UNO DE LOS AFECTADOS DENUNCIA QUE LE DEBEN 5.200 EUROS Y QUE SE ENCUENTRA SIN RECURSOS PARA VIVIR Y SIN DERECHO A AYUDAS

Un grupo de trabajadores españoles de la construcción, explotados en Hamburgo

Un grupo de trabajadores de la construcción, en paro a causa de la crisis inmobiliaria en España, decidieron buscar trabajo en Alemania. A través de internet encontraron la oferta de una empresa de Alicante que buscaba trabajadores para una obra en Hamburgo y se pusieron en contacto con ella, según cuenta José Luis López, uno de los españoles del grupo que no tiene inconveniente en que se publique su nombre ni la situación límite en que se encuentra.
Un grupo de trabajadores españoles de la construcción, explotados en Hamburgo
 José Luis López.
José Luis López.
Un grupo de trabajadores de la construcción, en paro a causa de la crisis inmobiliaria en España, decidieron buscar trabajo en Alemania. A través de internet encontraron la oferta de una empresa de Alicante que buscaba trabajadores para una obra en Hamburgo y se pusieron en contacto con ella, según cuenta José Luis López, uno de los españoles del grupo que no tiene inconveniente en que se publique su nombre ni la situación límite en que se encuentra. Dice que la titular de esa empresa, una mujer bielorrusa, les pidió la copia del pasaporte o del carné de identidad y la de su afiliación a la seguridad social en España para formalizar un contrato de trabajo que les sería entregado en el lugar de destino, pero que nunca recibieron, como tampoco nunca les pagaron el salario estipulado de 10 euros la hora.  
Procedentes de diferentes destinos, los obreros llegaron a Hamburgo el 23 de octubre de 2011. Aquí les esperaba el marido de la mencionada empresaria, un español que les facilitaría también el alojamiento. Al día siguiente de su llegada comenzaron a trabajar en la construcción de un edificio de seis pisos para otra empresa que, a su vez, estaba subcontratada por la constructora principal, una conocida empresa familiar de Hamburgo con más de cien años de tradición.
A los tres meses de llegar se quedaron sin trabajo y ni la empresa de Alicante ni la alemana les pagaron lo acordado. López, que trabajó durante veinticinco años en la construcción en Barcelona, se siente explotado. Asegura que le deben 5.200 euros que no sabe cómo cobrar, carece de recursos para sobrevivir y, según le comunicó la Oficina Federal de Empleo de Hamburgo, tampoco tendría derecho a ningún tipo de ayuda.

Les entregaban cantidades a cuenta
Desde el comienzo, los trabajadores vivieron una situación irregular. En vez de cobrar el salario recibían dinero a cuenta para ir sobreviviendo, sin nómina, sólo firmaban el recibo de esas cantidades en una lista común. Ante esa situación, recurrieron al Consulado de España en Hamburgo para pedir asesoramiento y cursaron una denuncia a la Dirección General de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Alicante, tras lo cual, la empresaria de Alicante habría desaparecido de la noche a la mañana, según López, haciéndolo su marido poco después y sin haberles pagado lo que les debían. A partir del 14 de noviembre, la empresa de Hamburgo para la que trabajaban les ofreció seguir trabajando con ella, pero tampoco ésta les hizo un contrato por su parte. Al finalizar los tres meses por los que la empresaria de Alicante les había declarado en Alemania como trabajadores en montaje, fueron despedidos por el empresario alemán el 27 de enero de 2012. López dice que de los 8.300 euros que tendría que cobrar, sólo recibió 3.100 en mano, por eso recurrió también a los sindicatos alemanes y a un abogado hamburgués que ya se estaría ocupando del asunto.

Volver a España no es la solución
Tras el despido, los integrantes del grupo se perdieron de vista, excepto López y un compañero de Toledo con el que comparte habitación. Ellos dos decidieron no volver a España porque allí no ven perspectiva alguna de encontrar trabajo. “No es ninguna solución, yo tendría que irme, con 45 años, a vivir a casa de mi madre y a que me diera de comer”, dice López, lo que le parece inaceptable. En Alemania, a pesar de las dificultades, esperan encontrar alguna posibilidad de trabajar o que, por lo menos, les concedan las ayudas sociales a las que creen tener derecho como ciudadanos comunitarios, aunque la reciente decisión del Gobierno alemán de restringir la ayuda social a los inmigrantes del sur de Europa pone más difíciles las cosas. Pero ellos lo que quieren es trabajar, aunque ya se dieron cuenta de que “no es tan fácil como lo pintan, si no sabes alemán nadie te da trabajo”, comenta López, a pesar de que tanto él como su compañero estarían “dispuestos a trabajar en lo que sea”.

