A mi amigo Miguel Ángel Moratinos (1ª parte)
Deseo iniciar este artículo dedicado a un amigo reconociendo, ante todo, que –al margen de los efectos nocivos de un mundo que cuestiona la verdad verdadera del concepto amigo– existe un poema sin título, identificado por su primer verso, “Cultivo una rosa blanca”. Es, sin duda, uno de los más conocidos de nuestro apóstol cubano José Martí, y aparece en sus Obras completas.
Dice así:
Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni oruga cultivo:
Cultivo la rosa blanca.
No abunda, en los tiempos que corren, la capacidad de agradecer, dado que muchas veces de nuestras bocas proceden dos cosas: la bendición o la maldición.
Llevaba un tiempo deseando escribir unas líneas sobre el trabajo del Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas, Miguel Ángel Moratinos, y para ello he intentado recopilar en los archivos su labor, en síntesis, lo cual no es tarea fácil.
Por decisión del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos fue designado ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, con fecha 18 de abril de 2004 hasta el 21 de octubre de 2010.
Moratinos llega al Ministerio con una tarea muy difícil por afrontar referente a Cuba: restablecer el contacto con La Habana, una relación que exigía recoger los pedazos de un jarrón de porcelana y tratar de restaurarlo.
Las épocas –“grandes tiempos son siempre tales tiempos”– decía Goethe, pensando en aquella tremenda conmoción que le tocó vivir. Pero hay que reconocer que esos grandes tiempos son terribles para quienes no logran verlos desde el Olimpo. Lo importante, en tiempos de crisis, es, sobre todo, lograr salir de ellas. Hay que buscar, entre el oleaje, las rocas sobresalientes que sirvan de punto de arranque y de apoyo para la escollera que vuelva a garantizar la convivencia.
El camino del ministro Moratinos no fue un caminito de rosas; fue atacado por varios frentes. Sin embargo, su paciencia y su paz interior lo ayudaron a encaminar con sabiduría el futuro de las relaciones entre Cuba y España. Con su interlocutor, el canciller cubano Felipe Pérez Roque, pudieron arrancar el barco y poner la proa hacia la búsqueda de la normalidad. Para ello se enviaron dos nuevos embajadores por la parte española: Carlos Alonso Zaldívar (10 de julio de 2004) y, posteriormente, Manuel Cacho Quesada (17 de octubre de 2008).
Por parte de la República de Cuba se encontraba como embajador Alberto Velazco San José (10 de enero de 2005), cuya misión concluyó en septiembre de 2009. Le sucedió Alejandro González Galiano, el nuevo embajador de la República de Cuba, quien presentó sus credenciales ante el Rey don Juan Carlos el 5 de octubre de 2009, acompañado por la subsecretaria del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, María Jesús Figa López-Palot.
¿Qué es la diplomacia? Según la plácida definición del clásico Satow, es “la aplicación de la inteligencia y el tacto a la práctica de las relaciones oficiales entre los Gobiernos de Estados independientes”. Y, como escribe Deffaudis, “la diplomacia es un oficio como los demás, que se aprende con trabajo y con tiempo, para el cual no todo el mundo es apto y que nadie puede adivinar por intuición”.
Con el Gobierno de José María Aznar se inició la llamada “Posición Común”, del 2 de diciembre de 1996, definida por el Consejo en virtud del artículo J.2 del Tratado de la Unión Europea sobre Cuba, publicada en el ‘DOCE’ núm. 322, de 12 de diciembre de 1996.
La XV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Iberoamericana de Naciones se celebró en la ciudad de Salamanca, España, los días 14 y 15 de octubre de 2005. El lema de este foro de alto nivel fue “La realidad socioeconómica de la comunidad, la migración y la proyección internacional de la comunidad iberoamericana”. A la cita asistió el canciller cubano Felipe Pérez Roque en representación de su país.
