LA PROVINCIA DE PONTEVEDRA VIVE ESTA FIESTA TRADICIONAL CON ESPECIAL DEVOCIóN DENTRO DE LA SUPERSTICIOSA GALICIA

La noche de San Juan; una noche ‘meiga’ de ‘sardiñadas’, enormes hogueras y queimada

En la provincia de Pontevedra la noche de San Juan, ‘O San Xoan’, como aquí se le conoce, se vive con una especial devoción. La noche de San Juan es la noche mágica por excelencia en esta supersticiosa tierra de meigas y trasnos. Una noche en la que lo sacro y lo pagano se dan la mano para celebrar conjuntamente el nacimiento de San Juan Bautista y el solsticio de verano.

La noche de San Juan; una noche ‘meiga’ de ‘sardiñadas’, enormes hogueras y queimada
Hogueras de San Juan (3)
Cuanto más humo, más meigas y malos espíritus se ahuyentarán.

En la provincia de Pontevedra la noche de San Juan, ‘O San Xoan’, como aquí se le conoce, se vive con una especial devoción. La noche de San Juan es la noche mágica por excelencia en esta supersticiosa tierra de meigas y trasnos. Una noche en la que lo sacro y lo pagano se dan la mano para celebrar conjuntamente el nacimiento de San Juan Bautista y el solsticio de verano. Una noche meiga de ‘sardiñadas’ y ‘cacharelas’, enormes hogueras para asar sardinas, beber vino y queimada y terminar casi al amanecer con las rondas de saltos sobre el fuego protector. En definitiva, el San Juan se acerca y traerá consigo a las Rías Baixas la humeante tradición de las hogueras y los rituales mágicos.

