Muestras de afecto y reconocimiento del pueblo argentino en el último adiós a Raúl Alfonsín

El pasado día martes 31 de marzo, a los 82 años, el ex presidente argentino Raúl Alfonsín falleció, víctima de un cáncer pulmonar con metástasis ósea. Ahora, sus restos mortales descansan en el cementerio de la Recoleta, en el monumento que alberga a los caídos en la revolución de 1890 que dio nacimiento a la Unión Cívica Radical (UCR), donde permanecerá hasta que se le erija una bóveda propia. Cuando se conoció la noticia sobre su delicado estado de salud, miles de ciudadanos se concentraron frente a su domicilio particular para acompañarlo en sus últimos momentos. Tras su deceso, el martes por la noche, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dispuso –desde Londres donde participó de la cumbre del G20– que se le rindieran los máximos honores.
Desde el miércoles día 1 de abril, por la mañana, los restos mortales de Raúl Alfonsín fueron velados en el salón azul del Parlamento de la Nación, justo debajo de la cúpula del edificio y a pocos metros de donde se expone el primer ejemplar de la Constitución Nacional reformada de 1994.
Allí, en un desfile incesante, cientos de miles de personas se acercaron para darle el último adiós. Además de la ciudadanía que se congregó espontáneamente en el Congreso, estuvieron presentes dirigentes de todos los partidos políticos, miembros de la Justicia, diplomáticos y personalidades de la cultura. Del exterior, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, y varios ex mandatarios sudamericanos, como los brasileños Sarney y Fernando HeNrique Cardoso, presentaron personalmente sus respetos al ex mandatario argentino Raúl Alfonsín.
La ceremonia de despedida comenzó el jueves, día 2, a las 11 de la mañana, con la realización de una misa y un acto que tuvo como oradores, entre otros, a Víctor Martínez –vicepresidente de Alfonsín durante el gobierno radical de 1983 a 1989–; el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner; el presidente del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales; y cerrando los discursos, el ex presidente de Brasil José Sarney y el vicepresidente de la Nación, Julio César Cobos.
Desde hacía más de tres décadas –cuando falleció el general Domingo Péron, en 1974, en ejercicio del poder–, que no se producía una demostración de afecto popular tan multitudinaria. A estas manifestaciones ciudadanas se le sumaron también las expresiones de condolencias de numerosos jefes de estado del mundo. Entre ellas, la del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien señaló que “su figura será siempre recordada como la de un insigne político y un gran presidente, defensor de los derechos humanos que contribuyó de forma decisiva a la consolidación de la democracia”.
El primer mandatario español, expresó además, que “Raúl Alfonsín, como gran amigo de España, contribuyó al estrechamiento de los fuertes lazos que hoy existen entre España y Argentina”.
Finalmente, como muestra de respeto y homenaje a la figura de Raúl Alfonsín, la Embajada de España se unió al luto nacional decretado por las autoridades argentinas, disponiendo que la bandera española ondeara a media asta en todos sus edificios en la República Argentina.
Por otra parte, el rey Juan Carlos, en su nombre y de su familia, hizo llegar sus condolencias a la residenta argentina por el fallecimiento de Raúl Alfonsín.
A estas manifestaciones se sumaron, además, los respetos vertidos por la Diputación de Pontevedra, provincia de donde era oriundo su abuelo. El gobierno pontevedrés dispuso la colocación de una corona floral, en nombre de toda la colectividad gallega de Argentina, en la capilla ardiente donde fueron velados los restos del ex presidente.
Además, en un comunicado oficial, la Diputación provincial manifestó sus condolencias por la muerte de Raúl Alfonsín. “Un político –manifiesta– que dedicó gran parte de su vida, con ejemplar y generoso esfuerzo, al servicio de su país y del colectivo emigrante gallego”.
Además, el gobierno provincial destacó la “permanente y solidaria atención brindada a sus paisanos pontevedreses en la Argentina”, motivo por el cual fue declarado “Hijo Adoptivo de Pontevedra y Gran Collar de la Diputación Provincial”, la máxima condecoración y superior honor que otorga el gobierno provincial.
Finalmente, el comunicado valora altamente “su trayectoria personal y política en defensa da democracia, los derechos humanos y la hermandad de los pueblos y la gente”.