Opinión

El ‘manifiesto’ de Bolívar en Nueva Granada

“Al mismo tiempo aparece el estadista. Éste busca a su situación un desenlace que no puede hallarse sino en la vuelta al combate. Si sus sentimientos lo impulsaban a restaurar el brillo de su gloria y su honor, manchados a los ojos de sus compatriotas, su razón encontró los medios de vencer, a pesar de todo, al poderoso enemigo. Lo que nunca hubiera comprendido Bolívar en la abundancia lo concibe en la adversidad. En esta playa extranjera esbozó el plan de la libertad. Escribió un ‘manifiesto’ a los habitantes de la Nueva Granada, cuyo puerto, Cartagena, tenía entonces un gobierno republicano. Decidió refugiarse allí a publicar su ‘manifiesto’. Este documento de doce hojas impresas contiene el proyecto de libertad a Venezuela, entrando por el país vecino, y aprovechando los recursos de éste; idea nueva y genial a todas luces, pues le propone a un país una expedición armada”, escribe el historiador de origen alemán Émil Ludwig en su imprescindible obra Bolívar. El caballero de la gloria y de la libertad, editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, 3ª edición.

El ‘manifiesto’ de Bolívar en Nueva Granada

Porque, en efecto, Bolívar da comienzo así a su “preámbulo” del “manifiesto”: “Conciudadanos: Libertar a Nueva Granada de la suerte de Venezuela y redimir a ésta de la que padece son los objetivos que me he propuesto en esta memoria… Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas y políticas, que siempre fiel al sistema liberal y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos estados”. Tras este “preámbulo”, expone las causas del derrumbamiento de Venezuela. Primeramente, está el contrario principio de la “tolerancia”, presentado como una debilidad: en vez de someter por la fuerza a las ciudades rebeldes, la “Junta Suprema” las dejó en plena libertad “fundando su política en los principios de la humanidad mal entendida, que no autorizan a ningún gobierno para hacer por la fuerza libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos”.

El hecho es que Bolívar señala al “federalismo” como segunda causa de la derrota. A su entender, se trata de un sistema que emplea mal las fórmulas de los Derechos del Hombre, permitiendo a cada miembro gobernarse a sí mismo. Para ello es menester una “madurez” política que jamás pudo desarrollarse bajo el despotismo. Incluso en un pueblo más “maduro” es intolerable la lucha de los “partidos” durante una dramática crisis. “Las elecciones populares –continúa Bolívar–, hechas por los rústicos del campo y por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un obstáculo más a la práctica de la ‘federación’, entre nosotros, porque los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinalmente; y los otros, tan ambiciosos que todo lo convierten en facción… Por lo que jamás se vio en Venezuela una votación libre y acertada; lo que ponía el gobierno en manos de hombres ya desafectos a la causa, ya ineptos, ya inmorales… Nuestra división y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud”.

Sobresale en este escrito la gran sinceridad de Bolívar, pues él no formó parte del gobierno, de modo que así podía denunciar sus errores. “Bolívar –afirma el historiador Ludwig– ha descubierto en sí a un soldado, al convocar a los neogranadinos”.