En el turismo hay una característica administrativa que hace muy peculiar a Galicia: la dependencia directa del presidente, y así ha sido con Manuel Fraga y los es con Alfonso Rueda. Desde que el León de Vilalba, un hombre que puso a la España autárquica de Franco en el mundo –‘Spain is different’–, tomó posesión de la Presidencia de la Xunta, el 5 de febrero de 1990, la economía gallega tuvo, junto a la moda o la pesca, su tercer eje esencial en la “industria de la felicidad”, como la llama Amancio López Seijas.