LOS CANDIDATOS RECONOCEN FALTA DE APOYOS PARA SER INVESTIDOS EN LA SEGUNDA RONDA CON EL REY

El fracaso en las negociaciones obliga a repetir las elecciones generales el 26 de junio

Agotado el plazo para que los partidos consiguieran las adhesiones que les permitieran formar gobierno en España y tras una segunda ronda de conversaciones con el Rey, los españoles están llamados a votar de nuevo el 26 de junio, seis meses después de la cita electoral del pasado 20 de diciembre, que dejó un panorama político poco esclarecedor.

El fracaso en las negociaciones obliga a repetir las elecciones generales el 26 de junio

Agotado el plazo para que los partidos consiguieran las adhesiones que les permitieran formar gobierno en España y tras una segunda ronda de conversaciones con el Rey, los españoles están llamados a votar de nuevo el 26 de junio, seis meses después de la cita electoral del pasado 20 de diciembre, que dejó un panorama político poco esclarecedor.

La voluntad popular dio la victoria al PP, al que otorgó 123 escaños, aunque, en contra de lo ocurrido cuatro años antes, le negó la mayoría suficiente para gobernar en solitario y le obligó a buscar acuerdos con otras fuerzas políticas para intentar investir a su líder, Mariano Rajoy.

La llamada al diálogo a las denominadas fuerzas constitucionalistas –PSOE y Ciudadanos– con la intención de realizar reformas dentro de lo establecido en la Carta Magna, fue infructuosa para el PP, ya que la negativa del socialista Pedro Sánchez a dialogar con el partido de los “recortes” y la “austeridad” la hizo inviable.

Carentes los populares de otras simpatías en el hemiciclo para alcanzar acuerdos que le permitieran mantenerse otra legislatura en La Moncloa, Mariano Rajoy apostó por el inmovilismo e incluso se negó a recoger el guante que le lanzó el Rey en la primera ronda de contactos con los partidos con representación en la Cámara para tratar de alcanzar la investidura.

Pedro Sánchez, que obtuvo 90 diputados, lo intentó y llegó a firmar un acuerdo programático con Ciudadanos con la intención de escenificar en el panorama político un potencial que le negaron las urnas, ya que, entre ambos, solo conseguían aunar 130 diputados de los 176 en que está fijada la mayoría absoluta. Pero el acuerdo con el partido de Rivera hizo a los socialistas incompatibles con las aspiraciones de Podemos, el otro partido con posibilidades de garantizar la investidura de Sánchez y que proponía un cambio de rumbo en las políticas a aplicar en España.

Sánchez se convirtió así en el primer líder en fracasar en su objetivo de ser investido presidente después de que Pablo Iglesias, que tenía el respaldo de 69 diputados (incluidos los de Comprís, En Marea y En Comú Podem), le propusiera un Gobierno compartido en el que él mismo se erigió como vicepresidente, y le marcó unas exigencias que excluían a Ciudadanos de las negociaciones. Le imponía hasta seis ministerios y el control de RTVE y se negaba a aparcar su reivindicación de convocar un referéndum en Cataluña que permitiera al pueblo expresarse libremente respecto a su vinculación con el resto de España.

Ni las reuniones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias consiguieron en este tiempo limar diferencias insalvables entre ambos partidos, pese a estar convencidos los dos de la necesidad de apartar a Mariano Rajoy de La Moncloa. Tampoco la propuesta de Compromís, lo que se conoce como el ‘Pacto de El Pardo’, dada a conocer cuando ya se estaba agotando el tiempo para las negociaciones, logró el pretendido acercamiento entre el PSOE y las llamadas fuerzas emergentes de izquierda.

Después de una segunda ronda de contactos con el monarca, y ante el reconocimiento de los líderes de la falta de los apoyos necesarios para alcanzar la investidura, los pronósticos más pesimistas se cumplieron y los medios de comunicación hablan de fracaso en las negociaciones. Basándose en las encuestas, también se muestran reacios a creer que la nueva convocatoria electoral –que supondrá una inversión de casi 200 millones de euros– contribuya a despejar el panorama político en España.

No obstante, la estrategia parece que le ha salido bien a Mariano Rajoy, al menos en primera instancia, ya que el fracaso de Sánchez sitúa a éste como perdedor de unas negociaciones que Rajoy ya había augurado que no conducían a ningún puerto.

Superadas las incógnitas en su partido para repetir como candidato a la presidencia, Sánchez reconoce ahora algunos errores cometidos en campaña electoral. Principalmente, el haber tachado de “indecente” al candidato popular en el debate televisado.

Albert Rivera parece que sale como el mejor parado de este proceso, según las encuestas, que, en algunos casos, auguran una previsible mayoría absoluta entre el PP y Ciudadanos.

Por su parte, Pablo Iglesias, de quien se dice que aspira a desbancar al PSOE de la segunda plaza, se apresuró a aclarar en las últimas horas que su ambición va más allá y que su objetivo se centra ahora en ganar al PP para introducir en España los cambios que, dice, reclaman los votantes.