Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta presentaron la institución en el Congreso de Salamanca

El Centro de Migraciones de Castilla y León, que nace en formato virtual, da a conocer 600 relatos de vida

Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta, director y subdirector de la Cátedra Población, Vinculación y Desarrollo, de la UNED de Zamora, presentaron el Centro de las Migraciones de Castilla y León (Migra), un museo en formato virtual que cuenta con 600 relatos de vida, a los que habrá que sumar las más de 300 horas de grabaciones que todavía están sin procesar.

El Centro de Migraciones de Castilla y León, que nace en formato virtual, da a conocer 600 relatos de vida
Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta
Juan Andrés Blanco y Arsenio Dacosta, en la presentación de MIgra.

Este museo, financiado por la Junta de Castilla y León, se pone en marcha de manera virtual, pero con la voluntad de que, en su momento, tenga también un espacio físico en el que pueda ser visitado.

El Migra es la culminación de un trabajo de muchos años que se ha llevado a cabo desde la UNED de Zamora que, desde finales de los 80, comenzó a estudiar el fenómeno migratorio al ver que ninguna de las universidades más conocidas de la región le habían prestado la atención necesaria.

“La emigración y todo lo que supone es el proceso que más efecto tiene en un sentido positivo, con algunas connotaciones también negativas, en la historia contemporánea de Castilla y León”, aseguró Juan Andrés Blanco en la presentación de este nuevo espacio virtual en el II Congreso Internacional de Centros de Castilla y León en el Exterior. Explicó cómo además de estudiar el motivo de la emigración y cómo era esa salida hacia otros lugares de España o hacia el extranjero, han querido estudiar la vinculación de los emigrantes con la tierra de dónde habían salido y cómo se habían integrado en el lugar al que habían llegado. En ese momento, explica “comprobamos algo que no teníamos prácticamente ni idea, al menos desde el punto de vista académico, y que era la existencia de las asociaciones” y “nos planteamos que lo que no se conoce no existe y se queda en el ámbito familiar o en el ámbito de la propia asociación”.

 “Y así –continúa– empezamos a estudiar la emigración en la primera oleada a América, a Europa y también dentro de España, pero entendíamos que no sólo era cuestión de lo que supiéramos de la emigración, sino que era importante que supiéramos lo que los propios emigrantes y sus plataformas de actuación fundamentales –que eran las asociaciones– habían hecho”.

“Porque efectivamente la memoria institucional de la emigración son las asociaciones y, por otro lado, en las asociaciones están buena parte de los emigrantes más activos y, sobre todo, en las asociaciones están quienes tienen más interés en la vinculación entre los lugares de origen y los lugares en los que se encuentran”, subraya Juan Andrés Blanco.

Entre las líneas de actuación que se plantean en ese momento están conocer a las instituciones –qué eran y qué habían hecho–y, en segundo lugar, conocer qué es lo que opinaban los propios emigrantes.

En el primer apartado estuvieron en contacto con muchas asociaciones y en el segundo crearon los Premios Memoria de la Emigración, que “era una manera de incentivar que los emigrantes y sus descendientes nos contaran su propia historia y sus experiencias”.

“En los premios –destaca el director de la Cátedra– tratamos de incentivar los relatos, las colecciones de cartas, los testimonios audiovisuales, las películas… pero desde una perspectiva de verdad. Si estaba bien escrito, perfecto; si tenían un toque poético, pues también; pero lo que nos importaba era la verdad”.

Después de un primer premio de Memoria de la Emigración Zamorana, siete premios de Memoria de la Emigración Castellano y Leonesa y un Premio de la Emigración Española, “contamos con un repertorio de unos 600 testimonios, tenemos una colección enorme de documentación. Con esto hicimos una serie de libros, y algunas exposiciones como por ejemplo ‘Memoria de un sueño’. En ese contexto planteamos el I Congreso de las Casas de Castilla y León en 2009 y ahí se planteó por primera vez la realización de un archivo-museo de la emigración castellana y leonesa con un formato físico y con un acuerdo con la Diputación de Zamora, pero la crisis de 2008 y posteriormente la pandemia determinaron que hasta la entrada de Fernando Rubio en Acción Exterior no pudiéramos retomar esta idea, en este caso con formato virtual pero con vocación de que pudiera convertirse en físico”.

Para llevar a cabo el proyecto, lo primero que hacen es ver qué se ha hecho en otros países y otros entornos porque “todos los grandes países emisores y receptores tienen su gran museo dedicado a la emigración, excepto España y Cuba”, asegura Arsenio Dacosta, quien hizo referencia a los museos de emigración que tienen Argentina (Buenos Aires), Brasil (São Paulo), Estados Unidos (Nueva York), Canadá, Irlanda, Italia y Portugal, y explicó que uno de los nexos comunes a todos ellos es el “reconocimiento expreso a las comunidades, a los emigrantes y a los descendientes”.

