Restituto Díaz de Liébana: “Fue muy emocionante compartir una misma pieza con un gaiteiro de Chile”
La Agrupación Airiños da Terra representó el pasado día 9 en Santiago a los gallegos en Cantabria con motivo de la fiesta que, cada Año Santo compostelano, congrega en la ciudad del Apóstol a grupos folclóricos de las entidades gallegas en el exterior llegados de distintas partes del mundo.
Airiños da Terra, que pertenece al Centro Gallego de Santander, llegó en esta ocasión capitaneado por Restituto Díez de Liébana, para quien, “es un lujo” poder disfrutar de una jornada festiva de esas características.
“Queríamos representar al Centro Gallego de Santander aquí y disfrutar de este ambiente, único”, dijo, ya que, a su entender, “es difícil encontrar tanta gente con tantos valores y con tanto interés musical y cultural como en esta ocasión”, observó.
Díez de Liébana, quien, pese a no ser de origen gallego lleva “muchos años en el grupo”, confesó vivir la jornada como quien está en una “nube”, porque Santiago “es un sitio extraordinario”, así como “muy significativo”.
El hecho de poder reunirse con “músicos y gaiteiros de distintas zonas” es para él muy importante, y “lo más sorprendente –añade– es que hablamos en un mismo idioma, el gallego, y también el cultural y musical”.
El representante de Airiños da Terra confesó que “Santiago siempre le resulta emotivo”, al tiempo que se confiesa “poco objetivo a la hora de hablar de Galicia”, que “es para mí un lugar especial”, apostilla.
Aprecia que, en los últimos años, la comunidad autónoma “va modernizándose” y espera que la nueva Xunta “siga apoyando la cultura gallega y la lengua”. También que “conecte, que comunique” con la Galicia exterior “para que siga habiendo lazos de fraternidad” entre todos los centros españoles y del extranjero, porque “los encuentros con América del Sur”, sobre todo, “han sido muy emocionantes”, asegura.
Al respecto, comentó que con motivo del Día da Galicia Exterior estuvo tocando con un gaiteiro de Chile y calificó como “muy emocionante” el haber podido “compartir una misma pieza” con alguien del exterior, en este caso, de ese país.
