El nuevo cónsul general ya mantuvo los primeros encuentros con la colectividad

Marcos Rodríguez asegura que el consulado en Caracas hará todo lo “posible y necesario” para atender las “necesidades” de los españoles

Marcos Rodríguez Cantero es, desde el pasado 1 de agosto, el nuevo cónsul general de España en Caracas con jurisdicción en toda la República Bolivariana de Venezuela. En las pocas semanas que lleva en el cargo ya ha visitado la Hermandad Gallega de Venezuela, el Hogar Canario Venezolano y la Fundación España Salud (Caracas), así como la Hermandad Nuestra Señora de las Nieves de Cagua (Estado de Aragua).

Marcos Rodríguez asegura que el consulado en Caracas hará todo lo “posible y necesario” para atender las “necesidades” de los españoles
MARCOS RODRÍGUEZ CANTERO 2
Marcos Rodríguez Cantero con el cónsul honorario de España en Lechería, Richard Barreiro.

Asimismo, tuvo un primer contacto con la Comisión Permanente del Consejo de Residentes Españoles (CRE) y ha mantenido un primer contacto con el decano de la Red Consular Honoraria de España en Venezuela y cónsul honorario de España en Lechería con jurisdicción en los estados de Anzoátegui y de Sucre, recurrente al Estado de Monagas, Richard Barreiro y Olmedo, al igual que con la cónsul honoraria en Barquisimeto (Lara), Beatriz Elena García Carmona.

Rodríguez Cantero nació en Palencia (Castilla y León), España, el 28 de octubre de 1968, aunque se crió en Valladolid. Este abogado es diplomático desde 1993 (fecha en la que ingresó en la Carrera) y ha desarrollado funciones consulares en la ciudad de Malabo (República de Guinea Ecuatorial), en Nueva Delhi (República de la India) y en el Gran Ducado de Luxemburgo. También fue cónsul general en Buenos Aires (Argentina); y en la Representación Permanente de España ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) situada en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos de América) y embajador del Reino de España ante la República de Guinea-Bissau.

Además, ha ocupado cargos de responsabilidad. Cabe destacar que ha sido jefe de servicio en la Subdirección General de Europa Central y Meridional, jefe de área de Asuntos de Desarme; subdirector general de Asuntos Internacionales de Desarme, subdirector general de Asuntos de No Proliferación y subdirector general de Asuntos Jurídicos y Consulares.

Pregunta. ¿Cómo ha encontrado el Consulado General de España en Caracas?

Respuesta. Lo encontré muy bien. Yo me había desempeñado antes como subdirector de Asuntos Consulares y como inspector general de Servicios en el Ministerio y había observado que este es uno de los consulados que, a pesar de tener más actividad –más pasaportes expedidos, más trámites de registro civil y nacionalidad, más actuaciones notariales y frecuentes actuaciones de protección– y de tener una enorme colectividad española –una de las mayores del mundo junto con algunos países de Europa y Argentina–, es uno de los consulados que tienen menor número de quejas. Esto es el resultado del buen hacer de este consulado, lo que no quiere decir que no haya espacio para mejorar.

El Consulado de España en Caracas es una de las oficinas consulares de España en el extranjero que tiene menos quejas y menos situaciones conflictivas en relación con el número de gestiones y trámites realizados.

P. En su vasta experiencia, ¿cuál ha sido su situación más satisfactoria y la más frustrante?

R. En el desempeño de las funciones consulares suelen darse ocasiones en que las cosas salen bien, en que uno consigue cumplir con su misión, y son ocasiones alentadoras y estimulantes desde el punto de vista profesional y personal. Recuerdo algún caso especialmente memorable. En 2014, cuando estaba destinado en el Consulado General de España en Buenos Aires (Argentina), se presentó una señora de Barcelona con una solicitud de repatriación que tenía difícil encaje en el sistema administrativo, pero que por razones humanas parecía que estaba muy justificada. De modo que mediante una especie de ‘crowdfunding’ (recaudación de fondos) entre varias personas se consiguió un pasaje aéreo para aquella persona, que después nos escribió una carta muy amable que conservo.

En 1995, cuando estaba en Malabo (Guinea Ecuatorial) –lugar maravilloso–, había regresado al país un doble nacional, nacido en Fuenlabrada (Madrid), de familia guineana. Aquel joven volvió a Guinea para buscar sus raíces, según la metáfora tradicional, pero no las encontró, por así decirlo, y se vio en ciertos problemas. En circunstancias, nuevamente un poco difíciles, fue posible pagarle el viaje de regreso a España y después nos escribió desde allí aquello de “ahora ya sé que de verdad soy español a pesar de todo”, lo que de alguna manera resultaba emocionante.

Durante la pandemia en 2020, se dieron casos complicados en que hubo que hacer gestiones muy trabajosas para conseguir que varias familias españolas pudieran salir de un cierto país a pesar del cierre de fronteras en el que iba a ser el último ‘vuelo excepcional’ organizado por las autoridades de otro país.

