La proyección unió a las viejas y nuevas generaciones de emigrantes en Suiza

Más de 300 personas disfrutaron en Zúrich de la película ‘1 franco, 14 pesetas’, junto al director del filme, Carlos Iglesias

El director y guionista español Carlos Iglesias asistió, el pasado fin de semana, al pase de su exitosa película ‘1 Franco, 14 Pesetas’ en Zúrich acompañado de su inseparable compañera de vida Eloísa Vargas y arropado por el cónsul general de España en Zúrich, Juan Carlos Gafo Acevedo, que ofreció una cálida y entrañable bienvenida al querido actor, la embajadora de España en Berna, María Celsa Nuño García; y multitud de amigos.

Más de 300 personas disfrutaron en Zúrich de la película ‘1 franco, 14 pesetas’, junto al director del filme, Carlos Iglesias
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Carlos Iglesias, flanqueado por Maria Celsa Nuño y Juan Carlos Gafo, durante la proyección del largometraje.

El filme, ya un referente para viejas y jóvenes generaciones, cuenta una historia llena de humanidad y con tintes autobiográficos que rinde homenaje a una generación de emigrantes españoles y, como no, a Suiza, el país de acogida de tantos de ellos y del propio protagonista. Carlos Iglesias emigró al país helvético a la corta edad de 5 años, y de la mano de su madre. En el pueblo de Uzwil, los esperaba su padre que llevaba un año trabajando como obrero de la fábrica Pegaso. Allí, el más que consagrado actor y guionista vivió durante siete años. Una etapa de su infancia que lo marcó para siempre hasta el punto de considerar que lo mejor que tiene como persona lo aprendió en el país de los quesos, los chocolates y los relojes. Desde los 18 años no ha dejado de visitar periódicamente el país que lo recibe con gran cariño.

El cónsul general ejerció de maestro de ceremonias dando la bienvenida al artista y a las más de 300 personas asistentes al acto que culminó con una interesante mesa redonda en la que se abordaron los diferentes puntos de vista sobre la emigración y en la que participaron Jesús López, José Vizcaíno, Leonor López, Miguel Soto y el mismo cónsul.

Suiza continúa siendo uno de los destinos más apetecibles para los españoles por su nivel de vida. Han transcurrido 16 años del estreno de la película, sin embargo, sus tópicos y matices siguen provocando una explosión de sentimientos y emociones al espectador. Carlos Iglesias se siente muy agradecido con la acogida que continúa teniendo este homenaje a sus padres y disfruta y se emociona con las satisfacciones que le aporta. Cercano y entregado escuchó las experiencias y opiniones de los asistentes y concedió esta entrevista a ‘Crónicas de la Emigración’.

Pregunta. ¿Qué hay de cierto en que un lugar puede marcar a una persona y cómo le ha marcado Suiza?

Respuesta. A mí me cogió en un momento en el que cualquier cosa me hubiese marcado porque estaba en esa edad en la que te estás abriendo al mundo y me tocó vivirla en Suiza. Obviamente me marcó y mucho para toda mi vida.

P. Desde los 18 años visita regularmente el país. ¿Cómo ha vivido su evolución e incluso de la emigración española en el transcurso de los años?

R. Desde que era un chaval y me crié en Uzwil hasta donde yo llegué como turista, muy poco la verdad. Si algo me gusta de Suiza es que realmente es muy reconocible para mí todavía. Eso no es fácil que ocurra con ningún país, sin embargo, con la Suiza que yo conozco pues sí es muy reconocible. Obviamente, si me pongo a profundizar, habrá evolucionado muchísimo, pero son cosas que al ojo de un turista o de un visitante circunstancial pasa totalmente desapercibido.

P. Tantos años después del estreno de ‘1Franco, 14 Pesetas’, ¿cómo sigue acogiendo el público esta entrañable historia, y las nuevas generaciones?

R. En las diferentes plataformas la acogida sigue siendo extraordinaria. Es una película que no deja de darme satisfacciones. Por una parte, se ha vendido a 47 países, ha estado en infinidad de festivales internacionales. He estado con ella en San Francisco, en Nueva York, en Europa, en unos 12 países. En fin, son cosas que nunca esperas que te ofrezca una película y ésta, en concreto, debe estar hecha con tanto cariño que realmente me ha dado muchas satisfacciones. La misma Televisión Española la ha pasado en múltiples ocasiones y Movistar, igual. Ahora está en plataformas y cada dos por tres me hablan de la película y me escriben sobre ella, así que, sigue estando muy vigente; creo que, en gran parte, porque no existe una familia española que no haya sido emigrante en un momento de su trayectoria o haya tenido algún miembro cercano.

