Promueve los contactos personales y sociales y se abre al mundo empresarial

Los primeros beneficiarios de las becas BEME crean una asociación para integrar a los estudiantes que llegan a Galicia

Los jóvenes de la diáspora gallega cuentan desde el pasado mes de noviembre con una nueva asociación destinada a crear lazos que permitan favorecer la integración social en Galicia de los beneficiarios de las becas BEME (Bolsas Excelencia Mocidade Exterior), así como de todos aquellos estudiantes procedentes del exterior que se han decidido a ampliar sus conocimientos en la comunidad gallega. Se trata de la ‘Asociación Jóvenes Emigrantes de Galicia’, cuyas cabezas visibles son Belén Rosbier y Lucía Álvarez, procedentes de Argentina. 
Los primeros beneficiarios de las becas BEME crean una asociación para integrar a los estudiantes que llegan a Galicia

Los jóvenes de la diáspora gallega cuentan desde el pasado mes de noviembre con una nueva asociación destinada a crear lazos que permitan favorecer la integración social en Galicia de los beneficiarios de las becas BEME (Bolsas Excelencia Mocidade Exterior), así como de todos aquellos estudiantes procedentes del exterior que se han decidido a ampliar sus conocimientos en la comunidad gallega. Se trata de la ‘Asociación Jóvenes Emigrantes de Galicia’, cuyas cabezas visibles son Belén Rosbier y Lucía Álvarez, procedentes de Argentina. 

Integrantes ambas del primer grupo de beneficiarios de las BEME, que llegó a Galicia en el año 2017, llevan un tiempo tratando de aunar esfuerzos para poner en marcha esta iniciativa, alentada desde la Secretaría Xeral de Emigración, para procurar un mayor grado de comunicación entre los favorecidos por este programa de la Xunta.

“No tenemos muchos vínculos familiares en Galicia y pretendemos establecer redes para las personas que quieran establecerse aquí, porque es bueno tener información antes de venir”, comenta Lucía, a lo que Belén añade: “Que nadie se sienta solo por haber llegado a otro país”.

Alrededor de 20 personas integran en este momento la asociación que, antes del parón obligado por la pandemia del coronavirus, venía organizando actividades diversas, entre las que destacan una fiesta en Santiago de Compostela con música típica de sus países de procedencia, que llenó el local.

Su idea, que desarrollan desde la capital gallega, donde residen, es ampliar el proyecto a las cuatro provincias de la comunidad autónoma, para lo que ya habían entablado comunicación con las asociaciones que agrupan a los venezolanos en Galicia y la Asociación Rioplatense de Lugo, y están tratando de buscar personas e instituciones que les sirvan de contacto en las principales ciudades para desarrollar programas culturales y de conocimiento de la región, con el fin de abrir la Galicia rural al colectivo.

Pero la iniciativa quedó totalmente parada a causa del coronavirus y lo que sí están haciendo en estos días de confinamiento es responder a “un montón de mensajes y de llamadas de los compañeros becarios preocupados por esta época de incertidumbre”. “Porque a las personas que inician un nuevo proyecto de vida, esto les genera mucho estrés”, aseguran, de ahí que tanto Belén como Lucía estén prestando “casi un apoyo psicológico” a los compañeros. También han podido responder a las consultas que les hacen los chicos que se están queriendo anotar en las becas. 

Desde que comenzó la cuarentena, han elaborado vídeos y comenzado a difundir sus actividades a través de Instagram (@jovenesemigrantes), aunque también por Facebook, sobre todo en Cuba, donde prima esta red por encima de otras.  

Para su difusión cuentan con el apoyo de este departamento de la Xunta, ya que, cada vez que convocan una reunión, se publicita en las redes sociales de Emigración, y “eso es una ayuda enorme para la gente que se quiere anotar a la beca”, comenta Belén, aunque sea lo único que aporta, ya que, según informa Lucía, no existe dotación económica por parte de la administración para contribuir al sostenimiento de la asociación que hasta el momento se tiene que conformar con una sede virtual. 