Durante la corta noche del 23 al 24 de junio, millares de personas acudirán a los arenales pontevedreses a reunirse en torno a las tradicionales cacharelas, dispuestas como cada año a disfrutar de la fiesta.
El origen de una fiesta tan señalada y popular en la práctica totalidad del litoral español hay que buscarlo en los antiguos ritos paganos. Ya en la antigüedad, los celtas solían encender grandes hogueras coincidiendo con el Solsticio de Verano. La finalidad: honrar al dios Sol en su momento de mayor plenitud. Esta costumbre fue heredada posteriormente por griegos y romanos, que dedicaban el ritual al dios Apolo.
Al igual que otras muchas fiestas paganas, la tradición de las hogueras fue adoptada por el cristianismo en busca de una mayor difusión de su doctrina. La fiesta celta en honor a la fuerza de la naturaleza se sacraliza haciéndola coincidir con el nacimiento de San Juan Bautista que, según el Evangelio de San Lucas, ocurrió en torno al 24 de junio, justamente seis meses después de Cristo. La tradición se justificará del siguiente modo: Zacarías, padre de San Juan, era un hombre ciego y ya mayor. El nacimiento de su hijo (más que improbable por lo avanzado de su edad y la de su esposa), junto con la sanación de su ceguera hizo que le embargara una gran alegría. Como señal de agradecimiento a la intervención divina encendió varias hogueras, origen de las que se encienden todas las noches previas al San Juan en la práctica totalidad de la geografía peninsular.
A lo largo de la historia, la noche celta del solsticio de verano, la sagrada noche del San Juan, va adquiriendo otros matices. Se trata de la noche más corta del año, en la que la Luz vence a las Tinieblas, cuando el Bien subyuga por fin al Mal. Se convierte así en el momento idóneo para dar rienda suelta a las creencias más primitivas y a los miedos más soterrados. Ya sabemos que “habelas hailas” y ésta es la noche para combatir a las meigas con toda clase de pócimas y rituales que contrarresten los posibles ‘meigallos’ y los temidos males de ojo.
El Agua y el Fuego se convierten en los mejores aliados para combatir a las fuerzas del Mal. El agua, cuya fuerza purificadora se materializa a través de los baños o de su ingesta, continúa siendo uno de los elementos más utilizados tanto para sanar determinadas dolencias como para ciertos ritos de fertilidad. Lo usual era darse los baños o beber las aguas cerca de algún santuario, ya que de este modo su poder purificador se veía incrementado. Las hierbas aromáticas, recogidas con sumo cuidado en los bosques cercanos, solían acompañar al agua purificadora en diferentes preparaciones, ya que con su olor los males huirían despavoridos.
Pero qué duda cabe de que el elemento protector y purificador por excelencia de la mágica noche de San Juan es el Fuego. Al fuego se le atribuye un poder liberador y de defensa ante los malos espíritus, siempre y cuando las llamas entren en contacto con la piel. De esta creencia deriva la tradición de pisar las ascuas con los pies descalzos o la más extendida de saltar sobre las hogueras.
Son muchas las leyendas que tienen que ver con la noche de San Xoán. En este texto recordaremos algunas de las tradiciones más conocidas que se realizan en las Rías Baixas durante la noche más mágica del año.
–Las hogueras de San Xoán: se encienden en prácticamente todos los pueblos y ciudades de las Rías Baixas durante esta noche. Para ello, los vecinos reúnen leña verde, puesto que cuanto más humo, más meigas y malos espíritus se ahuyentarán.
Los jóvenes y niños saltan las hogueras para ser purificados por el humo.
–Las nueve olas: una de las leyendas más antiguas de la noche de San Xoán tiene como escenario la playa de A Lanzada (Noalla, Sanxenxo). Allí, las personas interesadas en curar el meigallo deberán bañarse en el Océano Atlántico. También en la playa de A Lanzada tiene lugar un rito de fecundidad que permite concebir a las mujeres estériles. Para lograrlo las mujeres deberán bañarse y contar siete olas desde el número dos hasta el número nueve. Las mujeres que quieran completar el rito de fecundidad deberán acostarse sobre la Cama de la Virgen (cercana a la ermita de Nuestra Señora de A Lanzada).
–El baño de media noche: a las doce de la noche de San Xoán bañarse en agua es aconsejable por sus efectos rejuvenecedores. Lo que ocurre es que hay que evitar tropezar con alguna meiga que, también durante esa noche, utiliza el agua con el objetivo de dañar a los vecinos o preparar meigallos.
–Hierbas de San Xoán: durante la noche de San Xoán ha de colocarse en un recipiente agua con hierbas de todo tipo: helechos, romeros, malvas, artemisas, rosas, matricarias, hojas de roble o castaño, entre otras. Al amanecer, la familia ha de lavarse con el agua que se dejó reposar durante la noche con las hierbas con el objetivo de obtener una piel más hermosa, curar males de ojo o envidias o curar la sarna.
–Adornar las casas: con el fin de espantar demos y meigas, otra costumbre tradicional de San Xoán consiste en colocar en la fachada de las casas hierbas y flores.
–La suerte del huevo: esta tradición consiste en romper un huevo a las doce de la noche de San Xoán y dejarlo reposar en un vaso de agua. A la mañana siguiente se verá que el huevo se ha convertido por ejemplo en un barco (la persona que lo rompió será marinera), etc.
–La Cama de San Xoán: en Santa Cruz de Lamas (Moraña) se encuentra la Cama de San Xoán, una especie de cueva a la que acudían las parejas deseosas de tener descendencia. Por otro lado, también se asustaba a los niños diciéndoles que en la Cama de San Xoán se aparecían serpientes de grandes dimensiones. Al lado de esta Cama existe un pequeño manantial denominado Fonte de San Xoán. La tradición oral indica que de la fuente sale agua con poderes mágicos.
Otra tradición que tiene que ver con el rito de la fertilidad tiene lugar en San Miguel do Campo (Campo Lameiro), concretamente en la Pedra da Serpe (en Castro de Penalba). Durante la noche de San Xoán, las parejas se desplazan hasta Pedra da Serpe donde ofrecen a las serpientes una taza de leche de vaca que esté criando con el objetivo de poder concebir hijos.
–Gallina con polluelos de oro: en Santa Baia de Meira (Moaña), cuenta la leyenda que en la noche de San Xoán se aparece una gallina con polluelos en una gran roca llamada Laxe Negra. En Santa Mariña de Agar (A Estrada) durante esta noche también se aparece una gran gallina, rodeada de polluelos de oro en un lugar encantado: O Penedo do Mosqueiro.