Opinión

Cocina gallega

Un periodista especialista en temas de la farándula creyó necesario aclarar que el partido político que llevó a Ilona Staller, llamada Cicciolina, a ocupar una banca como diputada de la República de Italia (Partido Radical) nada tiene en común con el centenario Partido Radical creado por el mítico Leandro Nicéforo Alem, hoy de capa caída en Argentina.

Un periodista especialista en temas de la farándula creyó necesario aclarar que el partido político que llevó a Ilona Staller, llamada Cicciolina, a ocupar una banca como diputada de la República de Italia (Partido Radical) nada tiene en común con el centenario Partido Radical creado por el mítico Leandro Nicéforo Alem, hoy de capa caída en Argentina. Cuando hablamos de Galicia Global, ¿habrá que aclarar que no nos referimos al concepto de globalización liberal que intenta convertir a los seres humanos en potenciales esclavos laborales y consumidores de un único mercado, con desprecio por los recursos naturales y la identidad de los pueblos? Tal vez sea necesario. En definitiva, las escasas palabras utilizadas por las nuevas generaciones para comunicarse vía celular o Internet, pierden parte de su significado original en el proceso de mimetización que propugna la dichosa globalización.
Quieren masificarnos, imponernos modelos, vendernos desde un país como Estados Unidos de Norteamérica dietas “mediterráneas”. En reciente reportaje a integrantes de tribus urbanas que pululan por Buenos Aires imitando a otros grupos foráneos, los autodenominados góticos, visuales, darks, satanistas, neopunkies,emos; chicos y chicas vestidos de negro, con estéticas exteriores similares, todos los entrevistados aseguran no seguir una moda, que su vestimenta “expresa dolor, lo injusto de la vida”. Les vendieron un modelo, y lo compraron como compran remeras y gorras con la imagen del Che Guevara sin saber qué representa, qué hizo, quién fue, quién es.
Nosotros, que nacimos en pequeños pueblos donde las viudas de muertos y vivos trabajaban la tierra, amasaban el pan de cada día y cosechaban, todas vestidas de negro, sabemos lo que es “expresar dolor” de verdad, sin poses.
Cuando hablamos, entonces, de una Galicia sin fronteras, hogar de todos los gallegos que habitan el territorio de la Comunidad Autónoma y los que están ‘espallados’ por el mundo, Galicia Global, estamos hablando de respeto a los pueblos y las personas, de acuerdo a un concepto que tenía que haber cambiado la relación entre las naciones y las personas desde el hecho simbólico que representó la toma de la Bastilla: libertad, dignidad, solidaridad. ¡Tan simple y casi quimérico!
Otero Pedrayo escribió en 1931 que “Galeguidade quer decire a compreta e armoniosa eisaltación dos valores galegos, do mundo enteiro e do mundo qu‚eles compoñen por orixe, naturaza e arela, coincidente coa psique superior e irmán do mundo occidental”.
Occidental y Cristiano, diría con romanticismo y cierta picardía de ‘Caballero Andante’ nuestro Álvaro Cunqueiro.
Lo cierto es que nuestra identidad nacional se proyecta naturalmente en ámbitos transnacionales debido al peso de la masiva emigración ocurrida hasta 1960, y al hecho innegable de que la patria está donde está su cultura, la identidad cultural no depende de caprichosas fronteras políticas sino de las personas. Es la voluntad personal, los vínculos familiares, lo que forja fuertes lazos de pertenencia. Como resume magistralmente el profesor Camilo Valdehorras en la nota editorial de RenovaGalicia Nº 2: “Galiza desgaleguizouse coa emigración, pero o mundo galeguizouse cos nosos emigrantes”. Los descendientes, de mantener viva nuestra cultura en los países de acogida, garantizan la presencia de Galicia allí donde se encuentren. Aprovechar este potencial, manteniendo un camino de doble mano entre Galicia y Galicia Exterior para intercambios culturales, económicos o turísticos, es asignatura pendiente, para el gobierno autonómico, intelectuales y profesionales, y emigrantes en general que deben luchar por sus derechos en tanto ciudadanos que, teniendo un país, viven fuera de él.
Y elaboran en sus cocinas verdaderos platos “mediterráneos” ‘o xeito da aboa’ sin leer ningún libro traducido del inglés.


Ingredientes-Atún con tomate: 1 Kg. de atún en postas de 2 cms./ 1 Kg. de tomates maduros/ 2 cebollas/ 2 morrones rojos/ 24 aceitunas verdes sin carozo/ Harina c/n/ 4 cdas de aceite de oliva/ Sal/ Pimienta.
Preparación: Lavar el pescado, sacarle la piel y secarlo. Cortar en trozos grandes y salpimentar. Pasar por harina y dorar en la sartén con el aceite de oliva, sin que llegue a cocerse. Poner sobre papel absorbente y colocar en una cazuela. Picar las cebollas y los morrones. Pelar los tomates, y picarlos. Rehogar la cebolla y los morrones, añadir un chorrito de vino para que se guisen bien. Incorporar los tomates, sazonar con sal y pimienta, añadir un poco de agua y dejar cocer media hora. Pasar por el colador chino y volcar sobre el pescado. Dejar cocer 15 minutos. Servir en la misma cazuela adornando con las aceitunas.

Restaurante Morriña se encuentra ubicado en el barrio de Palermo, Bs. As., calle Zapata 301, esquina Matienzo (altura Av. Cabildo al 300). Tlfno: 4771-0190. E-mail: [email protected]