“El sentir mayoritario en Galicia es contrario al voto exterior en las municipales”
Lo mejor de la reforma de la Loreg, aprobada por el Senado el pasado 19 de enero, es que elimina el voto de los emigrantes en las elecciones municipales, ya que “todo apunta a que el sentir mayoritario de la ciudadanía en Galicia es contrario” a que los residentes en el exterior puedan influir en los resultados de estos comicios, principalmente, por su falta de transparencia. Así de contundente se muestra a la hora de analizar la reforma de la Loreg el periodista Anxo Lugilde, quien asegura que el 59% de los casi 400.000 gallegos con derecho al voto en el exterior, ya nació en el extranjero, “lo que convierte en un sinsentido su ficticia adscripción a un municipio”.
Lugilde apunta que en las elecciones locales se registraba un número de votos considerablemente inferior al de otras citas con las urnas (18.000 en Galicia, frente a 105.000 en las autonómicas), pero asegura que ello “no impedía que el voto municipal fuese proporcionalmente el sufragio exterior más contaminado por el fraude y la manipulación”.
Por eso, aunque los dirigentes de la colectividad de emigrantes sostienen que debe implantarse un sistema que impida tales manipulaciones, “las complicaciones logísticas, por el elevado volumen de candidaturas, son tan inmensas que no compensa para salvar algo que –a su entender– no tiene sentido”.
El periodista y politólogo entiende que, respecto a la eliminación del voto en las municipales, “no se ha hecho pedagogía”, de ahí que los residentes en el exterior muestren su disconformidad con esta decisión. Pero al mismo tiempo, cree que éstos están instalados en “una lógica muy equivocada”, al pensar que si dejan que se suprima el voto en las municipales deberán consentirlo también en las autonómicas y generales. “Se equivocan”, dice Lugilde, porque, a su entender, “es la continuidad de los abusos en las elecciones locales” lo que “constituye la mejor receta para multiplicar la desligitimación del voto exterior y caminar así hacia su supresión”.
Lugilde apunta que en las elecciones locales se registraba un número de votos considerablemente inferior al de otras citas con las urnas (18.000 en Galicia, frente a 105.000 en las autonómicas), pero asegura que ello “no impedía que el voto municipal fuese proporcionalmente el sufragio exterior más contaminado por el fraude y la manipulación”.
Por eso, aunque los dirigentes de la colectividad de emigrantes sostienen que debe implantarse un sistema que impida tales manipulaciones, “las complicaciones logísticas, por el elevado volumen de candidaturas, son tan inmensas que no compensa para salvar algo que –a su entender– no tiene sentido”.
El periodista y politólogo entiende que, respecto a la eliminación del voto en las municipales, “no se ha hecho pedagogía”, de ahí que los residentes en el exterior muestren su disconformidad con esta decisión. Pero al mismo tiempo, cree que éstos están instalados en “una lógica muy equivocada”, al pensar que si dejan que se suprima el voto en las municipales deberán consentirlo también en las autonómicas y generales. “Se equivocan”, dice Lugilde, porque, a su entender, “es la continuidad de los abusos en las elecciones locales” lo que “constituye la mejor receta para multiplicar la desligitimación del voto exterior y caminar así hacia su supresión”.