Aparcado quedó de momento el intercambio de idiomas para aprender gallego que realizaban cada 15 días y que pensaban ampliar a otras ciudades de Galicia.

Apadrinamiento

Entre las medidas a adoptar en breve sobresale una que se va extendiendo poco a poco en los ámbitos universitarios, que consiste en la puesta en marcha de un programa de apadrinamiento –que cada becario tenga una persona de referencia–, pensado para ayudar al recién llegado en aquellas tareas que requieran un acompañamiento, como puede ser la realización de trámites administrativos o cualquier otro tipo de gestión personal o académica que les facilite la estancia en el nuevo lugar de acogida.

“Es algo muy común en las universidades”, comenta Belén, y prosigue: “Te ayuda, porque a veces piensas que eres tú el que no entiende” y eso te limita a la hora de realizar gestiones, y aunque se trate de trámites muy sencillos, es mucho para hacer todo junto”. “Lo mismo ocurre –prosigue– en los apartados cultural o laboral, que uno va descubriendo poco a poco, pero que es mucho mejor que te informen a través de las redes”. Por eso, “es mejor si tienes a alguien que es emigrante como tú apoyándote”, apostilla.

Y es que, a miles de kilómetros de distancia de sus países y de sus familias, los jóvenes universitarios necesitan sentirse algo arropados y, en cierta medida, también algo orientados. “Es lo que echamos en falta”, dice Belén, quien, en 2018, finalizó el máster en Traducción Multimedia que tuvo ocasión de estudiar gracias a las becas BEME, que puso en marcha hace tres cursos la Secretaría Xeral de Emigración de la Xunta para atraer a la comunidad autónoma talento del exterior dispuesto a contribuir al desarrollo económico y demográfico del país.

Lucía, por su parte, cursó un máster de Gestión Sanitaria, Atención y Cuidados y hoy en día, ambas están ampliando su formación con sendos doctorados en Comunicación y Discapacidad, Salud y Bienestar, respectivamente, por lo que aprovechan estas semanas de confinamiento y de teletrabajo para ahondar en los estudios.

Tanto Belén como Lucía, que se dedican al apartado de la educación, tenían un trabajo hasta antes de la pandemia que, como consecuencia de ello, se ha visto perjudicado. Su proyecto de consultaría educativa y formaciones, ‘Kümentun’, ahora mismo está del todo parado. Ello les ha obligado a reinventar la estrategia y están ofreciendo servicios de formación para personas interesadas en hacer un curso virtual, diseñarlo y armarlo en una plataforma.

Contacto personal, social y laboral

‘Asociación Jóvenes Emigrantes de Galicia’ nace como un elemento para favorecer el contacto personal y social entre los jóvenes de la diáspora y con los del territorio, pero que aspira también a ampliar su ámbito de actuación en el plano profesional a través del networking. 

“Crear contactos es siempre importante”, asegura Belén, por eso, de lo que se trata con esta iniciativa es de lograr la intercomunicación entre exbecarios en las distintas ciudades gallegas y también entre estos y otros jóvenes emprendedores del territorio.

A la espera de que esta situación acabe cuanto antes, emplean también su tiempo en repensar “la estrategia de trabajo”. “Somos personas que nunca paramos, si no estamos con una cosa nos ponemos con la asociación. Es la única manera de mantenerse positivo”, aseguran.

Sus experiencias en Argentina, país que lleva un tiempo atravesando constantes crisis económicas, les ayuda a sobreponerse a la situación. “Estamos acostumbrados”, aseguran. “La experiencia que uno puede tomar de las crisis es que de alguna manera salimos adelante”, apostilla Belén, mientras Lucía hace énfasis y muestra cierta inquietud por el modo en el que se va a producir la recuperación. Pero “siempre se puede encontrar la oportunidad”, concluye Belén.