Opinión

La invención del pasado

La invención del pasado

Dudar es una acción tan necesaria como fascinante, pero escarbar en las dudas, aunque duela, para acercarse a la Razón es un gesto supremo de cultura y de civismo. El periodista gallego Miguel Anxo Murado ha publicado un muy interesante libro titulado ‘La invención del pasado’ (Ed. Debate) que pone en cuestión algunos de los capítulos sagrados de la historia de España (la ‘idea’ de España) y especialmente de la imagen de Castilla en el imaginario de los españoles como santo y seña del españolismo. Nos cuenta Murado, por ejemplo, que el famoso cuadro ‘La rendición de Breda’ retrata una situación histórica tergiversada, que fue una operación de marketing de la Corte al estilo de las que esgrimía el general Colin Powell en nombre de Bush para invadir Irak. Muy recomendable el libro, al estilo de otro encomiable análisis –a veces hay que tener un don especial, o pelotas, para girar un poco el punto de vista y tener una perspectiva distinta a la oficial– escrito por Alberto Arana y titulado ‘El problema español’. Esta es una obra de inmensa valentía intelectual que, como cabía esperar, sólo ha sido aceptada en imprenta por una editorial como Hiru, que al estar relacionada con el nacionalismo vasco es ocultada y censurada por el ‘sistema’ a los lectores del resto del Estado, y así hay que decirlo (por cierto que esta pequeña y esforzada empresa editora es la única en España que ha publicado la formidable obra de Howard Zinn, historiador y profesor universitario estadounidense de lectura obligada en América; aquí somos unos palurdos, palurdos contentos). Arana hace que nos preguntemos, con lógica aplastante, por qué consideramos a los romanos más ‘españoles’ que a los musulmanes y moriscos que se asentaron durante siglos en la Península, siendo estos últimos más contemporáneos y con más lazos genéticos con nosotros que los de Julio César. Con esos mimbres hemos construido España. Y olé.