Lucía Gil Domínguez: “Me fui a Argentina con 12 años y ahora regreso con 84”
Tras 72 años sin visitar su Galicia natal, Lucía Gil Domínguez regresa gracias al programa ‘Reencontros con Galicia’. “Estoy muy agradecida y muy contenta de estar aquí”, asegura esta ourensana que explica que “me fui a Argentina con 12 años y ahora regreso con 84”.

“Mi papá se había ido en el 48 y mi mamá, mi hermano y yo nos fuimos el 13 de julio de 1953 y no volví más a España y ni a Galicia hasta que volví ahora gracias a la Xunta de Galicia a la que le tengo que agradecer este viaje hermoso”.
La marcha a Argentina fue bastante dura. “Me acuerdo, y todavía lloro porque sufrí mucho”, reconoce Lucía, quien recuerda que se pasó dos meses llorando y durmiendo “porque no quería pensar en el lugar que estaba”. “Cuando estaba despierta –continúa– me subía a la terraza de la casa que tenía alquilada mi papá y me ponía en la punta de los pies para ver si podía ver mi casa y, como no veía nada, me volvía a dormir”.
Tras esos dos meses tuvo que ir al colegio y la cosa no mejoró porque fue objeto de burlas por parte de sus compañeros que se reían de ella por su forma de hablar. “Me quedaron grabadas a fuego dos palabras porque yo en vez de decir Montevideo decía Montevideu y en vez de decir Amadeo decía Amadeu” y “luego se reían de mí y me decía cosas como gallega de mierda o los gallegos se vinieron a matar el hambre a Argentina”.
Al terminar el colegio, empezó a trabajar en la farmacia de un sanatorio, pero tuvo que dejarlo al nacer su hija porque no tenía quien la cuidase.
“Yo a mis nietos –comenta– les enseñé a hablar en gallego y a sus amigos que venían de pequeños a estudiar a casa les decía los refranes que me acordaba en gallego. Ahora ya son mayores, pero cuando los veo todavía me dicen los refranes”.
A pesar de haber tenido una buena vida en Argentina, Luci, como la conoce todo el mundo, nunca se hizo ciudadana argentina. “Yo digo que voy a ser siempre gallega porque amo a Galicia. Yo no soy española, soy gallega”.
Luci hace hincapié en que está “emocionada” de estar en Galicia y entre lágrimas recuerda que hace cinco años murió su hija de 55 años. “Lo pasé muy mal y todavía sigo”, pero “pienso que mi hija estaría más feliz que yo de ver que hice este viaje porque hace siete años lo iba a hacer, pero me caí y me fracturé. Para la fecha del viaje ya me sacaban el yeso y mi hija me quería que viniera igual, pero tenía que hacer la rehabilitación”. “Estoy segura de que ella me está guiando en este viaje”, confiesa con emoción.
En su estancia en Galicia tenía previsto ir a su pueblo porque allí tuvo una infancia muy feliz. “Yo me sentía Heidi porque en la aldea íbamos con el ganado al monte. Sin tener nada en esa época, mi infancia fue feliz y extraño todo eso”, aunque es consciente de que todo eso ha cambiado “para bien”.