"No es un caso aislado"
El 23 de febrero pasado José Luis López se dirigió a la Oficina Federal de Empleo para inscribirse como trabajador en paro involuntario y solicitar la prestación por desempleo, para lo que tuvo que presentar la documentación pertinente. Cinco días después le pedían que adjuntase a la solicitud una carta haciendo constar que en su relación laboral no existía ni contrato de trabajo, ni despido. Después de haber recibido la confirmación de que obligatoriamente y hasta febrero de 2014 tendría que participar en los cursos de integración que prescribe Alemania a los inmigrantes que desconocen el idioma, en otro escrito, un par de días después, se le denegaban todos los derechos por no haber cotizado a la seguridad social en Alemania. “No nos quieren aquí y por eso nos hacen estas cosas, para que nos aburramos y nos vayamos, pero si no nos quieren que no firmen convenios con España”, dice el español, resentido por las exigencias burocráticas. La complicada situación en que se encuentra se agrava por la dificultad de comunicarse con las instituciones alemanas y tener que recurrir siempre a alguien que le traduzca los numerosos documentos y cartas que no entiende. Contando con su solidaridad, recurrió a las asociaciones de españoles en la ciudad y así pudo dar a conocer el caso en la emisora de radio para el norte de Alemania, NDR, y en la televisión de Hamburgo.
“No es un caso aislado”, dice Vicente Martínez, pedagogo social y presidente de la Federación de Asociaciones de Jóvenes en Alemania (FAJA), una de las personas que les está ayudando a establecer contactos para buscar soluciones a su precaria situación. Según él, el Gobierno español tendría que “tomar cartas en el asunto” para proteger a sus ciudadanos que buscan trabajo en la construcción fuera de España, porque cada vez surgirían más de estas pequeñas empresas constructoras que trabajan subcontratadas y que, de forma sistemática, emplean irregularmente a trabajadores del este y del sur de Europa.

Temen quedarse sin techo
Los españoles afectados se dirigieron también a la Sección Laboral del Consulado de Hamburgo, donde sólo les habrían informado sobre instituciones de ayuda humanitaria, como los comedores sociales, y enviado a la Misión Católica de lengua española, donde una de las hermanas de la Misión les habría socorrido momentáneamente.
José Luis López teme quedarse sin techo, no sabe cómo seguir pagando la pensión en la que vive, come en los comedores sociales y no puede moverse por la ciudad porque no tiene dinero para pagar el transporte. Aunque la situación se hace insostenible, no quiere resignarse y sigue luchando por sus derechos, que piensa defender, si fuera necesario, ante los tribunales.

La versión del empresario alemán
Según el jefe de la empresa alemana para la que trabajaron los españoles, que no quiere que se publique su nombre, el grupo de trabajadores enviados por la empresa de Alicante llegó a Hamburgo sin dinero para sobrevivir hasta cobrar el primer salario, no les habían pagado el desplazamiento, no traían ni ropa de trabajo ni herramientas y sólo dos tenían un casco de protección, lo que sería absolutamente inusual. En una conversación telefónica con 'Crónicas de la Emigración' comentó que se había sorprendido de las condiciones en que llegaron, pero aseguró también que él no había tenido relación laboral con ellos directamente, sino con la empresaria de España que los envió. No obstante, cuando un día se negaron a trabajar porque no tenían más dinero y no les pagaban, dijo que él se había puesto en contacto con la empresaria responsable, acordando con ella entregarles dinero a cuenta, para que pudieran comer y pagar la pensión.
El contrato inicial, que finalmente sólo fue verbal, era de tres meses, con lo que el despido no sería tal, sino que habría finalizado la relación laboral. Tampoco la empresaria bielorrusa habría desaparecido como dicen, sino que habría estado en Holanda y en enero habría viajado a Hamburgo, aunque él no sabía si durante su estancia en la ciudad se habría encontrado con los trabajadores o no.
Este pequeño empresario alemán, que depende de las grandes empresas para las que trabaja subcontratado, aseguró que toda la situación le estaba perjudicado enormemente, especialmente la emisión de radio, que le habría puesto en situación dudosa ante sus clientes. Aunque lamenta las circunstancias en que se encuentran los españoles, e incluso parecía inclinado a ayudarles si rectificasen la información que dieron a los medios, delega toda la responsabilidad en la empresaria de Alicante que los envió a Hamburgo.