preocupaciones y creencias del mundo actual. En Pontevedra, el Jardín de Esculturas de la Isla de la Xunqueira constituye un magnífico ejemplo de transformación de un paisaje en un auténtico jardín, donde las esculturas de artistas de renombre internacional han transformado el espíritu del lugar en un espacio cuyo recorrido nos va produciendo todo tipo de sensaciones relacionadas con la geografía y las tradiciones gallegas, la ecología, la poesía o el propio jardín.
Y por último, se incluye también el caso excepcional del Jardín de Man en Camelle, donde un alemán consigue crear una obra de arte total, que incluye no solamente su casa, su huerto y sus esculturas en continua relación con el lugar elegido por él en Finisterre, sino al propio artista y a las personas que quisieran acompañarle, en un proyecto que el autor denomina “jardín cósmico”, enmarcado en la tradición del más puro romanticismo alemán.
La obra es un completo análisis de los elementos ornamentales que esconden referencias a la alquimia, la masonería, la literatura o la mitología clásica de siete de los más representativos jardines de Galicia.
En la tribuna de la Casa se encontraban, junto con el autor, el diplomático y escritor Juan Durán-Lóriga, la catedrática de sociología Inés Alberdi y el coordinador de Actividades Culturales de la Casa, Ramón Jiménez. “Manuel Gómez Anuarbe es un sabio”, dijo Durán-Lóriga, “es economista, arabista y paisajista, pero él domina muchas más disciplinas”. Algo en lo que también coincidió Inés Alberdi en su intervención, quien señaló las diferencias entre información, conocimiento y sabiduría. “Gómez Anuarbe es de las pocas personas de nuestro tiempo que es ejemplo de lo último”.
Por su parte, el autor, explicó que la obra “parte de la consideración del jardín como una obra de arte, donde el contenido es tan importante como la forma. Si hoy día la forma de abordar los jardines se hace de manera pasiva, en apariencia casual y despreocupada, admirando el aspecto estético de la plantación, reconociendo las especies botánicas y los ejemplares arbóreos de especies poco comunes o de gran tamaño, incluso analizando la importancia u originalidad del diseño, no por ello muchos de estos espacios artísticos han perdido su contenido simbólico”.
Seguidamente hizo una pequeña exposición sobre cada uno de los jardines estudiados “con los que vamos a establecer un diálogo en el que empezaremos a ser conscientes de un conjunto de mensajes metafóricos cuya comprensión dependerá de nuestra capacidad y de nuestro interés en ese diálogo, porque la interpretación no es ni fácil ni evidente”.
En San Lourenzo de Trasouto, un franciscano consigue hacer llegar sus convicciones cristianas a través de símbolos expresados por medio del arte topiario de setos de boj recortado, de más de 300 años de antigüedad. En los pazos de Oca y Mariñán, sus jardines nos sumergen en mensajes metafóricos de contenido filosófico, basados en la dualidad de los opuestos, un tema que ya preocupaba a Heráclito y que seguía vigente para los nobles ilustrados gallegos del siglo XVIII.
En el siglo XIX, los jardines de El Pasatiempo de Betanzos y de Lourizán en Pontevedra, las referencias se centran en la Masonería, en los ritos de iniciación y en los modelos a seguir como ciudadano, ofreciendo al visitando un itinerario que es un auténtico viaje iniciático.
En el siglo XX los jardines no han perdido su contenido metafórico, pero como toda obra de arte su respuesta atiende a las preocupaciones y creencias del mundo actual. En Pontevedra, el Jardín de Esculturas de la Isla de la Xunqueira constituye un magnífico ejemplo de transformación de un paisaje en un auténtico jardín, donde las esculturas de artistas de renombre internacional han transformado el espíritu del lugar en un espacio cuyo recorrido nos va produciendo todo tipo de sensaciones relacionadas con la geografía y las tradiciones gallegas, la ecología, la poesía o el propio jardín.
Y por último, se incluye también el caso excepcional del Jardín de Man en Camelle, donde un alemán consigue crear una obra de arte total, que incluye no solamente su casa, su huerto y sus esculturas en continua relación con el lugar elegido por él en Finisterre, sino al propio artista y a las personas que quisieran acompañarle, en un proyecto que el autor denomina “jardín cósmico”, enmarcado en la tradición del más puro romanticismo alemán.