En un acto desarrollado en el ‘Salón Dorado´ de la Asamblea de la Ciudad Autónoma

Laura Salas Leret recoge en nombre de su madre, Carlota Leret O’Neill, la ‘Medalla de Oro’ de la Ciudad de Melilla 2020

La periodista, escritora e investigadora hispano-venezolana, y colaboradora de ‘Crónicas de la Emigración’, Laura Salas Leret, conocida en el mundo editorial como Laura S. Leret, hija de la economista y locutora Carlota Leret O’Neill, ha recogido el miércoles 17 de mayo, en un solemne acto celebrado en el ‘Salón Dorado’ del Palacio de la Asamblea, la ‘Medalla de Oro’ que la Ciudad de Melilla concedió a su madre el año 2020.
Laura Salas Leret recoge en nombre de su madre, Carlota Leret O’Neill, la ‘Medalla de Oro’ de la Ciudad de Melilla 2020

La condecorada, hija de la escritora, dramaturga y periodista feminista Carlota O’Neill de Lamo (Madrid 1905-Caracas 2000), y del comandante de Aviación e ingeniero militar Virgilio Leret Ruiz (Pamplona 1902-Melilla 1936), falleció en Venezuela el 7 de agosto de 2022 a los 94 años de edad.

El presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro González, y la consejera de Cultura, Festejos e Igualdad, Elena Fernández Treviño, han sido los encargados de entregar la Medalla y el pergamino acreditativo a Laura S. Leret, que ha viajado desde la capital venezolana expresamente para recogerla.

La restricción en los vuelos internacionales originada por la pandemia hizo imposible que la galardonada viniera en persona a recibir la condecoración. Tampoco en el año 2021 Carlota Leret O’Neill pudo viajar a Melilla, ya que desde Venezuela la única vía para llegar a Europa era en ese instante a través de Turquía.

“En marzo del año 2022, la salud de mi madre empeoró y en agosto tuvo una caída que le causó fractura de cuatro costillas con perforación al pulmón, provocando su muerte, cuatro días después de su ingreso”, ha explicado Salas Leret, quien, durante su intervención, ha recordado que la Guerra Civil “destrozó” la infancia de su madre y de su tía, María Gabriela Leret O’Neill (Mariela). Al ser su padre (el comandante de Aviación e ingeniero militar Virgilio Leret Ruiz, conocido como ‘El Caballero Azul’) fusilado por oponerse al golpe de Estado contra el gobierno republicano legítimamente constituido, y separada de su madre Carlota O’Neill de Lamo, a quien encarcelaron en el fuerte de Victoria Grande durante cuatro años, aunque había sido condenada en un principio a seis”.

Durante su exilio en Venezuela, Carlota Leret O’Neill (Lotti) fue la primera mujer en tener un cargo ejecutivo equivalente al de un director de Compras Corporativo de un gran consorcio. En su jubilación, promovió la edición de los libros de su madre en España, a la par que participó en la organización de exposiciones sobre el invento de su padre, el motor a reacción.

En el año 2006, cuando se cumplía el 70º aniversario de la Guerra Civil, a Carlota Leret O’Neill se le ocurrió la idea de publicar una esquela a la memoria de su padre ejecutado el 18 de julio de 1936. La esquela ocupaba media página del diario español ‘El País’. A los pocos días otras esquelas eran publicadas en diversos periódicos para recordar a otras víctimas del franquismo. Ante la repercusión que tenían las esquelas, los descendientes de los franquistas respondieron publicando obituarios en recuerdo de sus familiares muertos durante la Guerra Civil. Se desató una oleada de obituarios de uno y otro bando. El fenómeno se conoció como la guerra de las esquelas que fue reseñada por varios periódicos nacionales e internacionales.

Para Laura S. Leret, venir a Melilla a recoger la Medalla de Oro y el pergamino acreditativo, concedida a su madre por su labor en la recuperación de la Memoria Histórica, por la difusión de los acontecimientos del inicio de la Guerra Civil española, puesto que muchos españoles desconocen que fue en Melilla, Ceuta y Tetuán (antiguo Protectorado español de Marruecos) donde la Guerra Civil comenzó, significa un “símbolo”.