También recuerdo algún caso muy enrevesado, un auténtico ‘bochinche’ –por utilizar esta expresión venezolana–, en un país asiático hace 25 años. Sin entrar en pormenores, se consiguió que dos personas pudieran salir de una cárcel muy peligrosa, y que pudieran salir del país en circunstancias rocambolescas que no eran de vida o muerte, pero casi. En estos casos, que se dan a veces, te sientes más o menos orgulloso de haber podido hacer algo por tus conciudadanos y, por decirlo de alguna manera de haber sido el cónsul de España que esas personas esperaban encontrar y que alguna vez esperabas ser, al igual que en mi actual destino: Caracas.

Aunque también hay experiencias frustrantes. En mi trayectoria profesional, lo más triste y lo más descorazonador que he conocido fueron casos de secuestro parental (el llamado “secuestro internacional de menores por un progenitor” de la Convención de La Haya de 1981). En estos casos a veces resulta imposible hacer nada para hacer avanzar la situación, a pesar de existir un marco jurídico de referencia. Por ejemplo, recuerdo siempre con enorme respeto a un personaje admirable de A Coruña que lleva años luchando en tribunales y administraciones para recuperar el contacto con su hijo Miguel, a quien no ha visto hace años porque su exmujer, madre del niño, le impide el acceso, y las autoridades de aquel país no cumplen con el Convenio de La Haya. Es deprimente no poder hacer gran cosa, no poder aportar nada relevante en asuntos así.

En fin, la vida es complicada, la vida puede ser injusta y las cosas a veces no salen como uno quiere... Ars longa, vita brevis, occasio rara, iudicium difficile (La doctrina es larga; la vida, breve; la ocasión, rara; la experiencia, insegura).

P. Ahora se espera una avalancha por los cambios que supone la Ley de Memoria Democrática en el acceso a la nacionalidad ¿Tiene previsto pedir más personal o está capacitado el consulado para afrontar este hecho?

R. Vamos a ver como quedan finalmente los términos de la nueva casuística de nacionalidad. Esperamos un intervalo de importante actividad de registro civil de nacionalidad. Será un trabajo muy estimulante porque tendremos muchos nuevos ciudadanos españoles pero supondrá un pico de actividad en el consulado.

Es muy probable que sea necesario plantearse tener más recursos humanos, más trabajadores de manera temporal –un año o dos– para hacer frente a esa importante demanda de servicios registrales y de nacionalidad.

P. Durante este mes de agosto ya se reunió con el CRE. ¿Qué cuestiones se plantearon y que impresión tuvo sobre el mismo?

R. He tenido una estupenda impresión del CRE y de sus miembros. He tenido una reunión con cinco de ellos y luego en distintos momentos he tenido ocasión de conocer a otros miembros.

En el mes de septiembre espero reunirme con la mayor parte de los quince miembros del Consejo y entonces tendremos ocasión de hacernos una fotografía y de ver el programa de trabajo para los próximos años, porque la reforma de la Ley de Nacionalidad, los cambios en el acceso a la nacionalidad recogidos en la Ley de Memoria Democrática y la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), que supondrá la derogación del muy justamente criticado voto rogado, son un importante desafío para las labores organizativas del consulado y en ese sentido habrá que ir trabajando de la mano del CRE.

Espero reunirme ya con todo el CRE para identificar los próximos momentos de colaboración y los cuellos de botella de la actividad. El consulado está a disposición del CRE, de sus iniciativas, de sus inquietudes, de sus preocupaciones y esperamos mantener la buena relación que se viene dando en los últimos años.

P. ¿Cuál es la situación de la red consular honoraria? ¿Tiene expectativas para viajar a las regiones del interior del país?

R. Nuestra red consular honoraria en el país es una herramienta de gran importancia para el trabajo del consulado para desconcentrar el trabajo de las oficinas del Caracas y para facilitar la vida a nuestros ciudadanos. Es posible que, en los próximos años, la red consular se refuerce y se habilite otra oficina consular honoraria en el territorio.

Esta red honoraria cumple una función esencial. Ya tuve ocasión de reunirme con algunos de nuestros cónsules honorarios. Estamos muy bien representados en Anzoategui y espero seguir tomando contacto con ellos. Estuve ya en Maracay y con nuestra reciente cónsul honoraria en Barquisimeto, Beatriz García.

La relación con los cónsules honorarios es muy importante y esperamos seguir trabajando con ellos mano a mano, ya que su función es esencial aunque a veces parezca anecdótica, ya que en algunos países se dedican a hacer pequeñas tareas culturales y de refuerzo, pero en un país como Venezuela, donde la comunidad está muy repartida por los distintos lugares, la labor de los cónsules honorarios es muy esencial.

P. ¿Qué mensaje le traslada a los españoles a lo largo y ancho de Venezuela?

R. Me gustaría decirles que este consulado está a su disposición para hacer todo lo que sea posible y necesario para atender sus necesidades. No siempre las oficinas consulares están a la altura de las expectativas de nuestros ciudadanos pero por nosotros no quedará para estar a la altura de lo que se espera de nosotros.