Dacosta también hizo referencia a las experiencias que hay en España en este ámbito y destacó el Arquivo da Emigración Galega, que, aunque tiene un proyecto museístico, por el momento todavía no se ha llevado a cabo y se ha centrado fundamentalmente en la recogida de documentación y su análisis.

Por su parte, explicó, el Museo Archivo de Indianos y el Museo de la Emigración de León (MeL) están más enfocados en la exhibición.

“Son dos modelos diferentes que nosotros, aunque somos pequeños, hemos querido aunar porque creemos que son necesarios tanto la parte de la exhibición como la parte museística”, aseguró Dacosta.

Blanco hace hincapié en que el objetivo era “hacer un proyecto viable” y crear un portal de contenidos con una serie de salas para luego ir incorporando otras. Además, destacó que en la Universidad llevan todos estos años haciendo su trabajo, que era “la recopilación documental, la digitalización de todo y han seguido investigando y descubriendo nuevas asociaciones”, así como divulgando y dando a conocer esa memoria colectiva que a veces se transmite de manera oral, pero era necesario que quedara escrita de alguna manera.  

Secciones

Actualmente el museo virtual cuenta con las salas: ‘El afán de progreso’, donde se analiza el afán de progresar en unas condiciones difíciles y la atracción a América; ‘Sociabilidad formal’, que habla de las instituciones como lugar de encuentro, de apoyo y de vinculación; ‘El compromiso en la distancia’, que destaca el mecenazgo de los emigrantes que sienta las bases para la relación actual; y, por último, ‘La memoria viva y narrada’, en la que se recogen los testimonios de los emigrantes y sus descendientes.

En un futuro está previsto incorporar otras salas dedicadas a la emigración y su vinculación, precedentes históricos, salidas a Europa y éxodo rural, el retorno y el papel de las mujeres que durante mucho tiempo no aparecía en el relato de la emigración.

En total cuentan con un archivo de 50.000 documentos digitales, que van desde un libro de actas de 200 páginas hasta una foto. Además, “gracias a los premios de la Emigración se ha generado la mejor colección de relatos de vida de toda Europa”, asegura Dacosta, quien destaca la necesidad de que toda la documentación esté digitalizada “porque lo que no esté digitalizado se va a perder”. La documentación que está en manos de las asociaciones “es fácil de localizar, pero lo que está en manos de las familias es más complicado. Gracias a los premios hemos conseguido miles de documentos personales y contextualizados por las propias familias”, destaca Dacosta. Destaca que este “es un proyecto ambicioso y podemos llegar hasta donde queramos llegar, además sirve de divulgación científica, de divulgación de actividades que organiza el centro”.

El subdirector de la Cátedra hizo un recorrido por las diferentes secciones que tiene la plataforma y en donde se pueden encontrar libros referentes a la emigración –en abierto los que son propios de la institución y referencias los que pertenecen a otras– y las actividades que realiza el propio centro.

La presentación la cerró Juan Andrés Blanco reiterando la vinculación de los emigrantes con su tierra. “El emigrante –explica–, sea en la época que sea, no pierde la vinculación. A veces es más intensa y a veces menos. Esa vinculación se transmite a los descendientes, a veces en la siguiente generación es menos marcada, pero los nietos vuelven a estar interesados en esas raíces sin ningún tipo de problema con el lugar donde nacieron”.

El director de la Cátedra Población, Vinculación y Desarrollo destacó que la prueba de esa relación es lo mucho que la colectividad del exterior hizo por su tierra de procedencia y cómo “a través de las asociaciones, como elementos aglutinadores”, tuvieron un papel muy importante en diferentes ámbitos como el desarrollo educativo o la mejora de las comunicaciones con la apertura de caminos y carreteras.

Pero Blanco no solo hizo referencia al pasado, ya que recordó que la colectividad en el exterior sigue en el presente colaborando con su tierra de origen y, como ejemplo, recordó que la restauración del rosetón de la catedral de León hace cuatro años y que costó más de 100.000 euros lo han pagado los leoneses de México.

“Todo lo que han hecho los emigrantes y lo que están haciendo es extraordinario y, en muchas ocasiones, desconocido”, aseguró Blanco, quien destacó que “esto es algo de todos. Es la historia de la emigración, lo que fue y lo que es” y “esto tendrá presente y, sobre todo, tendrá futuro si es con ustedes, sino no lo tendrá”.