Opinión

Los impunes del 11-M

Hace unas semanas, el Gobierno español, impulsado por el eurocentrismo y el pensamiento colonial sobre África, provocó la muerte de una docena de negros que llegaban a nado a Ceuta. La angustia de estar en el mar sin saber nadar es espantosa, pero si la policía dispara proyectiles antidisturbios desde la orilla, la muerte de estos hombres debió de ser aterradora. El crimen (que nace de la orden política de afrontar la pobreza del sur con violencia en la frontera para las personas y una alfombra para las materias primas explotadas por nuestras empresas) va a quedar impune, absolutamente impune. Los que exigieron responsabilidades por este suceso sufrieron un linchamiento del Gobierno y la ultraderecha mediática, que acusaban a cualquier disidencia de antipatriótica –a vueltas con la patria de las pelotas– y de querer desprestigiar en su conjunto a todas las fuerzas de seguridad españolas. Los desmanes de la patria, con razón o sin ella. Hace justo diez años, el Gobierno español, aplaudiendo de rodillas el salvaje imperialismo occidental de la era Bush, creó el caldo de cultivo para una guerra santa planetaria que propició el atentado del 11-M en Madrid, con casi 200 muertos. A las pocas horas de la tragedia, los investigadores y todos los analistas sensatos teníamos la certeza de que no había sido obra de ETA sino del radicalismo yihadista. El gobierno de entonces, encabezado por Aznar –el de la patria por encima de todo lo razonable y nuestros cuerpos armados son infalibles– se inventó una patraña sobre la implicación de ETA que llevó a todo un país a la locura. Para mantener la mentira promovieron una campaña de descrédito y acoso de los investigadores policiales ante el asombro del mundo entero. Se llegó a perseguir a los propios familiares de las víctimas porque no asumían el discurso de Aznar. Fue una persecución terrible, un caso único, en el que las víctimas eran acosadas e insultadas debido a la procedencia de sus asesinos o, mejor dicho, a la improcedencia, a las puertas de unas elecciones generales. Estos neofranquistas que lo han manchado todo, que humillaron a la propia policía a la que nunca criticaron sus torturas de hace cuarenta años, también se van a marchar totalmente impunes del 11-M, diez años después.