P. ¿Mantiene en la actualidad la imagen idílica de Suiza que transmite en la película?

R. Depende de los ojos con los que se mire. Yo creo que es el paraíso de los Boys Scouts y yo lo he sido. Entonces habrá gente a la que le interese un país que tenga más discotecas o sea más fácil divertirse o la gente sea mucho más cálida o cercana y otras personas que nos quedamos con esa frialdad rara pero atractiva con una justicia social, con un cuidado por el paisaje y por los detalles muy grande. En fin, depende de la persona. Tengo cantidad de amigos españoles que pasaron por Suiza con mi misma edad y no tienen un recuerdo de Suiza, ni siquiera pueden hablar en el idioma una o dos frases. Se les ha olvidado. Decía mi padre que habían pasado por Suiza como una maleta y hay otros, sin embargo, igual que yo, y eso me llegó a través de infinidad de ‘emails’ una vez que estrené la película de ‘1 Franco 14 Pesetas’, que tenían una añoranza por el país muy grande como si fuese el nuestro.

P. ¿Cree que aún está presente la nostalgia del emigrante en las nuevas generaciones?

R. Yo creo que la cercanía de España con Suiza en la actualidad es infinitamente más cercana de lo que era en los tiempos de mis padres que se tardaba dos días en llegar a Uzwil desde Madrid con cantidad de transbordos e incomodidades. Ahora, prácticamente por 80 euros, te colocas en Madrid en dos horas. Estas facilidades hacen que mucha gente que está en Suiza no tenga tanta nostalgia porque, si me apuras un poco, cogen el fin de semana y se sientan en la Gran Vía a ver pasar gente que era la gran frase que decía mi padre en la película: “Me encantaría estar sentado en la Gran Vía, sentado tomando una caña viendo pasar gente”. Todos sabemos que, en ese sentido, en Suiza, principalmente en un pueblo pequeño, esa imagen puede ser muy triste.

P. ¿Por qué una historia de la emigración española de los años 60? ¿Se atrevería o le gustaría grabar la historia de la emigración del siglo XXI?

R. Obviamente, por mis padres y esa España del año 2005 cuando nuestro país se llenaba de inmigrantes me resultaba muy curioso, sorprendente y doloroso el ver la frialdad que sentíamos hacia los inmigrantes que llegaban a nuestro país cuando nosotros habíamos sido emigrantes a lo largo de toda nuestra historia y, por ahí, se me ocurrió contar la historia de mis padres en la emigración a Suiza. Si me gustaría o no contar la actual, primeramente, debería documentarme porque de la otra sabía muchísimo, pero de ésta, realmente, sé muy poco. Hemos oído infinitamente que es gente mejor preparada que la de los años 60. El menos listo tiene dos o tres carreras y habla dos idiomas, entonces, por narices, tiene que ser una emigración distinta y hoy el mundo es un pañuelo, pero antes las distancias eran tremendas. Mi padre me contaba infinidad de veces que en su casa y en la de sus amigos cercanos en Madrid no sabían ubicar a Suiza en el mapa.

P. Hay una frase suya que dice “el sitio más humilde tenía una dignidad que no tenía España”. ¿Cree que en la actualidad aún es así?

R. No recuerdo si he dicho o no esa frase, pero para los emigrantes trabajadores cuya mano de obra salía en la década de los 60 de España, no me cabe duda, que se encontraron con un nivel de vida que no habían conocido en absoluto. Al margen de eso, creo que el nivel de vida se acerca mucho, aunque todavía está lejos. Ahora bien, la calidad de vida, no. Todavía no hemos conseguido la calidad de vida que yo viví y experimenté en los 60, entendiendo por calidad de vida encontrar un río o un lago limpio, un bosque cuidado o que no te vaya a timar el Benito Lopera Perrote de turno a la hora de venir a pintarte la casa. En fin, todas esas picardías que todavía seguimos teniendo como latinos y que ellos no han tenido o han tenido mucho menos pues, en eso, aún nos ganan. Para otros, la calidad de vida es simplemente que haga mucho sol, que haya muchos días festivos y que haya mucha juerga. En ese sentido, en España les ganamos sin lugar a dudas, pero la otra calidad de vida, la que a mí más me preocupa y la que me gustaría que tuviera mi país, desgraciadamente, aún no la hemos alcanzado.

