Natural de Ponteceso, ya estuvo en 2008 en Galicia y dice que otra vez lo va a disfrutar

Mercedes Souto: “Añoré mucho mi tierra, después me acostumbré a Montevideo, pero me encanta venir acá”

Montevideo fue el lugar de acogida de la familia de Mercedes Souto Fariña. Allá se fue con 12 años junto a su madre y su hermana, de cuatro, al encuentro del padre que había emigrado con anterioridad. “Extrañé muchísimo, añoré mucho mi tierra”, confiesa. Pero con el tiempo se acostumbró al nuevo ambiente en el que le colocaron las circunstancias.

Mercedes Souto: “Añoré mucho mi tierra, después me acostumbré a Montevideo, pero me encanta venir acá”
Mercedes Souto
Mercedes Souto.

Montevideo fue el lugar de acogida de la familia de Mercedes Souto Fariña. Allá se fue con 12 años junto a su madre y su hermana, de cuatro, al encuentro del padre que había emigrado con anterioridad. “Extrañé muchísimo, añoré mucho mi tierra”, confiesa. Pero con el tiempo se acostumbró al nuevo ambiente en el que le colocaron las circunstancias.

“Tuve a mis hijos, a mis nietos”, dice, y eso parece que la consoló, pero Galicia siempre ha estado presente en su vida. En 2008 ya tuvo oportunidad de disfrutar de este programa de ‘Reencontros na Terra’ de la Secretaría Xeral de Emigración y visitar su lugar de origen, Ponteceso, para rememorar aquellos años de infancia que le acompañaron a lo largo de su vida.

“Fui a la aldea en la que nací, pero no conocí ni el camino; pasé por la casa de mis abuelos y no me di cuenta. Encontré todo muy distinto”, dice, y añade: “Fue una experiencia increíble, pasar por donde había vivido de chica y no conocer el lugar…fue increíble, no podía creerlo”. Y es que, desde aquel entonces “pasaron muchos años”, reconoce Mercedes, quien recuerda que cuando niña, los sábados iban a Ponteceso y los domingos, a Carballo.

“Carballo me encanta”, asegura, al igual que Vigo, donde también estuvo en 2008, y “A Coruña…ni te cuento; debe ser que soy de allí que me encanta”, dice Mercedes, quien apostilla: “Todas las partes de Galicia me enamoran”.

Tal vez por ello se vinculó al Centro Gallego de Montevideo y a la Casa de Galicia, donde canta y toca la pandereta. Pero eso pudo ser una vez alcanzada la edad de jubilación, porque “antes no podía”, confiesa.

Mercedes regentó, junto a su esposo y su madre, una panadería que los obligó a trabajar “muchísimas horas”. “Fue mucho sacrificio”, comenta, y añade: “No teníamos ni un sábado libre ni un domingo”. Pero no se arrepiente del trabajo realizado, porque “valió la pena”, asegura.

Hoy disfruta de sus hijos y de sus dos nietos (de 33 y 18 años) y estos días, de la estancia en Galicia, que se prolongará durante 15 días. “Me encanta venir acá”, “lo voy a disfrutar totalmente”, apostilla.

Una vez finalizado ese tiempo, regresará a Montevideo, porque sus tías ya no viven y no tiene a nadie de la familia en su aldea para permanecer más tiempo en Galicia.