Es en este contexto donde comienza a perfilarse el papel decisivo de Miguel Ángel Moratinos. Coincidiendo la presidencia española ante la Unión Europea, no fue fácil la misión que debió desplegar el ministro para convencer a los veintisiete, que venían condicionando la cooperación con Cuba. Ningún país europeo conocerá jamás a Cuba como la conoce nuestra madre patria. Tampoco los Estados Unidos.
¿Por qué? Por las huellas imborrables en todos los aspectos: lo cultural, lo arquitectónico, lo empresarial; los diferentes centros españoles fundados por comunidades autonómicas a lo largo de todo el país; los hospitales y clínicas; los colegios dirigidos, en su gran mayoría, por jesuitas; y, por último, esa mezcla especial nacida del amor entre el español o la española y la mulata o viceversa.
Por ello Moratinos contó con el apoyo de la Alta Representante Catherine Ashton, quien presentó ante el Consejo un informe sobre los contactos que la Unión Europea venía realizando con las autoridades cubanas.
Con gran expectación arribó Miguel Ángel Moratinos el 2 de abril de 2007, a primera hora de la madrugada, al aeropuerto internacional José Martí de La Habana, para iniciar la primera visita de un jefe de la diplomacia española a la isla desde 1998. El ministro se convertía así en el primer canciller español que viajaba a Cuba desde aquel año, cuando lo hiciera Abel Matutes bajo la presidencia de José María Aznar.
Su visita fue también la primera de un responsable europeo de Exteriores, y venía acompañada de varios temas pendientes heredados de la etapa de Aznar: el del centro cultural español, la reactivación de la cooperación oficial y el contacto con el empresariado español en la Isla. Por eso expresó: “Es absolutamente impensable que España, el Gobierno de España, no pueda mantener, defender y desarrollar toda una política intensa, constructiva, dialogante con las autoridades cubanas”.
Moratinos viajó acompañado por la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez; la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín; y otros altos cargos. Se trató de un desembarco de alto nivel que incluyó a cuatro analistas: Rafael Dezcallar (Director general de Política Exterior), Javier Sandomingo (Secretario para Iberoamérica), María Jesús Figa (Relaciones Económicas Internacionales) y Manuel Cacho (Director de la Oficina de Comunicación Exterior). La presencia de esta delegación pretendía no sólo dar un fuerte impulso a las relaciones bilaterales, sino también dejar sentado ante Europa y Estados Unidos que los intereses de España en Cuba estaban por encima de los de cualquier otro país.
La agenda se desarrolló de la siguiente manera: junto al canciller Felipe Pérez Roque, Moratinos colocó una ofrenda floral ante el monumento al héroe nacional José Martí, en La Habana, en horas de la mañana. Lo acompañaban la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez; el embajador de España en Cuba, Carlos Alonso Zaldívar; y la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín.
Posteriormente tuvo lugar la firma de acuerdos en la Cancillería de la República entre Moratinos y Felipe Pérez Roque. Destacó el “acuerdo para el establecimiento de consultas políticas”, que establece mecanismos diferenciados: uno para las cuestiones políticas y otro específicamente para los derechos humanos, en los que “ninguna cuestión queda excluida”. Se trata del primer mecanismo bilateral firmado por Cuba con un país de la Unión Europea para discutir asuntos de derechos humanos. Según Moratinos, “todas las cuestiones pueden ser planteadas, no hay ni una sola cuestión relativa a los derechos humanos que quede fuera de la agenda”.
Por su parte, el canciller Felipe Pérez Roque aseguró que el mecanismo sería “útil para ambos países” y que no había “temas prohibidos”, aunque precisó que no se trataba de “hacer un examen de la situación concreta” de cada Estado. Para Cuba, subrayó, lo fundamental es “la promoción de todos los derechos humanos para todos y despojar este tema del tratamiento discriminatorio y politizado en los organismos internacionales”.