P. España se ha convertido en los últimos tiempos en un país lleno de emigrantes de diferentes nacionalidades y de retornados. ¿Cree que han sido recibidos del mismo modo que han sido recibidos los españoles en otros países, en este caso Suiza?

R. Yo hice la película para que se nos quitara esa lámina de no ricos que teníamos, ese perfil un poquito hortera, que cree que está por encima del que llega. Al emigrante no se le ha querido nunca en ningún lugar. A los españoles no se les quería en Suiza. A nosotros como a los italianos nos han hecho buenos los que han llegado después, pero, en cualquier caso, nunca se ha querido al emigrante y, por supuesto, los españoles no querían al inmigrante que llegaba. No obstante, nos vamos adaptando. Somos un país más abierto, pero hay un dicho que dice “no sirvas a quien sirvió ni mandes a quien mandó” y eso se podría aplicar perfectamente para ese perfil de españolito medio que era incapaz de saludar al jardinero o a la mujer que limpiaba el culo a su madre aún hablando el mismo idioma que él porque la inmensa mayoría de los que llegaron cuando escribí ‘1 Franco 14 Pesetas’ eran latinos, eran hispanohablantes, con lo cual todavía era más sencillo que lo que habían tenido los suizos con nosotros donde ya el idioma era la mayor barrera comunicativa.

P. El Retorno sigue siendo un tema candente que abre mucho debate a día de hoy tanto a nivel político como social o moral. Para muchos españoles emigrar se convirtió en un drama, pero, para la gran mayoría, el mayor drama ha sido volver o pensar en ese retorno. ¿Qué opina?

R. Conozco muchos españoles que se han acercado a mí para contarme que de alguna forma intentaron la vuelta, pero les resultó muy difícil después de que se habían adaptado a la vida en Suiza. Algunos de ellos incluso tenían ya un poco de mentalidad suiza. Todos estos factores unidos al hándicap de encontrar trabajo y más un trabajo remunerado como en Suiza dificultan ese retorno. Cada uno cuenta la feria como le ha ido. Mis padres me contaron maravillas de Suiza. A ellos les fue muy bien, pero posiblemente haya mil historias terroríficas y algunas me llegaron, pero no fueron significativas como para añadirlas en la película porque la inmensa mayoría estaban en la misma línea que la historia que me contaron mis padres. Ni puse a ese español que le había tocado la lotería ni al otro que le habían hecho la vida imposible en Suiza.

P. ¿Cree que la figura de la mujer en la emigración es la misma que la que representa su madre en la película?

R. Mi madre fue el motor de la emigración de mi padre. Tal cual se refleja en la película, mi madre empujó a mi padre a la emigración sin que él lo solicitara. Al contrario, mi padre nunca quiso que mi madre emigrase, ni que se pusiera a trabajar una vez que estaba en Suiza. Hoy creo que la mujer es infinitamente más que independiente. No depende del permiso del marido ni para sacar el pasaporte ni para comprar un piso como se refleja en la película. En la actualidad, la mujer emigra con las mismas libertades. Si le apetece lo hace y si no, no. No creo que sea el mismo rol.

P. Para finalizar, y agradeciendo su disponibilidad. ¿Seguimos en crisis? ¿El mejor antídoto para combatirla? ¿Sigue siendo Suiza su país favorito? ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a estas nuevas generaciones que, al igual que sus padres, buscan una oportunidad en otros países?

R. Solo hay que ver el telediario. Yo creo que ya no solo nosotros que éramos un ejemplo de crisis continua. Ahora parece ser que toda Europa, incluso los países más ricos, empieza a estar en crisis, pero bueno, quitando este momento puntual pues sí creo que España es un país que está en crisis cada dos por tres. Cómo solucionarlo, no lo sé. Me parece terrible que nuestra juventud, muy bien formada en España, tenga que ir a otros países para poder subsistir o sacar una familia adelante. En definitiva, para poder trabajar. Me parece terrible. No obstante, es cierto que, si siendo ingeniero va a tener que estar sirviendo mesas en otro país, pues es absurdo que se vaya de ingeniero a otro lugar. Es preferible que se forme más y mejor y cuando vuelva que se traiga mayores conocimientos. Cada uno es cada cual. El ideal de salir al extranjero es saliendo de turista o viajero, pero el que un país de alguna forma te fuerce a salir necesariamente para poder sacar una familia adelante no es bueno.