Opinión

Los hermanos Peinador: las fuentes de Gándara y Troncoso

“Los agüistas alojados en el Gran Hotel tomaban su primer vaso de agua en la fuente de Gándara, y ‘paseaban las aguas’, como solía decirse, para tomar el segundo vaso en la de Troncoso, la más popular en los inicios del Balneario por ser la más antigua y la que dio origen a la fama de Mondariz. Un accidentado camino unía los 800 metros que separan ambas fuentes hasta la remodelación de Troncoso, en la primera década del siglo XX, que incluyó notables mejoras en el paseo que la unía al Establecimiento”, asevera la ensayista Yolanda Pérez Sánchez, autora del texto histórico perteneciente al nunca bien admirado libro Buvette, Aguas de Mondariz. Fuente del Val, S.A., 2008.

Los hermanos Peinador: las fuentes de Gándara y Troncoso

Ante todo, inevitable es recordar cómo la fuente de Troncoso –que brotaba en el lugar de idéntico nombre, en el margen izquierdo del río Tea– se mantuvo aparte respecto de las obras que se estaban llevando a cabo en el Balneario. ¿La causa? El prolongado pleito mantenido entre el Ayuntamiento de Mondariz y los hermanos Peinador por su propiedad entre los años 1873 y 1905, cuando, en último término, alcanzará resolución a favor de los hermanos Peinador. El arquitecto porriñés Antonio Palacios comienza en 1908 sus obras en Mondariz. Asimismo será responsable de la supervisión de la reforma de esta fuente que –como describe la revista ‘La Temporada’– “constaría de una elegante marquesina de hierro y cristal, que protegerá el recinto de la fuente; un balcón cubierto rodeará interiormente esta marquesina a la rasante del paseo, y dos cómodas escaleras de hierro, artísticamente decoradas, se destinan al servicio del público; a continuación de la marquesina están los talleres del embotellado que en su arquitectura recordarán los de la fuente de Gándara”. No estaría de más poner de relieve que el aspecto del taller de embotellado –adosado al manantial, tal como señala el citado texto– hace alusión al taller de la fuente de Gándara, si bien de menores dimensiones.

Ambos talleres son de planta rectangular, exhibiendo una fachada de granito horadada por tres grandes huecos en forma de arco de medio punto, hoy en día tapiados. Digamos también que la composición ornamental es, aun cuando más modesta, similar. En cuanto a la marquesina que cubre el manantial, así como la verja de acceso al mismo, son aquellas que en otro tiempo otorgaran cobijo a la fuente de Gándara. Al principio, a causa de los conflictos legales por su propiedad, el Establecimiento se reduce a la finca de los propietarios y se desarrolla de hecho al margen de este manantial de Troncoso, de no fácil acceso. Ahora bien, pese a estar situado fuera del recinto balneario, esta fuente de Troncoso coadyuva, en lo que se refiere a la imagen del Establecimiento, siendo uno de sus puntos neurálgicos.

Consideramos, por ende, un “eje que incide en el espacio balneario”, según nos explica la admirada Yolanda Pérez Sánchez, que determina un “camino” que enhebra las dos fuentes. Pues, en efecto, ellas, aparte del hecho de “normalizar” el recorrido de los agüistas que se apropincuaban a “tomar las aguas” en su diario paseo, es una “vía” de apertura, esto es, de crecimiento que impulsa la expansión del Establecimiento Balneario.