FUE LA úLTIMA ACTIVIDAD DEL AñO EN LA EUSKAL ETXEA DE LA CAPITAL BELGA

Los vascos de Bruselas recibieron al Olentzero cantando villancicos en la calle

El Centro Vasco de Bruselas celebró, el pasado 12 de diciembre, la cuarta edición de ‘Olentzero Badator’ (Ya llega Olentzero), una fiesta con la que dieron la bienvenida a las Navidades y acogieron en la capital belga al mítico carbonero vasco encargado de repartir los juguetes entre los txikis. Los socios del centro se echaron a las calles de la ciudad y cantaron villancicos.

Los vascos de Bruselas recibieron al Olentzero cantando villancicos en la calle
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Los miembros de la Euskal Etxea recorrieron las calles de Bruselas.

El Centro Vasco de Bruselas celebró, el pasado 12 de diciembre, la cuarta edición de ‘Olentzero Badator’ (Ya llega Olentzero), una fiesta con la que dieron la bienvenida a las Navidades y acogieron en la capital belga al mítico carbonero vasco encargado de repartir los juguetes entre los txikis. Los socios del centro se echaron a las calles de la ciudad y cantaron villancicos, calentando el gélido ambiente invernal, y después se reunieron al calor de una cena en la que hubo más cantos, bailes y la sensación de que las Navidades en Bruselas ya son un poco más euskaldunes.

Como todos los años, la Euskal Etxea de Bruselas salió a las calles para dar la bienvenida a Olentzero cantando villancicos, a pesar de que este año, a raíz de los problemas de seguridad tras los atentados de París, algunos socios tuvieron recelos. “Tras el 13 de noviembre la situación ha sido muy especial en Bruselas, donde se temía otro atentado. El ambiente era raro en la calle. Por las mañanas, cuando iba al trabajo en el tren, en una estación en la que normalmente había 50 personas, solo veía 3”, cuenta a EuskalKultura.com la mutrikuarra Ana Etxaburu. “Algunos socios nos dijeron que no iban a salir, pero al final nos reunimos unas 30 personas y todo salió muy bien”.

Junto con el coro Txalaparta de la entidad, los participantes cantaron villancicos vascos, acompañados de un librito con las letras, ya que muchos no eran euskaldunes. Tras recorrer las calles de la ciudad, se reunieron en el local del centro vasco, donde les esperaba una cena de Navidad bien calentita para recuperar fuerzas. “El menú es un clásico todos los años: sopa de ajo y chorizo”, cuenta Etxaburu. La reunión tuvo un gran ambiente, con bailes, cantos y mucha ilusión. Fue la última actividad del año en la euskal etxea, ya que muchos de sus miembros han vuelto a casa durante las vacaciones navideñas.

Ahora, el centro trabaja en las actividades de cara a 2016, con nuevas propuestas como un curso de mus, que culminará con un campeonato en el mes de enero. Después, uno de los grandes proyectos de la euskal etxea es organizar un ciclo de cine vasco en un cine de la capital, para dar a conocer la cultura vasca a los belgas.