“Recibir la medalla y el diploma en mis manos se traduce en recibir un legado. Me siento como en una larga carrera de obstáculos y ahora es mi turno de tomar el testigo”, dice. Un “testigo” que ha recogido orgullosa en nombre de su madre Carlota Leret O'Neill, de su tía María Gabriela Leret O'Neill, de su abuela Carlota O'Neill de Lamo y de su abuelo, el comandante e ingeniero militar Virgilio Leret Ruiz. Así, ha agradecido “en nombre de las víctimas del franquismo” que la ciudad de Melilla la haya acogido para celebrar este acto.

Tras la sesión protocolar, Laura S. Leret, visiblemente emocionada al terminar su discurso, se ha fundido en un fuerte abrazo con la consejera Treviño González. Acto seguido, la hija de Carlota Leret O'Neill ha recibido la Medalla de Oro y su certificación que, homenajean la memoria de su madre, alzándolos en el aire y mostrándolos con orgullo. 

Elena Fernández Treviño ha resaltado la importancia de la defensa de la democracia, y en concreto la que ha seguido la familia Leret-O’Neill, destacando donde no cabe “un lugar para el olvido”.

Semblanza de Carlota Leret O’Neill

Carlota Leret O’Neill, economista, nació en Madrid en abril de 1928, hija de Virgilio Leret Ruiz y Carlota O'Neill de Lamo. Su padre fue comandante de aviación, ingeniero e inventor. Durante y después del golpe de Estado de 1936 se mantuvo leal a la República y se enfrentó a los golpistas por lo que fue juzgado y fusilado.

Leret Ruiz es recordado por desarrollar el proyecto de un motor a reacción (denominado Mototurbocompresor de Reacción Continua). Un avance que no pudo desarrollar –sí patentar, en 1935–, pues estaba a punto de hacerlo –su motor había interesado al propio presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña Díaz– cuando se produjo el golpe de Estado. Su madre Carlota fue una destacada escritora y periodista feminista que pasó cuatro años recluida en las cárceles franquistas por “influir grandemente en la conducta de su esposo” y “fomentar la situación anárquica y desastrosa que hizo necesaria la iniciación del Glorioso Movimiento Nacional”, según cita el expediente de su consejo de guerra. 

Carlota Leret O’Neill era una niña cuando su madre quedó en libertad. Aquel trauma sufrido la acompañó durante toda su vida. Junto a su madre y su hermana María Gabriela, ésta última prestigiosa jurista en Caracas, como tantas otras familias, en 1949 se exiliaron de España y pusieron rumbo a México y Venezuela. Pero nunca dejó de venir a España para participar en diferentes actos en homenaje a los represaliados del franquismo.

En el año 2000, tras la muerte de su madre, se convirtió en una voz potente de la Memoria Histórica. En uno de los actos de reivindicación de la libertad, junto a Josefina Lamberto Yoldi en la presentación del documental ‘Éramos vecinos’, del periodista Mikel Donazar Jaunsaras, y en el año 2017 colocó la placa en el portal de la Calle Compañía de Pamplona, donde vivió su padre. Ha fallecido sin saber dónde están los restos de su padre.

Carlota recordaba bien en el documental aquellos fatídicos días, comenzando por el 17 de julio. “Nosotros fuimos testigos de los primeros disparos que incendiaron el mundo, los oímos perfectamente”, cuenta. En concreto, aquel día, ella disfrutaba de un día en el mar junto a su padre, su madre y su hermana María Gabriela cuando comenzaron las explosiones. En ese momento, Virgilio Leret Ruiz, al mando de la base de Hidros desde junio, regresó y, trató de defender el emplazamiento del asalto de las tropas de Regulares mandadas por el capitán Alfredo Corbalán Reina y el comandante Mohamed Benn Mizzian. Pero la munición se acabó y Leret Ruiz y dos de sus hombres fueron fusilados en la madrugada del 18 de julio, y no el día 23, como figuró durante mucho tiempo en los archivos oficiales. “Hasta 2002, todos, incluida mi madre, creíamos que así había sido y que sus restos estaban en el cementerio de la base, pero no es verdad, hace poco descubrí que fue fusilado el día 18 y no sabemos dónde fue enterrado”, señaló Carlota Leret O’Neill.

La ahora fallecida (7 de agosto de 2022) también colaboró con el investigador madrileño Antonio Cruz González para recuperar la figura de su padre, bajo el título: ‘Virgilio Leret Ruiz. Una vida al servicio de la República’, la obra descubre a “un oficial ejemplar, leal a la República, de talante progresista, de carácter abierto y familiar”.