Opinión

Cocina gallega

En un programa de la televisión mexicana, cierto conductor, con tono descalificador, mencionó que los peruanos descendían de los incas, los mexicanos de los aztecas, y los argentinos de los barcos.Seguramente este señor ignora que estaba parafraseando a Borges, y que prácticamente todos los pueblos del planeta conservan tradiciones sobre antepasados que llegaron en embarcaciones o, mágicamente, nacieron (como el Viracocha peruano) de las aguas.
En un programa de la televisión mexicana, cierto conductor, con tono descalificador, mencionó que los peruanos descendían de los incas, los mexicanos de los aztecas, y los argentinos de los barcos.
Seguramente este señor ignora que estaba parafraseando a Borges, y que prácticamente todos los pueblos del planeta conservan tradiciones sobre antepasados que llegaron en embarcaciones o, mágicamente, nacieron (como el Viracocha peruano) de las aguas. En estas leyendas el, o los, recién llegado/os (siempre sobrevivientes de algún cataclismo) se convierte (como el Heleno de los griegos, o el Nala mexicano) en iniciador de una nueva raza que instruye a sus descendientes en las artes, las ciencias y específicamente la agricultura. En el caso de Oanes, el mítico “iniciador venido de las aguas”, enseñó a los babilonios a construir astilleros como los de Ninive.
Precisamente los aztecas tenían, no una, sino varias leyendas que mencionaban a hombres blancos venidos del mar. Y la existencia de estas leyendas hablando del regreso de esos seres extraordinarios, de tez blanca, favoreció la conquista española de su territorio. Al bajar de fabulosas naves, recubiertos de metal y con armas que arrojaban fuego, fueron tomados como semidioses y pudieron, siendo muy pocos en número, dominar civilizaciones tan avanzadas cono la azteca y la incaica.
Paradójicamente, las etnias más primitivas son las que ofrecieron mayor resistencia a la invasión, y fue necesario su exterminio o la reubicación (el destierro) para doblegarlos.
Claro que las leyendas y tradiciones mencionadas pudieron tener una base real. Hoy, muchos historiadores, sin quitarle el merecido mérito, plantean que no fue Colón el primero en llegar a tierras americanas. Los vikingos de Eric el Rojo habrían llegado a este continente al que llamaron, curiosamente, Tierra del Vino. En la tradición euskera se dice que, por su antigua condición de balleneros, fueron los vascos al mando de Jaun de Echaide, quienes llegaron a las nuevas tierras en la Edad Media.
También se habla de los fenicios, y de ánforas romanas halladas en el mar cerca de São Paulo, Brasil. Hasta el estricto Menéndez y Pelayo desliza la posibilidad de que hubieran arribado antes que el veneciano (¿o gallego?) monjes budistas. Otros autores se refieren a monjes irlandeses. Y Miguel Aracil, investigador de la llamada parahistoria, directamente menciona a los egipcios (erróneamente tildados de pésimos navegantes). Este autor intuye que fueron ellos quienes enseñaron a los pueblos precolombinos el arte de momificar. Y refiere que en el siglo XVI se encontró, flotando en aguas Atlántidas cerca de Sudamérica una pequeña momia de claro origen egipcio.
En todo caso, el periodista mexicano mencionado al inicio de esta nota (de obvio apellido de origen hispano), puede quedarse tranquilo: todos descendemos de los barcos.
De los barcos (gracias a la hospitalidad del pueblo mexicano) descendieron muchos intelectuales y artistas españoles expulsados por la Guerra Civil para dar un fenomenal impulso a la actividad cultural del país que los acogió. De los barcos descendieron los millones de europeos que escapaban de las calamidades producidas por las dos Grandes Guerras. De los barcos descendieron los miles de gallegos expulsados de sus tierras por razones económicas o políticas.
En todo caso, no hay nada que pueda descalificar la epopeya que representó la emigración masiva de hombres y mujeres valientes, trabajadores que forjaron empresas y sentaron los cimientos del progreso de todos los países latinoamericanos. Aun a riesgo de ofrecer el sacrificio supremo: desarraigo, destierro definitivo.
Ingredientes-Cazuela de merluza con camarones: 1 Kg. de merluza/ 1/2 Kg. de papas hervidas/ 200 grs. de camarones/ 2 cebollas/ 2 yemas de huevo/ 2 vasos de vino/ 1/2 copa de coñac/ 2 dientes de ajo/ 1 hoja de laurel/ Perejil/ Sal/ Pimienta/ Aceite de oliva
Preparación: Limpiar la merluza y cortarla en postas de 3 cms. Picar las cebollas y los ajos, y rehogarlos en aceite. Añadir los camarones, dar unas vueltas y flambear con el coñac. Poner el pescado en una cazuela con el perejil picado, el laurel, la sal, la pimienta y el vino. Llevar al fuego, añadir el sofrito con los camarones, y dejar cocer 20 minutos. Distribuir el pescado en cada plato. Echar las yemas de huevo en la salsa, y revolver hasta que espese. Salsea y guarnecer con las papas hervidas espolvoreadas de perejil picado.

Restaurante Morriña se encuentra ubicado en el Barrio de Palermo, Bs. As., calle Zapata 301, esquina Matienzo (altura Av. Cabildo al 300) ˆ Telf.: 4771-0190 / E-Mail: manuelcorralvide@infovía.com.ar / Sábados Show de Gaitas, Panderetas y Cantareiras