Ricardo Zúñiga Piñeiro considera que el programa de ‘Reencontros’ “es una maravilla”
Ricardo Zúñiga Piñeiro llegó, junto a su esposa, Hillbis Rodríguez, desde Venezuela a Vigo para participar en ‘Reencontros con Galicia’, un programa del que se enteró a través de la Hermandad Gallega de Venezuela y que considera “una maravilla”. “No solo por venir, sino por conocer al gallego que marchó a Argentina, a México, o a Uruguay y tiene una historia parecida, de manera que podemos compartir aquellas vivencias”, afirma Zúñiga, quien explica que ya se encontró con otros gallegos que “emigraron a América, pero a un país distinto y que son de al lado de la aldea donde nació mi madre y eso vale mucho”.

Visiblemente emocionado por poder volver a Galicia tras casi una década sin pisar su tierra, este tomiñés de 71 años nos explica que su padre se fue en el año 1939 a Cuba con un hermano. Desde ahí se fueron a Nueva York y, “estando en Nueva York, alguien le ofrece irse a Venezuela a donde llega en 1945”.
“Después de algunos años viene a la aldea a buscar ‘moza’ y se casa con una prima segunda, cosa que en esos tiempos creo que pasaba mucho”, comenta.
Ricardo, y una de sus hermanas, nació en Galicia mientras que la pequeña nació en Venezuela. “Él había renunciado a la nacionalidad española para hacerse venezolano, así que durante el tiempo que está aquí tiene que ir y venir a Portugal porque no podía estar más de tres meses en el país y por eso salía y volvía a entrar y renovaba el permiso para estar tres meses”.
Cuando Ricardo Zúñiga tiene tres años se va con toda la familia a Venezuela, pero cuando su padre muere –muy joven, con 58 años–, la familia vuelve a Galicia de la mano de la madre. “Vivo desde los 14 a los 18 años en la aldea y voy al instituto en Tui. Pero cuando entro en quintas –llamada a los varones para hacer el servicio militar obligatorio– me vuelvo a Venezuela con mi madre y mis hermanas porque aquello de hacer el servicio militar no iba conmigo”.
Allí se casó con una venezolana y tuvo dos hijos. En este tiempo pudieron viajar en familia a Galicia, pero la última vez vino solo para vender una finca de una herencia. Desde entonces no pudieron volver porque la situación económica en Venezuela cada vez se fue complicado más. “De Venezuela habría muchas cosas buenas que hablar, es muy linda, pero políticamente y socialmente está en un momento muy crítico”, subraya Hillbis Rodríguez, quien se lamenta de que haya gente que no pueda comer tres veces al día y de que haya niños buscando comida en la basura.
Para completar la historia familiar, Ricardo relata que, de los tíos que se quedaron en Nueva York, “Rogelio estaba sin papeles y se anota voluntario y participó en el desembarco de Normandía para que le dieran la nacionalidad”, mientras que “mi tío José entra por Sicilia. Ambos sobrevivieron y ambos consiguieron la nacionalidad y ahora todos viven en Nueva York, pero con los primos que tengo más roce son los que viven en A Guarda”.
En cuanto a la familia de la madre, su abuelo está enterrado en el Valle de los Caídos y “me gustaría enterrarlo en el pueblo, pero sé que es complicado”.
Retorno
Esta pareja sí se ha planteado la posibilidad de regresar y establecerse en Galicia, pero es muy difícil. “Estoy tratando de arreglar para volver, pero no coticé nunca en España. Ando detrás de la no contributiva, pero es muy complicado”, destaca Ricardo, quien reconoce que si tuviese una pensión y su mujer pudiese tener la nacionalidad sin tener que residir en España se lo podrían plantear, pero, “aun así, es complicado porque una no contributiva no pasa de los 600 euros y sin una vivienda propia, no haces nada aquí”.
Ellos cuentan con un apartamento propio en Caracas, pero ahora su valor se ha devaluado mucho. “Propiedades que antes costaron 100.000 dólares, ahora valen unos 12.000 dólares. La casa de mi madre se vendió en 60.000 dólares, pero antes valía 300.000”, se queja Hillbis.
A los problemas económicos, se suma que una de las hermanas de Ricardo Zúñiga tiene esquizofrenia. “Allí está en una residencia, pero traerla aquí sería complicado porque en todo el mundo la atención a la salud mental es deficitaria en los sistemas públicos de salud. En Venezuela antes te daban residencia y medicamentos, pero en un momento dado tuvimos que poner los medicamentos y las enfermeras negociaban con ellos”, se lamenta este gallego, quien también reconoce el buen trabajo que hace en el campo de la salud la Hermandad Gallega de Venezuela, que “tiene un buen servicio médico que costea la Xunta”.