LA MUESTRA, INAUGURADA EL PASADO MES DE DICIEMBRE, CONCLUYE EL 28 DE FEBRERO

Los dibujos de Santiago Alonso cobran protagonismo en el Centro Cultural Borges

El Centro Cultural Borges de Buenos Aires expone desde el 16 de diciembre y hasta el lunes de la próxima semana (28 de febrero) los dibujos de Santiago Alonso –nieto de gallegos–, por iniciativa de Luis Felipe Noé y Eduardo Estupía, organizadores del proyecto.
Los dibujos de Santiago Alonso cobran protagonismo en el Centro Cultural Borges
 Santiago Alonso, Clorindo Testa y Luis Felipe Noé, en la inauguración.
Santiago Alonso, Clorindo Testa y Luis Felipe Noé, en la inauguración.
El Centro Cultural Borges de Buenos Aires expone desde el 16 de diciembre y hasta el lunes de la próxima semana (28 de febrero) los dibujos de Santiago Alonso –nieto de gallegos–, por iniciativa de Luis Felipe Noé y Eduardo Estupía, organizadores del proyecto.
Al acto de inauguración asistieron, entre otros, artistas como Clorindo Testa, Francisco Travieso, Juan López Taetzel, Juan Pablo Fernández Bravo.
Eduardo Stupía destaca que Santiago Alonso “instala de inmediato, con una homogeneidad que aparece como natural, orgánica, y una fluidez motriz tan infatigable como controlada, un dibujo hiperconcentrado, así como notablemente estilizado aún en su evidente saturación, que parece abrevar de las fuentes y archivos iconográficos de aquellas disciplinas, como de arbitrarios catálogos ornamentales, o de algún exuberante reservorio de motivos de decoración”. “Sin embargo –continúa– no es la intención del artista, ni el resultado de su asombrosa lógica acumulatoria, encerrarse en la gratuidad constructiva del patchwork”.
“Afirmado en las seguridades que le aportan su inventiva y su técnica, Santiago Alonso asume la vocación de un cartógrafo candoroso y obsesivo, volcado a dar su propia versión, su peculiar bitácora, de las maravillas gráficas que ilustraban esas enciclopedias y manuales donde veíamos representadas por primera vez las piezas del rompecabezas del mundo que se llaman piedras, plantas, tejidos, arterias”, dice.
El promotor de la muestra destaca que “el ágil y minucioso devenir de la puntillosa pluma suma líneas, texturas, zigzagueos y entrecruzamientos en puzzles de módulos irregulares, siempre cerca de la improvisación pero también según un concienzudo equilibrio de contrapuntos y armonías rítmicas y estructurales”, y añade: “En algún lugar de la física sensualidad de sus tramas, que atrapan al ojo como la tela de araña al insecto, se abre una crepitación óptica que, a la manera de un congelado caleidoscopio monocromo, superficialmente pero extremadamente dinámico, deja en el espectador la impresión de hallarse frente a un festín de metáforas visuales, artefactos para una escenografía de fábula donde se narran prodigios sin personajes, anécdota ni moraleja”.