Antes de que la llamada Inteligencia Artificial –IA– altere de manera definitiva la racionalidad e interiorice así al ser humano, antes de que logre que lo creado se imponga al creador, las circunstancias ya han confirmado la superioridad de lo inhumano. Exponentes definitivos son Gaza o la Guerra de Ucrania, pero no hemos de excluir a las otras 50 guerras ignoradas por los titulares, o al terrorismo, las mafias, el problema migratorio, los gobiernos sátrapas, el narcotráfico, los ciberataques, o la corrupción, que han herido de gravedad en todo el mundo a las democracias y que laminan economías y esperanzas con total impunidad.