Con fecha 2 de marzo de 2007, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sostiene un encuentro con el presidente del Parlamento de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada, en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Posteriormente, el 3 de abril de 2007, tiene lugar la reunión con el vicepresidente del Consejo de Estado y secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, Carlos Lage Dávila, y con el canciller Felipe Pérez Roque. En esa misma visita, Moratinos se entrevista con el presidente de la República de Cuba en funciones, Raúl Castro Ruz, en el Palacio de la Revolución de La Habana, encuentro al que también asisten el vicepresidente Lage y el canciller Pérez Roque; durante la reunión, el ministro entrega a Raúl Castro una carta de Su Majestad el Rey Juan Carlos I, dirigida a Fidel Castro.
No faltó en esta visita el típico recorrido por el casco histórico de La Habana Vieja, guiado por el Dr. Eusebio Leal, en compañía del ministro y su comitiva. De forma paralela, la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, sostuvo reuniones con el viceministro de Inversión Extranjera y Colaboración Extranjera, Ricardo Guerrero, lo que permitió estimar que la visita podría desembocar en un acuerdo de cooperación española. La agenda oficial incluyó además una visita a la exposición permanente del pintor español Joaquín Sorolla en el Museo Nacional de Bellas Artes, cuyo anfitrión fue el mMinistro de Cultura, Abel Prieto.
Esta visita, valorada como positiva, marcó el inicio de una serie de entrevistas sostenidas por Miguel Ángel Moratinos con los principales dirigentes del Gobierno de la República de Cuba. Durante la recepción ofrecida en la Residencia del Embajador de España en La Habana, el jefe de la diplomacia española expresó su satisfacción por el desarrollo de las conversaciones y reiteró su apoyo al Gobierno cubano.
“Vengo a Cuba precisamente para acompañar en los retos de futuro que tienen los cubanos y las autoridades cubanas; es la única manera de trabajar, a través del diálogo, abordando todas las cuestiones sensibles, complejas, que tenemos en la agenda común”, afirmó. En alusión a quienes habían criticado su viaje, subrayó que “lo difícil de entender es que desde el año 1998 no hubiese habido un canciller español que visitase Cuba”.
Moratinos se mostró convencido de que, al igual que España, la Unión Europea “puede también establecer una relación confiable y serena con Cuba”. Añadió que esos constituían los grandes retos y desafíos de la etapa: “retos de diálogo político, de cooperación, de desarrollo económico y financiero, y todos ellos los hemos abordado con un sentimiento de responsabilidad y de respeto”.
Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, hombre cuya humildad parece cabalgar entre mundos, nunca ha olvidado su Córdoba natal. Por ello recibió el nombramiento de ‘Embajador de Córdoba’ durante la Gala de Turismo de 2008, un reconocimiento otorgado por haber convertido a la provincia en “una referencia internacional”, como subrayaron entonces las autoridades al destacar también su trayectoria como diputado nacional del PSOE por Córdoba.
En aquel acto lo acompañaron el canciller de la República de Cuba, Felipe Pérez Roque, y la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez.
Deseo compartir la trayectoria profesional del ministro Miguel Ángel Moratinos:
Secretario General Adjunto, Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas
Enviado Especial de las Naciones Unidas para Combatir la Islamofobia
Miguel Ángel Moratinos es secretario general adjunto de las Naciones Unidas y ocupa el cargo de Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC) desde enero de 2019 hasta la actualidad.
Además de sus funciones como Alto Representante de UNAOC, fue nombrado en mayo de 2025 como nuevo Enviado Especial de las Naciones Unidas para Combatir la Islamofobia y, en febrero de 2020, como Punto Focal de la ONU para monitorear el antisemitismo y reforzar una respuesta coordinada en todo el sistema.
