Opinión

Élites bien merecidas

De lo leído hoy mismo en la prensa española hacemos un paquete. Primero, el pacto mafioso del fútbol (la mayoría de presidentes de la Primera División firman una petición de indulto para el presidente del Sevilla, ladrón de primera división que robaba dinero público); segundo, el sarao de Girona (un millonario reúne en una cuchipanda con blindaje policial al presidente catalán, ministros anticatalanes del PP, dirigentes del PSOE e individuos como Rodrigo Rato, etc., demostrando dónde está el verdadero poder y quién es el perro de su amo); y, tercero, el complot de Estado que actúa a toda máquina, en trama novelesca, para hundir a los pocos jueces que están tratando de impartir un rasguño de justicia ante la impunidad de las élites del país: la protección a la hija del rey y al chorizo que desvalijó Caja Madrid, Miguel Blesa, son un hecho inaudito. No son más cultos que la media, ni más inteligentes, ni son profesionalmente eficientes y, en conjunto, son peores personas, pero son las élites españolas. Estos personajes que parasitan ahí arriba, enquistados como la tenia, no son una consecuencia del franquismo. El franquismo, tosco y evidente en sus crímenes, fue un error de formas de esas élites. El modelo que no se ha superado es el feudalismo. Existe hoy una mayor movilidad para que algún plebeyo suba a un trono pero el principio de pleitesía general ante una minoría con prebendas absolutas e injustificadas se mantiene. La única diferencia con el siglo XV es que el señor feudal de hoy te da una bofetada ‘democrática’ con las papeletas electorales de sus bufones y Corte, que son una indiscutible mayoría.

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