Moratinos ha dedicado su carrera profesional y política a las relaciones internacionales y la cooperación al desarrollo, destacando su labor como ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España entre 2004 y 2010. Durante su mandato, España presidió el Consejo de Seguridad de la ONU en 2004 y asumió las presidencias de turno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Consejo de Europa y el Consejo de la Unión Europea. Desempeñó un papel decisivo en la implementación del Tratado de Lisboa y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
Comprometido con el Mediterráneo, Moratinos fue nombrado subdirector general para el Norte de África (1987-1991) y, posteriormente, director del Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe (1991-1993). Tras esta etapa, fue designado director general de Política Exterior para África y Oriente Medio (1993-1996). El hito más destacado de su gestión fue la organización de la histórica Conferencia de Paz de Oriente Medio celebrada en Madrid en 1992.
Como embajador de España en Israel entre julio y diciembre de 1996, Moratinos logró fortalecer las relaciones tanto con israelíes como con palestinos. Basándose en ese éxito, la Unión Europea lo nombró Representante Especial de la UE para el Proceso de Paz en Oriente Medio, cargo que ocupó desde diciembre de 1996 hasta junio de 2003. Durante este periodo, promovió acuerdos de paz y llevó a cabo acciones en nombre de la UE para reforzar el diálogo árabe-israelí.
Convencido del valor del multilateralismo, Moratinos contribuyó a la creación y lanzamiento de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas en 2005. También apoyó al Grupo de Amigos para la Reforma de la ONU. Además, impulsó programas innovadores en materia de desarrollo, salud y empoderamiento de las mujeres dentro del sistema de las Naciones Unidas. Promovió nuevos proyectos y fondos para agua y saneamiento en países en desarrollo de América Latina. Durante su gestión como máximo responsable de la diplomacia española, duplicó los fondos de Ayuda Oficial al Desarrollo y situó a España como el sexto mayor donante del sistema de Naciones Unidas.
Tras concluir su mandato en 2010, Moratinos participó en actividades parlamentarias hasta noviembre de 2011. En ese periodo, se presentó como candidato a director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con una agenda centrada en movilizar la acción internacional contra el hambre y la pobreza, promover la seguridad alimentaria y defender el derecho a la alimentación.
En enero de 2012, se incorporó al equipo de la Global Dry Land Alliance en Qatar, promoviendo este tratado internacional sobre seguridad alimentaria en más de 15 países miembros de todos los continentes. Entre 2012 y 2013 formó parte del Panel Asesor de Alto Nivel del Presidente de la 679 Sesión de la Asamblea General de la ONU.
Antes de su nombramiento como Alto Representante, Moratinos fue presidente honorario del Consejo Asesor del CIRSD (Centro de Relaciones Internacionales y Desarrollo Sostenible), asesor senior de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible del Earth Institute de la Universidad de Columbia y miembro del Consejo de Liderazgo de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU (SDSN).
En España, ocupó cargos honoríficos como presidente de REDS, la Red Española para el Desarrollo Sostenible vinculada a SDSN, así como presidente de la Asociación Trobades Literàries Mediterrànies y del Premio Trobades Albert Camus.
En reconocimiento a su trayectoria, recibió doctorados honoris causa de las universidades de San Petersburgo, Malta, así como de las universidades Ben-Gurion, Al-Quds y Tel Aviv.
También ha recibido numerosos premios y distinciones, entre ellos: el Premio de la Liga de Estados Árabes (2019) por su labor en el fortalecimiento de las relaciones árabe-españolas; el Premio Internacional de Astaná (2025), otorgado por el presidente de la República de Kazajistán por su destacada contribución al diálogo interreligioso e intercultural; y el Premio Norte-Sur del Consejo de Europa (2024), concedido por el presidente de la República Portuguesa por su dedicación a fomentar la paz y el respeto mutuo.
Nacido en 1951, Miguel Ángel Moratinos se licenció en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y, posteriormente, en Estudios Diplomáticos por la Escuela Diplomática de España. El 12 de julio de 2025 recibió un doctorado honoris causa por la Universidad de Balamand (Líbano) en reconocimiento a su compromiso con la paz, el diálogo y la cooperación global.
Está casado con la Sra. Dominique Maunac y tiene dos hijas y un hijo.
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